LA CASA DE DIOS
(Hablaremos del templo físico, casa de Dios)
Hoy hablaremos de la importancia de la casa de Dios, que tiene un propósito específico: “Adorar a Dios”, y esto también precisa aprender susceptiblemente (Capaz de recibir modificación, oh impresión) de manera concreta, activa y perceptible (Que se puede percibir, recibir, notar oh ver).
El Señor Jesús lo demostró “Cuidando de ella” cuando dijo: “Quitad de aquí esto y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado”. Jn.2:16,17.
Así mismo al oír esto sus discípulos recordaron que está escrito: “El celo de tu casa me consume” Sal.69:9.
La demostración de este celo incluye “Adoración”, y el rey David uno de los grandes adoradores bíblicos dijo: “Dad a Jehová la gloria debida a su nombre, adorad a Jehová en la hermosura de la santidad” Sal.29:2.
Necesitamos adorar a Dios juntos y en armonía (Sal.133). A esto también se debe la exhortación de He.10:25. “No dejando de congregarnos como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos tanto más cuando veis que aquel día se acerca”.
La versión la palabra de Dios para todos dice: “Algunos están faltando a las reuniones, esto no está bien. Reunámonos para animarnos unos a otros y con mayor razón, ahora que vemos que se acerca el día”.
La V. Popular dice: “No dejemos de asistir a nuestras reuniones como hacen algunos, sino démonos animo unos a otros, y tanto más cuando vemos que el día del Señor se acerca”
Como ya lo dijimos, es en la casa de Dios oh en el templo donde debe suceder la exhortación masiva a continuar en: “Adorar juntos y en armonía”.
David refiriéndose a la casa de Dios como lugar especial para adorarlo dijo: “Una cosa he demandado a Jehová esta buscaré, que esté en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo” Sal.27:4.
También dijo: “Jehová la habitación de tu casa he amado, y el lugar de la morada de tu gloria” Sal.26:8. “Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar en la puerta de la casa de mi Dios, que habitar en la morada de maldad” Sal.84:10.
David no podía olvidar el momento crucial de enseñar y adorar multitudinariamente en la casa de Dios, y esto lo expresa diciendo: “Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mí, De cómo yo fui con la multitud, y la conduje hasta la casa de Dios, entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en fiesta” Sal.42:4.
Para David hombre conforme al corazón de Dios (1S.13:14, Hch.13:22), era una sublimidad que le dijeran: “A la casa de Jehová iremos” Sal.122:1. ¿Tú que dices?
Pablo aconsejando sobre la casa de Dios, le escribe a Timoteo diciendo: “Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, para que si tardo, sepas como debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna (sostiene) y baluarte (defiende) de la verdad” 1Tim.3:14,15.
Que importante es la casa de Dios, para que los templos vivientes adoren y se capaciten para defender y confirmar la verdad del evangelio.
Es en la casa de Dios donde podemos oír y capacitarnos con la palabra de Dios de manera especial dadas por sus ministros.
En Jer.18:1,2 encontramos la importancia del trabajo del alfarero en casa, cuando Dios le dice al profeta Jeremías: “Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras”
Dios es el alfarero y su casa es el templo (casa de oración y adoración), y como alfarero nos moldea a su manera, y es en su casa uno de los lugares que lo usa como recinto oh taller de transformación, restauración, etc., con la exposición de su Palabra. Jer.18:3-6, 2Ti.3:16,17.
Dios usa su palabra para moldearnos, ella es como fuego, como martillo que quebranta (labra) la piedra Jer.23:29.
La Palabra de Dios es medicina (Sal.107:20) es alimento (Mt.4:4) gozo y alegría del corazón (Jer.15:16), ella es eterna oh permanece para siempre (Sal.119:89, Is.40:8), ella hace su trabajo a perfección, convirtiéndonos en gente madura a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Ef.4:13).
En la casa de Dios, la exposición de la palabra de Dios será hecha de una manera especial por sus ministros a tal modo como dice: el Sal.119:130. “La exposición de tus palabras, hace entender a los simples”
Necesitamos entender que la casa de Dios (el templo de reunión) tiene un lugar especial en el proceso del reino al encuentro con Jesús.
Aquí es donde podemos aplicar con confianza congregacional lo que dice: Mt.18:20.
“Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. Así mismo, 2Cr.20:20. “Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros, creed a sus profetas y seréis prosperados”. Estas palabras deben ser tomadas descansando en el testimonio de la naturaleza de Dios, su carácter y las promesas divinas, de igual manera creyendo a aquellos hombres y mujeres consagradas que proclaman la Palabra de Dios cumpliendo las demandas de nuestro Señor.
De esa manera o del mismo modo hacer lo que Jesús y los apóstoles también hicieron, como dice: Lc.19:47. “Y Jesús enseñaba cada día en el templo”. Hch.2:42,46. “Perseveraban en la doctrina”. “Perseverando unánimes cada día en el templo”
El propósito en la casa de Dios, se hace más evidente para perfeccionar nuestras vidas en obediencia y asegurar nuestra eternidad (Jn.8:51). Así mismo los ministros son más confiables. (Ef.4:11,12).
Así mismo aseguramos con honestidad, humildad y armonía nuestra membrecía congregacional, que es parte del Cuerpo de Cristo.
Que importante es entender y hacer la diferencia del templo como casa de Dios y la iglesia como cuerpo de Cristo, pues la casa de Dios como templo es importante pero sin olvidar que más importante es la iglesia en sí, y es la iglesia viviente la que hace del templo o casa de Dios un lugar santo. Además es la iglesia viviente a la que Dios la llama fiel (Ap.3:7-13); y es la iglesia viviente la que refleja el amor a Dios, y el amor fraternal, hecho visible, que testifica que somos uno (Jn.17:21) y que somos seguidores de Cristo (Jn.13:34,35). (Filos = amor. Adelfos = hermanos)
Si somos santos necesitamos valorar la casa de Dios, el templo de reunión. Templo en donde se reúnen los santos que aman al Señor; y que es sabido que estos santos llevan en su corazón a Dios, sabiendo que de allí parte para decir que somos templo del Dios viviente (1Co.3:16,6:19).
Pero jamás olvide que un templo viviente puede vivir solo. Nos urge la necesaria armonía y la unidad perceptible. Así adoraremos y atraeremos las promesas del Señor: Bendición y vida eterna (Sal.133:1).
Recuerde: Se acabarán los templos de reunión, la predicación y la enseñanza, pero nunca la iglesia viviente y la adoración a nuestro buen Dios.
Así es que adorar a Dios juntos y en armonía en esta casa temporal de oración y, viviendo en santidad oh haciendo la voluntad de Dios, repercutirá en nuestra adoración por la eternidad.
Dios le bendiga
Pastor Jorge A Saavedra Lezama
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