viernes, 21 de junio de 2013

LIBRO EL IDIOMA DE DIOS




LIBRO EL IDIOMA DE DIOS
 
Pastor:Jorge A Saavedra Lezama

EL MODELO DE FE A SEGUIR

Modelo es el patrón o ejemplo que enmarca algo a seguir, en este caso nos referimos al “MODELO DE FE”, acto que indica las Sagradas Escrituras de principio a fin.
Son las Escrituras las que se refieren a la fe como una virtud oriunda u original de Dios.
En el evangelio de San Marcos capitulo 11:22, dice “tened fe en Dios”, pero en los escritos originales dice “Tened la fe de Dios” y esto es sumamente acreditable porque las mismas Escrituras realzan el compartir de Dios, y autoriza las reglas que deben regir la fe.
La Biblia también esclarece por cierto el significado de la fe, ella dice: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (He.11:1).
En realidad la fe no es humana, es una providencia divina compartida y esto lo acreditaremos con algunos pasajes bíblicos:
Ro.12:3. “Digo,pues,por la gracia que me es dada,a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de si que el que debe tener, sino que piense de si con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno”.
1Co.12:7, 9,11. “Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho” (vs.7).
A otro, fe por el mismo Espíritu” (vs.9).
“Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como el quiere” (vs.11)
Ef.2:8. “La fe es un don de Dios”.
Los apóstoles dijeron “Señor auméntanos la fe” (Lc.17:5).
“Jesús oró por Pedro para que no le faltara la fe” (Lc.22:32).
La fe es la fuerza por la cual viven los hombres,y es de importancia capital no solo desde el punto de vista teológico, lo es también en el plano existencial(He.11:3).
La fe es reconocida como un elemento infalible para un hombre de Dios,el pueblo de Dios,la Iglesia
                                                                                                                              
de Dios, los creyentes en general, por ello debemos anhelarla o procurarla y hablar en
ese idioma, digo idioma porque es una manera de expresar, ya que Dios demanda para agradarle y ver respuesta bajo el control de su poder.
“Sin fe es imposible agradarle a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (He.11:6).                                                                                                                               
Continuemos para ver aquellos actos de la fe bajo el modelo bíblico, pero hoy extrayendo actitudes o expresiones exclusivas de Ro.4:17-25, para establecer lo que debemos seguir o saber en cuanto a ella.                                                                                                                       
1.   Hablemos el idioma de Dios (Ro.4:17).
La fe viene ha ser como un idioma y único en la existencia, por el cual Dios nos promete obrar o manifestarse en gran manera.
Es fácil de comprender esto, porque en el mundo hay miles de idiomas y dialectos, pero ninguno agrada y mueve la mano de Dios, si es que no están envueltos o actúan en fe.
La fe es el idioma por el cual Dios manifestó su poder creacional, es el idioma universal compartido para entender a Dios, agradarle y hacernos entender y así obrar sus maravillas.
Ro.4:17. “Como está escrito:Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios,a quien creyó, el cual da vida a los muertos,y llama las cosas que no son, como si fuesen”.
Cuando vemos el capitulo uno del libro de Génesis, en la creación encontramos la expresión o la palabra “Dijo Dios”, y se hizo, él creó y crea las cosas que aun no existen.
A esto dice He.11:3, “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la Palabra de Dios, de modo de lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”.
Esto es fe, ese idioma debemos hablar sus siervos, su pueblo “Llamar las cosas que no son como si fuesen”.
He.11:13, dice: “Conforme a la fe murieron todos estos, sin haber recibido lo prometido, sino mirando de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra”.

Que importante es la expresión de nuestras palabras y nuestras vidas para que obre el poder de la fe, pero esa fe inconmovible y efectiva como lo expresado: “Llamar las cosas que no son como si fuesen”. De allí aplicamos o podemos decir:   
2.    La fe que espera no desespera.(Ro.4:18).
Hay muchos que proclaman fe y dicen tener gran fe, pero cuando algo no sucede según sus sentimientos, o las cosas se ponen contrarias a lo que esperan, se les espuma la fe y caen al pozo de la desesperación.
Ro.4:18, dice, “Que Abraham creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia”.
Que importante las palabras “En esperanza” cuando todo funciona bien, “Contra esperanza” cuando sucede todo lo opuesto, adversidades, sufrimientos, necesidades, etc.
La fe mantendrá la paz y la calma con firmeza cuando las cosas van bien, pero también cuando sucede todo lo contrario, la fe es inmovible, no le ataranta nada ella siempre florece o sale a flote en cualesquier situación o circunstancia, la fe muere en su ley confiando o en confianza.                                                                                                                      
Debemos tener en mente y aprovechar los momentos difíciles “Contra esperanza” y sacarle el máximo provecho, como dice, Ro.5:3,4, “Y no solo en esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba, y la prueba esperanza”.
La fe de Abraham es inmortal, sus efectos siguen hoy en día (somos descendencia de esa fe), Abraham no se dejó amilanar por cualesquier circunstancia adversa, él vivió aquella fe que espera y no se desespera.
3.  El hombre de fe no se debilita.(Ro.4:19).
Cuando la fe es autentica en el hombre, ella mantiene una contextura de fortaleza, se conforta al margen de la misma Palabra de Dios (Ro.10:17), y no permite que ningún agente de la debilidad e incredulidad la afecte.
Ro.4:19, dice de Abraham, “Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara”.
Aunque Abraham fue afectado por la contrariedad en su propia

vida a la esperanza de su fe, siendo ya viejo y casi de cien años de edad, y Sara su mujer estéril y también de edad avanzada (Gn.11:30,18:11,21:5) y la muerte los alcanzaría pronto, con todo ello la fe de Abraham no se debilitó, para esperar el hijo de la promesa (Isaac, Gn.15:4,18:10,28:15), y la multitud de creyentes que vendrían después de él.
Dios honró a Abraham por esa fe inconmovible, fuerte y sana que se alimentó de las promesas de Dios (P.de Dios), haciéndolo el padre de la fe. (Gn.17:4, 5, Ro.4:17).
4.    El hombre de fe no duda.(Ro.4:20,21).
Cuando la fe de Dios se incorpora en un hombre y esta se conforta en la comunión y dirección del que la provee, ella se vuelve tan certera y convicta que no deja ni la menor oportunidad o brecha para que el virus de la duda e incredulidad, exprese su incertidumbre o ruina fatal.
Ro.4:20, 21, dice que Abraham “Tampoco dudó por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido”.
Abraham batalló y confortó su fe para que la duda no afecte su confianza en Dios y sus promesas, porque tenia muy en claro “Que el que duda es semejante a la ola del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra, y quien así hiciera no debe pensar que recibirá cosa alguna del Señor”. (Stg.1:6,7).
Abraham como hombre de fe que no cedió a la duda, nos da tres incentivos en estos versos, para acabar con la asechanza de la incertidumbre o incredulidad.                                                                                                                          
a.    Siempre cree en la promesas de Dios. (vs.20, 21).
Al que cree todo le es posible (Mr.9:23).
Pablo le dice a Timoteo “Por lo cual asimismo padezco esto, pero no me   avergüenzo, porque yo se a quien he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” (1Ti.1:12).
Los sufrimientos del apóstol no amilanaban su fe, porque estaba fundada en   Dios y en sus promesas, y eso le daba seguridad a su esperanza.
Creer es el antídoto de la duda e incredulidad.

b.    Siempre se fortalece en fe. (vs.20).
La firmeza y la fortaleza de un hombre de Dios, está en la fe que profesa y que vive.
Abraham se fortalecía en fe porque ejercía la virtud de darle la gloria a Dios (alabándole, agradeciéndole) como si lo estuviera viendo (He.11:13),
1Ts.5:18, dice: “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”.
Ef.5:19, 20, dice: “Hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones, dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”.
c.    Está convencido de que Dios cumplirá sus promesas. vs.21.
El hombre de fe está tan convencido y persuadido que ni la muerte lo acobarda en su fe. (He.11:13,36-40), “Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre, él nos guiará más allá de la muerte” (Sal48:14).
Tiene tanta seguridad, no por su alarde emocional, sino por su propia manera de vivir agradable a Dios, y sabe que todas las promesas que Dios  las da, son “Si” en Cristo, así que por medio de Cristo respondemos “Amén” para la gloria de Dios. (2Co.1:20), así mismo sabe que “fiel es el que os llama, él cual también lo hará” (1Ts.5:24).
5.    El hombre de fe está escrito y vive en los libros o corazón de Dios. (Ro.4:22-25).
La fe que resiste los embates de las contrariedades de la vida, es la fe que tiene resonancia en la eternidad, y se aquieta o acurruca en el corazón de Dios, sabe ella que de allí parte su justicia.
Ro.4:22- 25, dice: “Que a Abraham, su fe le fue contada por justicia, y no solamente con respecto a él se escribió que le fue contada, sino también con respecto a nosotros a quienes ha de ser contada, esto es, a los que creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro, el cual fue entregado por nuestras transgresiones y resucitado para nuestra justificación”.
A Abraham se le contó la fe por justicia, porque obró en obediencia a Dios (Stg.2:21,22).
  
La Biblia dice que Dios halló fiel el corazón de Abraham (Neh.9:7,8).
Un hombre de fe solo emana obediencia y fidelidad, ya que es la única manera de vivir en el ceno del Padre, o ser amado por él. (Jn.14:23).
Conclusión.
En esta lección ejemplar a través de la vida de Abraham encontramos hechos que deben afirmar y engrandecer nuestra fe, hablando el idioma de Dios y sacudiéndonos de toda plaga de desesperación, incredulidad y debilidad, asegurando así nuestras vidas en las manos del Dios Todopoderoso.
La fe o idioma de Dios es convicción, seguridad (He.11:1) autoridad (Mt.17:6), podríamos decir con mucha libertad y humildad, no olvidemos esto y sigamos ejercitando este ejemplo para crecer en fe o ser gigantes en la fe.

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