LIBRO EL IDIOMA DE DIOS
Pastor:Jorge A Saavedra Lezama
EL MODELO DE FE A SEGUIR
Modelo es el patrón o
ejemplo que enmarca algo a seguir, en este caso nos referimos al “MODELO DE FE”, acto que indica las
Sagradas Escrituras de principio a fin.
Son las Escrituras
las que se refieren a la fe como una virtud oriunda u original de Dios.
En el evangelio de
San Marcos capitulo 11:22, dice “tened
fe en Dios”, pero en los escritos originales dice “Tened la fe de Dios” y esto es sumamente acreditable porque las
mismas Escrituras realzan el compartir de Dios, y autoriza las reglas que deben
regir la fe.
La Biblia también esclarece
por cierto el significado de la fe, ella dice: “Es, pues, la fe la certeza de
lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (He.11:1).
En realidad la fe no
es humana, es una providencia divina compartida y esto lo acreditaremos con
algunos pasajes bíblicos:
Ro.12:3. “Digo,pues,por la
gracia que me es dada,a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más
alto concepto de si que el que debe tener, sino que piense de si con cordura,
conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno”.
1Co.12:7, 9,11. “Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para
provecho” (vs.7).
“A otro, fe
por el mismo Espíritu” (vs.9).
“Pero todas estas
cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en
particular como el quiere” (vs.11)
Ef.2:8. “La fe es un don
de Dios”.
Los apóstoles dijeron
“Señor auméntanos la fe” (Lc.17:5).
“Jesús oró por Pedro
para que no le faltara la fe” (Lc.22:32).
La fe es la fuerza
por la cual viven los hombres,y es de importancia capital no solo desde el
punto de vista teológico, lo es también en el plano existencial(He.11:3).
La fe es reconocida
como un elemento infalible para un hombre de Dios,el pueblo de Dios,la Iglesia
de Dios, los creyentes en general, por ello debemos anhelarla
o procurarla y hablar en
ese idioma, digo
idioma porque es una manera de expresar, ya que Dios demanda para agradarle y
ver respuesta bajo el control de su poder.
“Sin fe es imposible
agradarle a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le
hay, y que es galardonador de los que le buscan” (He.11:6).
Continuemos para ver
aquellos actos de la fe bajo el modelo bíblico, pero hoy extrayendo actitudes o
expresiones exclusivas de Ro.4:17-25,
para establecer lo que debemos seguir o saber en cuanto a ella.
1. Hablemos el idioma de Dios (Ro.4:17).
La fe viene ha ser
como un idioma y único en la existencia, por el cual Dios nos promete obrar o
manifestarse en gran manera.
Es fácil de
comprender esto, porque en el mundo hay miles de idiomas y dialectos, pero
ninguno agrada y mueve la mano de Dios, si es que no están envueltos o actúan
en fe.
La fe es el idioma
por el cual Dios manifestó su poder creacional, es el idioma universal
compartido para entender a Dios, agradarle y hacernos entender y así obrar sus
maravillas.
Ro.4:17. “Como está
escrito:Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios,a quien creyó,
el cual da vida a los muertos,y llama las cosas que no son, como si
fuesen”.
Cuando vemos el
capitulo uno del libro de Génesis, en la creación encontramos la expresión o la
palabra “Dijo Dios”, y se hizo, él
creó y crea las cosas que aun no existen.
A esto dice He.11:3,
“Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la Palabra de Dios, de modo
de lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”.
Esto es fe, ese idioma
debemos hablar sus siervos, su pueblo “Llamar
las cosas que no son como si fuesen”.
He.11:13, dice: “Conforme a
la fe murieron todos estos, sin haber recibido lo prometido, sino mirando de
lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y
peregrinos sobre la tierra”.
Que importante es la
expresión de nuestras palabras y nuestras vidas para que obre el poder de la
fe, pero esa fe inconmovible y efectiva como lo expresado: “Llamar las cosas que no son como si fuesen”. De allí aplicamos o
podemos decir:
2. La fe que espera no desespera.(Ro.4:18).
Hay muchos que
proclaman fe y dicen tener gran fe, pero cuando algo no sucede según sus
sentimientos, o las cosas se ponen contrarias a lo que esperan, se les espuma
la fe y caen al pozo de la desesperación.
Ro.4:18, dice, “Que Abraham
creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes,
conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia”.
Que importante las
palabras “En esperanza” cuando todo
funciona bien, “Contra esperanza”
cuando sucede todo lo opuesto, adversidades, sufrimientos, necesidades, etc.
La fe mantendrá la
paz y la calma con firmeza cuando las cosas van bien, pero también cuando
sucede todo lo contrario, la fe es inmovible, no le ataranta nada ella siempre
florece o sale a flote en cualesquier situación o circunstancia, la fe muere en
su ley confiando o en confianza.
Debemos tener en
mente y aprovechar los momentos difíciles “Contra
esperanza” y sacarle el máximo provecho, como dice, Ro.5:3,4, “Y no solo en esto, sino que también nos gloriamos en las
tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia,
prueba, y la prueba esperanza”.
La fe de Abraham es
inmortal, sus efectos siguen hoy en día (somos descendencia de esa fe), Abraham
no se dejó amilanar por cualesquier circunstancia adversa, él vivió aquella fe
que espera y no se desespera.
3. El hombre
de fe no se debilita.(Ro.4:19).
Cuando la fe es
autentica en el hombre, ella mantiene una contextura de fortaleza, se conforta
al margen de la misma Palabra de Dios (Ro.10:17), y no permite que ningún
agente de la debilidad e incredulidad la afecte.
Ro.4:19, dice de Abraham, “Y
no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto
(siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara”.
Aunque Abraham fue
afectado por la contrariedad en su propia
vida a la esperanza
de su fe, siendo ya viejo y casi de cien años de edad, y Sara su mujer estéril
y también de edad avanzada (Gn.11:30,18:11,21:5) y la muerte los alcanzaría
pronto, con todo ello la fe de Abraham no se debilitó, para esperar el hijo de
la promesa (Isaac, Gn.15:4,18:10,28:15), y la multitud de creyentes que
vendrían después de él.
Dios honró a Abraham
por esa fe inconmovible, fuerte y sana que se alimentó de las promesas de Dios
(P.de Dios), haciéndolo el padre de la fe. (Gn.17:4, 5, Ro.4:17).
4. El hombre de fe no duda.(Ro.4:20,21).
Cuando la fe de Dios
se incorpora en un hombre y esta se conforta en la comunión y dirección del que
la provee, ella se vuelve tan certera y convicta que no deja ni la menor
oportunidad o brecha para que el virus de la duda e incredulidad, exprese su
incertidumbre o ruina fatal.
Ro.4:20, 21, dice que Abraham “Tampoco
dudó por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe,
dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para
hacer todo lo que había prometido”.
Abraham batalló y
confortó su fe para que la duda no afecte su confianza en Dios y sus promesas,
porque tenia muy en claro “Que el que duda es semejante a la ola del mar, que
es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra, y quien así hiciera
no debe pensar que recibirá cosa alguna del Señor”. (Stg.1:6,7).
Abraham como hombre
de fe que no cedió a la duda, nos da tres incentivos en estos versos, para
acabar con la asechanza de la incertidumbre o incredulidad.
a.
Siempre cree en la promesas de Dios. (vs.20, 21).
Al que cree todo le
es posible (Mr.9:23).
Pablo le dice a
Timoteo “Por lo cual asimismo padezco esto, pero no me avergüenzo, porque yo se a quien he creído, y estoy seguro que es poderoso para
guardar mi depósito para aquel día” (1Ti.1:12).
Los sufrimientos del
apóstol no amilanaban su fe, porque estaba fundada en Dios y en sus promesas, y eso le daba
seguridad a su esperanza.
Creer es el antídoto
de la duda e incredulidad.
b.
Siempre se fortalece en fe. (vs.20).
La firmeza y la
fortaleza de un hombre de Dios, está en la fe que profesa y que vive.
Abraham se fortalecía
en fe porque ejercía la virtud de darle la gloria a Dios (alabándole,
agradeciéndole) como si lo estuviera viendo (He.11:13),
1Ts.5:18, dice: “Dad gracias
en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”.
Ef.5:19, 20, dice: “Hablando entre
vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al
Señor en vuestros corazones, dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en
el nombre de nuestro Señor Jesucristo”.
c.
Está convencido de que Dios cumplirá sus promesas. vs.21.
El hombre de fe está
tan convencido y persuadido que ni la muerte lo acobarda en su fe.
(He.11:13,36-40), “Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre,
él nos guiará más allá de la muerte” (Sal48:14).
Tiene tanta
seguridad, no por su alarde emocional, sino por su propia manera de vivir
agradable a Dios, y sabe que todas las promesas que Dios las da, son “Si” en Cristo, así que por medio de Cristo respondemos “Amén” para la gloria de Dios.
(2Co.1:20), así mismo sabe que “fiel es el que os llama, él cual también lo
hará” (1Ts.5:24).
5. El hombre de fe está escrito y vive en los libros o corazón de Dios.
(Ro.4:22-25).
La fe que resiste los
embates de las contrariedades de la vida, es la fe que tiene resonancia en la
eternidad, y se aquieta o acurruca en el corazón de Dios, sabe ella que de allí
parte su justicia.
Ro.4:22- 25, dice: “Que a
Abraham, su fe le fue contada por justicia, y no solamente con respecto a él se
escribió que le fue contada, sino también con respecto a nosotros a quienes ha
de ser contada, esto es, a los que creemos en el que levantó de los muertos a
Jesús, Señor nuestro, el cual fue entregado por nuestras transgresiones y
resucitado para nuestra justificación”.
A Abraham se le contó
la fe por justicia, porque obró en obediencia a Dios (Stg.2:21,22).
La Biblia dice que Dios halló
fiel el corazón de Abraham (Neh.9:7,8).
Un hombre de fe solo
emana obediencia y fidelidad, ya que es la única manera de vivir en el ceno del
Padre, o ser amado por él. (Jn.14:23).
Conclusión.
En esta lección
ejemplar a través de la vida de Abraham encontramos hechos que deben afirmar y
engrandecer nuestra fe, hablando el idioma de Dios y sacudiéndonos de toda
plaga de desesperación, incredulidad y debilidad, asegurando así nuestras vidas
en las manos del Dios Todopoderoso.
La fe o idioma de
Dios es convicción, seguridad (He.11:1) autoridad (Mt.17:6), podríamos decir
con mucha libertad y humildad, no olvidemos esto y sigamos ejercitando este
ejemplo para crecer en fe o ser gigantes en la fe.
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