LA SANTA COMUNION
(Comunión con El, y unos con otros, 1Jn.1:5, al 2:2).
La Santa Comunión esta basada en la Luz Admirable, y la luz Admirable es Dios, en él no hay ninguna tiniebla, mudanza, ni sombra de variación. (vs.5,
Stg.1.17).
Dios es Santo y perfecto tal es su revelación, de allí parte la gran importancia de la enseñanza para la humanidad, y en especial para los creyentes.
Hoy hablaremos de esta lección referente a la Santa Comunión, lección que fue y es dada por Jesús, sus Apóstoles y sus siervos.
La Biblia dice: “Este es el mensaje que hemos oído de él” “Y os anunciamos”.
A esto también se refiere, Ef.2.20-22, cuando dice: “Edificados sobre el fundamento de los Apóstoles y Profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor, en quien vosotros sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu”.
Esta verdad enseñada por la revelación divina, no debemos evadirla menos omitirla.
Hoy debemos asegurar o corregir esta vivencia de la Santa Comunión, al margen de nuestra expresión “Si decimos” revelada en este pasaje de ,1Jn.1.5 al 2:2.
I. SI DECIMOS QUE TENEMOS COMUNION CON EL. (vs.6, 7).
· Debemos andar correctamente.
“Andar en luz”.
La Biblia dice, que somos luz, y debemos expresar esa luz (buena conducta) delante de los hombres, para que vea vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. (Mt.5.14-16).
· Debemos practicar la verdad (la P de D). “Como el está en luz”.
Lo que a Dios le hace veraz es su Palabra. (Nm.23.19, Sal.138.2, Jn.3.33).
El testimonio resplandeciente de Dios es su Palabra, y su Palabra es como lámpara y lumbrera. (Sal.119.105).
Debemos de vivir o caminar bajo la disposición de esta verdad.
· Debemos estar unidos entre nosotros.
“Tener comunión unos con otros”.
La comunión es el vinculo de la unidad, echo que debemos vivirlo, porque la Biblia dice: “Todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”. (Gá.3:28).
La unidad es la vida de Dios y el propósito de su gracia, es ella la cúspide, o el centro de la luz, por lo cual el mundo debe creer la verdad de Dios en nosotros. (Jn.17:20,21).
· Todo lo dicho en buena actitud, es prueba de que andamos con Jesús.
La vida en constante compañía con él, trae como efecto la limpieza permanente de nuestros pecados por su sangre, así se cumple esta verdad: “Y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”.
Si así no fuera nuestra manera de vivir andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad.
II. SI DECIMOS QUE NO TENEMOS PECADO. (vs.8, 9).
· Estamos falseando la verdad.
Nadie que camine en la luz revelada por Dios, puede dejar de reconocer su pecado o su infracción para con Dios y su prójimo.
· El Espíritu Santo hace una obra maravillosa.
El nos llevará siempre a la convicción de nuestro pecado, para luego reconocer y recordar que no debemos vivir sumergidos o naufragando en el lodo cenagoso del pecado.
Jn.16:8, Ef.4:26, 30, dice: “El convencerá al mundo de pecado” “Airaos pero no pequéis, no se ponga el sol sobre vuestro enojo” “No contristéis al Espíritu de Dios”.
· Si alguno hemos pecado, debemos salir inmediatamente del mismo.
Para eso está escrito “si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1Jn.1:9).
III. SI DECIMOS QUE NO HEMOS PECADO. (vs.10).
“Le hacemos a él mentiroso”
· Culpamos a Dios.
- El hombre sin Cristo debe reconocer su condición adámica (origen de pecado).
Ro.5:12. “Por tanto como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”.
Ro.3:23. “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”.
- El hombre con Cristo debe saber que su perfección se va dando a través del tiempo, y debe reconocer su pecado de imperfección, hecho que no debe ser una practica constante, sino un accidente.
“Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él, y no puede pecar, porque es nacido de Dios”. (1Jn.3:9).
· Esto no es perfeccionismo.
De otra manera habría contradicción, según, 1Jn.1:8,9.
Juan no dice que los cristianos sean incapaces de cometer un acto pecaminoso ocasional; sino no diría lo que dice, 1Jn.1:8-10,2:1. “Si confesamos nuestros pecados……………..,Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”.
Lo que Juan dice, es que los hijos de Dios no se caracterizan por una actitud de desprecio a la ley (1Jn.3:4), debilidad que conduce a una práctica pecaminosa habitual
El pecado es algo natural a los hijos del diablo “Porque el peca desde el principio” (Jn.8:44); pero ello no es natural a todo aquel que es nacido de Dios, quien no puede pecar sin que el Espíritu le reconvenga.
Entonces podríamos decir que hay una diferencia entre los hijos de Dios y los que no lo son.
· Si decimos que no hemos pecado.
Seguramente no conocemos la Palabra de Dios, oh andamos en rebelión, su palabra no está en nosotros.
La ignorancia a la Palabra de Dios, nos hace hablar cualesquier cosa y andar como se nos venga en gana.
La rebelión nos impide el camino a la humildad, y dejamos de ver y reconocer nuestra condición de pecado y así desechamos la Palabra de Dios.
CONCLUSIÓN:
Si decimos: “Que tenemos comunión con él” (andemos en luz).
“Que no tenemos pecado” (Tengamos cuidado).
“Que no hemos pecado” (veamos el pasado).
Debemos asegurarnos de la Santa Comunión, ya que es una constante relación vertical con Dios, y horizontal entre los cristianos, y lo más que se pueda con todos. (Ro.12:18 dice, “Si es posible en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres”).
Cualesquier tropiezo en el camino no nos debe entretener, ni acobardar, para eso murió Jesús.
El es nuestro abogado.
El es nuestra propiciación (sacrificio por el pecado).
Recordemos que el sacrificio de Cristo, no solamente fue por nuestros pecados, quienes estamos en el camino, sino también por los de todo el mundo, “Quienes están invitados venir a él”. Dios les bendiga.
Jorsaaleza
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