PRUEBAME Y Verás
Mal.3:8-11.
Pruébame y verás, son
palabras muy comunes en el ámbito de los negocios e intercambios de la vida,
sin embargo los resultados solo se darán después de la experiencia u operación
que se adquiere por la práctica, mejor dicho, aquella operación que se hace
para averiguar la exactitud de otra ya hecha.
El gran desafío de prosperidad
que Dios le hace al hombre, es a través de su gran competidor dinero, pues la
Biblia dice: Ninguno puede
servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al
uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas
(Mt.6:24).
Y sobre este objeto o elemento (Dinero-Diezmos) Dios le dice a su pueblo
“Probadme ahora en esto”, y a la vez le expresa su buena voluntad para su
correcta prosperidad.
Para tener una mejor certeza sobre el asunto describiremos algunos versos
arraigados en las Sagradas Escrituras, las mismas que dicen:
1.
¿Robará el hombre a Dios? vs.8.
“¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me
habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y
ofrendas”
Evadir la práctica de esta verdad, vuestros diezmos y
ofrendas, es hacer lo mismo que aquellos a los cuales Dios se dirige: Dios no
puede ser burlado, ni engañado por los hombres (Gá.6:7).Dios dice: Pues
vosotros me habéis robado.
El hombre siempre trata de escapar a su responsabilidad y
de reconocer sus faltas, puede estar adormecido en su corazón y decir: ¿En qué
te hemos robado? Aquí la respuesta es clara y contundente: “En vuestros diezmos
y ofrendas”.
Entonces todos aquellos que retienen el diezmo y las
ofrendas le están robando a Dios, y esto es un pecado.
Dios tratará de convencerte de tu pecado para que te
arrepientas y camines en libertad que es tu derecho.
En realidad negarse a Diezmar es robar a Dios y robarnos
a nosotros mismos, renunciando así a sus bendiciones.
2.
Malditos sois. vs.9.
“Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación
toda, me habéis robado”
La maldición es una consecuencia del pecado, y este puede
alcanzar a una persona, familia, pueblo, ciudad y nación toda.
Lo cierto es que cuando uno cesa de diezmar, está
violando la ley o la Palabra de Dios, y si uno viola la ley, entonces esta no
puede obrar a nuestro favor.
1Jn.3:4 dice: Todo aquel que comete pecado, infringe
también la ley; pues el pecado es infracción de la ley. (Ro.7:12,1Ti.1:8).
Infracción, violación y pecado son sinónimos, y estos se
cometen por desobediencia, la misma que trae como consecuencia maldición
(pobreza, enfermedad, desastres, inmundicias, etc.)
Así es que la maldición viene por causa de la
desobediencia, y esta (maldición) aquí, se manifiesta de la siguiente manera:
-
El
devorador destruirá el fruto de nuestra tierra (cosechas, bendiciones) y
vuestra vid será estéril (improductiva).Mal.3:11.
-
Seréis
motivo de horror y serviréis de refrán y de burla. Dt.28:37.
-
Sembrareis
mucho y recogeréis poco.
-
Comeréis
y no os saciareis.
-
Beberéis
y no quedareis satisfechos.
-
Vestiréis
y os calentareis.
-
Y el pago
de su salario lo recibiréis en saco roto. Hag.1:6.
Mucha gente está incapacitada por su propia pobreza, y
esta a menudo es causada por su desobediencia a la Palabra de Dios.
La desobediencia se manifiesta de muchas maneras, una de
ellas es dejar de diezmar o robarle a Dios; de lo cual Dios dice: No hurtarás o
robarás (Ex.20:15).
Infringir este mandamiento es pecado (1Jn.3:4) y ya lo
hemos dicho que el pecado trae maldición.
El Señor nuestro Dios a puesto delante de nosotros la
bendición y la maldición, y somos nosotros los que debemos escoger una de
ellas; la decisión está en cada uno de nosotros. (Dt.11:26-28. He aquí yo pongo
hoy delante de vosotros la bendición y la maldición: 27la
bendición, si oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, que yo os
prescribo hoy, 28y la maldición, si no oyereis los mandamientos de
Jehová vuestro Dios, y os apartareis del camino que yo os ordeno hoy, para ir
en pos de dioses ajenos que no habéis conocido).
-
Si es la
maldición significaría desobedecer al Señor, leer. Dt.15-45.
-
Si es la
bendición significaría obedecer al Señor, leer. Dt.28:1-14.
3.
Traed todos los diezmos al alfolí. vs.10.
“Traed todos los diezmos al alfolí”
Nada hará que un creyente sabio deje de ofrendar y
diezmar; pero jamás diezmar u ofrendará simplemente con el objetivo de obtener
algo interesadamente.
Esta acción de llevar los diezmos al alfolí (tesorería)
procede de la obediencia a la Palabra de Dios, y Dios siempre recompensa la
obediencia.
La obediencia a este mandamiento (Diezmar y ofrendar) es
fenomenal; sin embargo, debe hacerse con legitimidad (2Ti.2:5.Y también el que
lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente).
El creyente fiel debe saber que los diezmos no pueden
llevarse a cualquier lugar, ni siquiera a cualquier congregación; tienen que
ser depositados en el alfolí de la congregación en donde usted es miembro o
asiste con regularidad.
Las doce tribus de Israel es un gran ejemplo de
disciplina familiar o congregacional. Jamás encontramos en las escrituras que
una persona o familia cambiaria caprichosamente de tribu, al contrario ellos la
amaban y estaban aun dispuestos a dar su propia vida por ella; del mismo modo
cada miembro de su congregación debe tener ese espíritu de fidelidad y luchar
por engrandecer la obra de Dios, esto incluye fidelidad con sus diezmos y
ofrendas a la congregación en la cual es miembro, porque allí se alimenta de la
Palabra de Dios, y es una orden divina (Dt.12:5-8,17,18,14:23-26,26:1-4.Aunque
estos versos se refieren a Jerusalén, para nosotros solo pueden ser nuestra congregación).
(La ley del altar en Éxodo 20:24–26 presupone diversos
santuarios en Israel, pero la centralización del culto presupone un santuario
único donde Dios debe ser adorado. La selección de Jerusalén como el lugar
donde el santuario central iba a ser edificado sucedió por causa de la
asociación de la ciudad con David y por causa del pacto que Jehovah había hecho
con él (2 Sam. 7). El templo en el monte Sion fue el lugar específico que Dios
seleccionó para manifestar su nombre y establecer su residencia en Israel. Por
esta razón, el templo de Jehovah en Jerusalén fue declarado el lugar donde el
verdadero culto a Jehova ocurre. Comentario Bíblico Mundo Hispano tomo 3
pag.412).
4.
Y halla alimento en mi casa. vs.10.
“ Y haya alimento en mi casa”
Dios siempre se ha preocupado por su casa de oración por
ser de mucha importancia.
Cuando el pueblo de Israel salió de Egipto, he iba en
camino por el desierto, Dios ordenó a Moisés que dejara al pueblo que trajesen
sus ofrendas para la construcción del tabernáculo, y que la tomará de todo
varón generoso y que la diera de voluntad de corazón (Ex.25:1, 2,35:4,5).Las
ofrendas fueron tan abundantes que Moisés ordenó que no se trajesen más
ofrendas (Ex.36:6) De esa manera hubo abundante provisión para el tabernáculo
(casa de Dios).
Nehemías tuvo que corregir la deficiencia de alimentación
para la casa de Dios; ya que los que servían en el culto (Sacerdotes, levitas,
etc.) habían vuelto a sus heredades o tierras; esta corrección hizo que se
restableciera el culto o servicio a Dios en el templo y hubiera alimento en su
casa (Neh.13:10-14).
En la casa de Dios no debe faltar alimento, ni
espiritual, ni material; el disfrute de ello es una demostración que el pueblo
lleva una vida en comunión con Dios. Es esa comunión la que les permite cumplir
sus responsabilidades ante Dios y gozar de solvencia mancomunada.
Nuestra vida depende de esas dos cosas; no se puede vivir
solo con lo material, también se necesita lo espiritual (Mt.4:4).
Cuando el pueblo disfruta de esta doble alimentación,
será sano y no dejará de cumplir su responsabilidad; y la alimentación en la
casa de Dios será abundante y prospera, y de gran alcance para todo el reino,
todos los hijos de Dios, todos los que sirven a Dios en el culto o ministerio
de la Palabra, y aun para el servicio de extraños, viudas y huérfanos
(Dt.14:22-29).
Cuando no falta alimento en la casa de Dios, las vidas
crecen o maduran espiritualmente y la obra de Dios avanza en su grandeza al
cumplimento de la misión en este corto tiempo final.
No olvide, la abundancia o prosperidad alimenticia
será indefectible si usted diezma
indefectiblemente de todo lo que Dios le provee o bendice y lleva al alfolí del
lugar que Jehová Dios a indicado u ordenado, su casa.
5.
Probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos.
vs.10.
“Y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos”
El desafío o llamado a esta experiencia, que en realidad
todos la desean, la hace Dios, y somos nosotros los que tenemos que decidir
obedientemente con amor y buena voluntad si es que deseamos gozar de esa
experiencia prospera en el área de las finanzas, medio importante para
sobrevivir y cumplir la misión.
La acción de probadle a Dios debe proceder del amor que
se expresa por la obediencia y no de la curiosidad de recibir algo simplemente
por interés; solo así podremos experimentar las ventanas de los cielos abiertos
y recibir la sobreabundante bendición santa de Dios la misma que no añade
tristeza con ella (Pr.10:22).
Vale la pena expresar que así como la maldición viene por
causa de nuestro pecado “Robar a Dios”; también la bendición viene por nuestra
obediencia amorosa y voluntaria de un corazón entregado a su Señor y a su
causa, que como efecto o resultado:
-
Dios nos
abrirá las ventanas de los cielos y derramará sobre nosotros bendición hasta que sobreabunde.
-
El
devorador será reprendido de nuestras propiedades e inversiones.
-
Nuestra
nación será bienaventurada, porque será encantadora.
-
Seremos
escritos en el libro de las memorias divinas.
-
Seremos
perdonados de nuestras faltas y seremos su especial tesoro.
-
La
diferencia será notoria. Mal.3:10, 11,16-18.
-
Estaremos
por cabeza y no por cola, encima y no abajo. Dt.28:1-13,14.
-
Prestarás
a muchos, más tú no tomarás prestado. Dt.15:6.
-
Sembraremos
generosamente y cosecharemos abundantemente. 2Co.9:6.
Amigo y hermano no hay otra cosa que hacer, seguir
obedeciendo u obedecer, esto también significaría arrepentimiento o cambio de
actitud “no robar”; así quitaremos la maldición de la miseria y escases, y en
vez de ello vendrá abundancia de bendiciones.
Obedezcamos a Dios siendo fieles con nuestros diezmos y
ofrendad depositándolos en el alfolí de la iglesia o congregación en donde
somos miembros y nos alimentamos o congregamos; de esta manera no faltará
alimento en la casa de Dios, esto hará que tampoco falte alimento en nuestra
propia casa.
La actitud de diezmar debe enseñarnos a reconocer y
recordar que nuestra prosperidad no se debe a nuestro propio quehacer si no al
obrar de Dios.Dt.8:11-18.
Jamás obraremos en obediencia a este mandato de la manera
correcta, si es que no nos damos primeramente al Señor (2Co.8:5). Esto es
sumamente importante porque solo así seremos impulsados a obedecer al Señor por
amor, generosamente y voluntariamente, acto sumamente agradable a nuestro Padre
y Dios.
No tengamos temor o miedo al dinero o ser bendecidos
financieramente, nuestros temor debe ser solo a Dios (Is.8:13), quien nos a
bendecido y bendecirá abundantemente y quien puede controlar nuestras vidas y
nuestras finanzas. Amén.
JORSAALEZA
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