martes, 18 de agosto de 2020

EL PODER DE NUESTRAS PALABRAS

 

EL PODER DE NUESTRAS PALABRAS

(Mt.12:33-37)

Las palabras tienen un principio, él corazón.

El corazón es el recipiente que albergan nuestras palabras, producto de lo que receptamos en el curso de la vida.

Por el origen de nuestra naturaleza adámica, nuestras palabras son frágiles e inestables y perversas. Muchas palabras pueden ser bonitas pero sus intenciones pueden ser malas.

Aunque la exactitud de las intenciones de las palabras las conoce solo Dios (Jer.17:9, 10, Sal.139:1-4,1Cr.28:9).También en cierto modo oh sentido, las palabras nos pueden revelar lo que hay en el corazón de una persona. Porque la biblia dice: “Porque de la abundancia del corazón habla la boca” Mt.12:34b.

Nuestras palabras tienen poder para justificarnos y para condenarnos. Mt.12:37.

Si entendemos lo que es justificar (Declarar a uno justo, probar algo con razones, bendecir) y condenar (Declarar culpable, incurrir, caer en error o culpa en pena eterna, maldecir).Fácilmente podemos determinar la opción para elegir nuestra manera de hablar, oh mejor dicho que palabras debemos hablar.

Ya que en el día del juicio (Dictamen oh sentencia) tendremos que dar cuentas oh explicación por cada una de las palabras ociosas oh inútiles que hemos hablado. Mt.12:36.

Amados hermanos y amigos, las palabras tienen poder y más de lo que pensamos. Vale la pena decir que ellas están operando, y también ejercen poder ejecutivo (Acciòn, acontecimiento) en nuestra vida cotidiana, por ello dice 1P.3:10. “Porque el que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios de hablar engaño” y Stg.3:9,10 dice: “Con ella bendecimos al Dios y Padre con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios – De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos esto no debe ser así”.

Nuestras palabras deben tener el principio de la fuente de bendición para bendecir.

1P.3:9 dice: “No devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición”.

De esta manera también podemos decir que así como por nuestras palabras seremos justificados oh condenados, también por nuestras palabras seremos bendecidos oh maldecidos, bendeciremos oh maldeciremos.

En la vida no hay lugar intermedio oh purgatorio, somos oh no somos, fríos oh calientes ¿Tibios para que? solo para ser vomitados. Ap.3:15,16.

Cuando entendamos el valor de las palabras y nos demos cuenta que palabras están saliendo de nuestra boca y de nuestros labios, de igual manera sus intenciones. Es posible que busquemos la excelencia; no del origen de nuestra naturaleza adamica, sino la excelencia del que dio origen a nuestra existencia.

Aquel que por la Palabra o por lo que dijo creo todas las cosas. Gn.1:1…Ap.4:11.

 

 

Esto nos llevará ha entender lo precioso y maravilloso que deben ser nuestras palabras; y en Joel 2:13, encontramos un buen camino oh indicación para empezar.

Hoy es el tiempo oportuno para cambiar nuestras palabras, pero debemos tener en cuenta y recordar que la única manera es cambiando el corazón, ya que es el recipiente de lo que alberga nuestro pasado, y esto solo lo hace Dios, y él mismo dice: “Ez.11:17-20.

Si cambiamos el corazón oh hemos cambiado el corazón, de seguro que también cambiaremos nuestras palabras y nuestras actitudes.

Lo primero que haremos cuando cambiamos el corazón es prestar atención a la Palabra de Dios, e inclinar nuestros oídos a sus razones, para eso se escribió: “Pr.4:20-24.

Sobre esta base nuestra boca hablará sabiduría y nuestra lengua hablará justicia.Sal.37:30. ¿Porque? porque la ley de Dios está en nuestro corazón. Sal.37:31.

Nuestro corazón rebozará palabra buena. Sal45:1.

“Ninguna palabra corrompida saldrá de nuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes, de tal manera que no entristezcamos al Espíritu Santo de Dios con el cual fuimos sellados para el día de la redención” Ef.4:29,30.

Guardaremos (memorizaremos) los dichos del Señor en nuestro corazón para no pecar contra él. Sal.119:11.Y seremos prontos para oir, tardos para hablar y tardos para airarnos. Stg.1:19.

Y si somos prontos para oír la Palabra de Dios, esta palabra hará que cambie nuestra manera de pensar, y si cambia nuestra manera de pensar también cambiará nuestra manera de hablar oh de vivir. Ro.12:2.

Es tiempo de reconocer esta verdad. Es tiempo de venir a Jesús para no tener a Dios simplemente cerca de nuestra boca y lejos de nuestro corazón. Jer.12:2b.

Jesús es el Camino a Dios el Padre. Jn.14:6. Deje que Dios le opere el corazón. Jer.32:39,40. Y fluya en vida abundante y palabras de bendición.

                             Dios le bendiga.

            Pastor Jorge Saavedra Lezama.

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