3ª PARTE
PROPOSISIÓN Y COMPROMISO PARA VIVIR EN LA VERDADERA JUSTICIA
Sal.119:38-40
Vs.38. “Confirma
tu palabra a tu siervo que te teme” (Cumple la promesa que le hiciste a tu
siervo, la que haces a los que te respetan).
1. Aquí no hay una proposición. Simplemente hay un
derecho que está condicionado al respeto oh temor de Dios. (Esto es un
principio para ser sabio.Pr.1:7).
Dios es un Dios de
promesas, pero más que promesas son dadivas reales que varían en tiempo.
Por ejemplo:
Después de la caída
al pecado (desobediencia) de la raza humana. Proféticamente Dios hace una
promesa restauradora a la humanidad.
Gn.3:5. Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y
entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le
herirás en el calcañar.
A menudo se cita este
verso 15 como la primera profecía mesiánica del A.T. Cumplida aproximadamente
4000 años después.
En Is.7:14. Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He
aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre
Emanuel. Esto se cumplió 700 años después se cumplió.
A Abraham, Dios le
hizo una promesa de darle un hijo cuando tenía 75 años Gn.15:4 y esta se
cumplió cuando tuvo 100 años Gn.25:1.
Así sucesivamente las
promesas varían en el tiempo de su cumplimiento.
Dios nunca falló a una promesa, ni fallará
a quien se la haga.
Jos.23:14 dice: Y he aquí que yo estoy para entrar hoy por el
camino de toda la tierra; reconoced, pues, con todo vuestro corazón y con toda
vuestra alma, que no ha faltado una palabra de todas las buenas palabras que
Jehová vuestro Dios había dicho de vosotros; todas os han acontecido, no ha
faltado ninguna de ellas.
Jos.21:45. No faltó palabra de todas las buenas
promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel; todo se cumplió.
He.10:23. Mantengamos firme, sin fluctuar, la
profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.
1Ts.5:24. Fiel es el que os llama, el cual también lo
hará.
La experiencia histórica y contemporánea nos hace ver que el
hombre por su naturaleza siempre ha infringido sus compromisos o promesas con
Dios.
Sin embargo Dios no
es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo
ejecutará? He aquí, he recibido orden de bendecir; El dio bendición, y no
podré revocarla. No ha notado iniquidad en Jacob, Ni ha visto perversidad en
Israel. Jehová su Dios está con él, Y júbilo de rey en él. Dios. Estas fueron
las palabras proféticas de Balaam cuando Balac le dijo que maldijera a
Israel.Nm.23:19
Tit.1:2. La cual Dios, que no miente, prometió desde
antes del principio de los siglos, y a su debido tiempo manifestó su palabra
por medio de la predicación que me fue encomendada por mandato de Dios nuestro
Salvador,
Stg.1:17. Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden
de lo alto, del Padre de las luces, en
el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.
Si fueranos infieles él permanece fiel, él no puede negarse
a sí mismo. 2Tim.2:13.
Dios no se olvida de
nada, ni del menor detalle, todo está latente para él.
Cuando Dios habla del
olvido, es porque ya no trae a la memoria o recuerdo las cosas pasadas, no
encara o saca en cara lo que ya perdonó (Jer.31:34.
Dice Jehová; porque perdonaré la maldad
de ellos, y no me acordaré más de su pecado).
Si algún derecho tendríamos hacia él, sería la fidelidad de
su gracia en nuestros compromisos cumplidos ante él. Ya que siempre seremos
siervos inútiles (Jn.17:10). Entonces aunque nuestros hechos sean de
obediencia, nunca debemos olvidar que las recompensas de Dios son por gracia no
por mérito.
Aunque no hay promesa sin condición. Algo tenemos que hacer.
Reconocer su inmensurable gracia para obrar en bien, pues por ello se nos
calificará oh retribuirá lo prometido.
Ro.2:5-6 dice: Pero por tu dureza y por tu corazón no
arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la
revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada conforme a sus obras:
2Co.5:10. Porque es necesario que todos nosotros
comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que
haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.
Col.3:23-25. Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón,
como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la
recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Más el que hace
injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de
personas.
Aun siendo
justificados por gracia. Porque quien recibe la gracia obrará bien. Veamos
estos versos:
Tit.2:14. Quien se dio a sí mismo por nosotros para
redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de
buenas obras.
Tit.3:1, 8,14. Recuérdales que se sujeten a los gobernantes
y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra - Palabra
fiel es ésta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los
que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras - Y aprendan también los
nuestros a ocuparse en buenas obras para los casos de necesidad.
Nunca debemos olvidar que es necesario entender,
aun cuando cumplamos la condición, reconocer que es la gracia que marca este
hecho. (1Co.15:10. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha
sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo,
sino la gracia de Dios conmigo).
2. Las promesas de Dios son hechas para su pueblo, su Iglesia, sus
hijos, sus siervos; pero aunque son para sus hijos, su siervo y su pueblo están
ligadas al temor de Dios. Esto es amar a Dios, obediencia a sus dichos.
Cuando el salmista le
recuerda a Dios el cumplimiento de sus promesas, es porque este hombre amaba a
Dios. De allí las palabras: “Cumple las promesas que le hiciste a tu siervo,
las que haces a los que te respetan”. Vs.38.
Temer a Dios es hacer su voluntad, y esto le complace a
Dios. (Mt.3:17. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Éste es mi Hijo amado,
en quien tengo complacencia).
La voluntad de Dios debe ser nuestro
alimento oh
comida, como lo era para nuestro Señor y maestro. (Jn.4:34. Mi comida es que
haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra).
La voluntad de Dios tiene como principio el
“Temor de Dios” y
el temor de Dios se rige bajo un estatuto, ese estatuto oh ley es la Palabra de
Dios.
Así mismo estos
hombres y mujeres temerosos de Dios son guiados por Dios mismo, a través de su
Espíritu. (Ro.8:14. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios,
éstos son hijos de Dios).
La ligadura perfecta con Dios está hecha en
la unidad perfecta de Dios para los que le temen:
Jesús
habló de esta unidad perfecta diciendo: Santifícalos en tu verdad; tu palabra
es verdad. 18Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. 19Y
por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados
en la verdad.
20Mas no ruego solamente por
estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,
21para que todos sean uno; como tú,
oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros;
para que el mundo crea que tú me enviaste. (Jn.17:21-23, Jn.16:13, Ef.4:3-6).
Es la
Palabra de Dios la que nos afirma esta unidad perfecta, y sin duda alguna la
Palabra de Dios es confiable por su lealtad o fidelidad, de lo cual damos
algunos versos.
1Tim.1:15. Palabra fiel y digna de ser recibida por
todos.
2Tim.2:11. Palabra fiel es ésta: Si somos muertos con
él, también viviremos con él; Si sufrimos, también reinaremos con él; Si le
negáremos, él también nos negará. Si fuéremos infieles, él permanece fiel; Él
no puede negarse a sí mismo.
Tit.3:8. Palabra fiel es ésta, y en estas cosas
quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren
ocuparse en buenas obras.
Estos hombres y mujeres que complacen a
Dios haciendo
su voluntad oh siendo temerosos de Dios, son aquellos que todas las cosas les
ayudan para bien (Ro.8:28).
Y a la vez sus
palabras están dichas bajo la dirección y ayuda del Espíritu de Dios (Ro.8:26).
Y este nunca se equivoca.
Por lo cual tenemos
confianza que él nos oye y nos responde a nuestras peticiones oh al clamor de
las promesas que ha puesto en nuestros corazones; porque están hechas en su
voluntad (1Jn.5:14,15).
Si usted es un hombre oh una mujer que
complace a Dios haciendo su voluntad, puede confiadamente decirle a su Dios:
“Confirma tu palabra a tu siervo que te teme, oh cumple la promesa que hiciste
a tu siervo, las que haces a los que te respetan”.
Créame que el Espíritu Santo le hará
recordar todos sus deberes y lo prometido por su Dios es ley. Jn.14:26 dice: Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el
Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo
lo que yo os he dicho.
Si Dios cumplió la promesa de enviar a su
Hijo para salvarnos y gozar de la eternidad; pues tengamos por seguro que todas
sus promesas se cumplirán. Amén.
Vs.39, 40. “Quita de mí el
oprobio que he temido, porque buenos son tus juicios – He aquí yo he anhelado
tus mandamientos, vivifícame en tu justicia”.
“Aleja de mi la
vergüenza a la que temo, porque tus ordenes son sabias y justas – Yo deseo tus instrucciones,
dame vida de acuerdo a tu justicia”.
Como hemos visto en
el título del tema de esta porción de la palabra de Dios, sobre una proposición
y compromiso humano, y al mismo tiempo esta porción comienza con la letra del
alfabeto hebreo “He”= H = “ajá” del vs.33-40.
Hoy hablaremos de
estos 2 vs. 39,40 donde encontramos 2 aspectos importantes:
1.
Expresión
de temor y reconocimiento humano
2.
El
deseo profundo de ser instruido en los mandamientos del Señor, y vivir de
acuerdo a su justicia.
1. En la expresión y reconocimiento humano:
a) El hombre por naturaleza anda inseguro y a
tientas: Vive en el será oh no será.
El
oprobio oh la vergüenza está al asecho para destruirlo y tenerlo cautivo, que
al final se hace un desvergonzado oh sinvergüenza.
Un estado
así es impúdico (deshonesto falto de pudor) y necesita despertar del sueño
letal oh abrir los ojos para reconocer su condición.
Aquí
podemos decir que el despertar para reconocer su estado impúdico, solo se da
cuando reconoce su necesidad y le brilla la luz de Cristo. Esa es la luz que
nos confronta y transforma nuestro ser.
Cuando
conocemos esa luz inigualable e inagotable, y vivimos bajo esa lumbrera como
dice el Sal.119:105 “Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino”
jamás deseamos volver al pasado.
De allí
la expresión de este hombre “Aleja de mi la vergüenza, a la que temo”. Mejor
dicho: “No me dejes caer en tentación y doblegarme al pecado”
Esta es
una enseñanza que nos da nuestro Señor cuando dice en su oración de Mt.6:13.
“No nos dejes caer en tentación y líbranos del maligno”
Porque
exactamente es el pecado que nos avergüenza oh nos hace andar cabizbajos
delante de Dios y de los hombres.
Aquí la
palabra temo, es fracaso, errar el blanco = Pecado. Me da miedo, vergüenza, no
quiero volver al pasado a una vida de fracaso oh pecado.
Recuerda
usted la oración de Jabes en 1 Cr.4:10 cuando dice: E invocó Jabes al Dios de
Israel, diciendo: ¡Oh, sí me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y
si tu mano estuviera conmigo, y me
libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió.
Tu que
has experimentado la luz de Jesús ¿Temes volver al fracaso, la oscuridad oh el
pecado?
He.6:4-6 dice: Porque es imposible
que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron
hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra
de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez
renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de
Dios y exponiéndole a vituperio.
Es
imposible hacer volver a los que deciden separarse del camino de Dios. Hablo de
los que ya conocieron la verdad y recibieron el don de Dios, o sea los que
participaron también del Espíritu Santo y disfrutaron del excelente mensaje de
Dios y de los grandes poderes del mundo que está por venir. Cuando se separan
del camino de Dios, ellos mismos están crucificando a Cristo otra vez y lo
exponen a la burla de todos (Versión la palabra de Dios para todos).
Solo hay
un camino para vivir sin temores, fracasos e impúdicamente. Nos preguntamos ¿Cuál
es?
Aquí
aplicamos la otra frase que dice el salmista en este mismo versículo. Y lo
marcamos como el punto b).
b) Porque buenos son tus juicios, oh tus
órdenes son sabias y justas.
Claro
está que quien es libre de la inseguridad, del será oh no será, de la desvergüenza
o sinvergüencería. Jamás quera volver a ello.
Su vida
restaurada a las bondades divinas bajo los juicios o mandamientos de Dios (P.
de D), le ha llevado a estar seguro y a tomar decisiones concretas, honestas e
integras.
Esto
jamás olvidará, es tan fuerte este ligamento a Dios por su palabra, que el
temor se espanta cuando la plenitud divina y la virtud del amor está en el
corazón del hombre de Dios.
De esta
manera el salmista expresa la necesidad y el reconocimiento humano. Y esto se
transluce en que el hombre: Necesita a Dios en todo tiempo, y a su vez debe
reconocerlo y vivir bajo los juicios o las ordenes sabias y justas de Dios.
2. El deseo profundo de ser instruido en los
mandamientos del Señor, y vivir de acuerdo a su justicia:
a) No hay bien que el hombre anhele, desee oh
haga por sus propios principios.
Todo lo
bueno que el hombre anhele, desee o haga, está sujeto a los principios del Dios,
al cual la biblia lo llama “el Dios bueno”. El salmo 136:1 dice: “Que Dios es
bueno y su fiel amor es para siempre”. Esto es repetitivo en toda la sagrada
escritura. Sal.25:8,100:5, Lm.3:25, Nah.1:7, Mt.19:17.
También
dice el Señor, separados de mí, nada podéis hacer. Jn.15:5.
La biblia
dice que en el Señor no se encontró maldad (engaño, pecado, etc.) 1P.2:22,23.
Entonces
podríamos decir que separados de nuestro Señor, nada bueno podemos hacer oh que
agrade a Dios nuestro Padre.
Nuestras
obras son como trapos de inmundicia delante de Dios (Is.64:6).
Él es
quien en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.
Fil.2:13.
El
apóstol Pablo da una explicación de esto en Ro.7:18-25 diciendo: Y yo sé que en
mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí,
pero no el hacerlo - Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no
quiero, eso hago - Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado
que mora en mí - Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el
mal está en mí - Porque según el hombre
interior, me deleito en la ley de Dios - pero veo otra ley en mis
miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la
ley del pecado que está en mis miembros - ¡Miserable
de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por
Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de
Dios, mas con la carne a la ley del pecado.
Entonces
queda aprobado que cuando hacemos lo bueno lo hacemos gracias a Dios, de allí que reconocemos la gracia
divina. Gracia que no solamente salva (Ef.2:8), sino que también nos hace obrar
bien, como dice el apóstol Pablo en
1Co.15:10. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha
sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo,
sino la gracia de Dios conmigo.
b)
El
anhelo oh deseo para el salmista no quedaba solo en sentimiento, emociones,
sensaciones, etc. Sino
que él experimentó la Palabra de Dios, como lo experimentaron y experimentan
muchos siervos de Dios. Por ejemplo:
Ez.3:3. Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta
tu vientre, y llena tus entrañas de este rollo que yo te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce como
miel.
Jer.15:16. Fueron halladas tus palabras, y yo
las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu
nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos.
Jer.23:29. ¿No es mi palabra como fuego, dice
Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?
En Jer.20:7-9. Sobre el lamento o
impopularidad de Jeremías dice: Me sedujiste, oh Jehová, y fui seducido; más
fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he sido escarnecido, cada cual se
burla de mí - Porque cuantas veces hablo, doy voces, grito: Violencia y
destrucción; porque la palabra de Jehová me ha sido para afrenta y escarnio
cada día - Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un
fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude.
Para estos
hombres y el salmista el anhelo de vivir la Palabra de Dios se translucía en vida procesal, como dice Esd.7:10. Porque Esdras había preparado
su corazón para inquirir (Examinar cuidadosamente una cosa) la ley de
Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y
decretos.
La
vivificación procesal a la santidad y perfección solo se da viviendo de acuerdo
a la justicia de Dios (P de D) Jn.1:17. Santifícalos en tu verdad; tu palabra
es verdad.
En Ef.4:11,12 habla de los
ministerios, habla de enseñar la Palabra de Dios, allí es donde dice: Y él
mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a
otros, pastores y maestros - a fin de perfeccionar a los santos para
la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo - hasta que
todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la
estatura de la plenitud de Cristo.
CONCLUSIÓN:
Tengo por
bien recordarles vuestro reconocimiento hacia Dios diciendole:
- Aleja de mi la
vergüenza a la que temo = La vida impúdica (deshonesta, falta de pudor) =
Pecado.
- Porque tus ordenes
son sabias y justas = No puedo desviarme de tu palabra, solo en ella me complazco
(Hacer la voluntad de Dios).
Nuestra
meta debe ser esa. Hacer la voluntad de Dios: Complacer a Dios haciendo su
voluntad.
Cristo
nos dejó esto como la cúspide de su ejemplo.
He.10.7. Entonces dije: He
aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, Como en el rollo del libro
está escrito de mí.
Jesús les dijo: Mi comida es que haga la
voluntad del que me envió, y que acabe su
obra. Jn.4:34.
Jn.5:30 dice: No puedo yo
hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la
voluntad del que me envió, la del Padre.
Jn.6:38.
Porque
he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me
envió.
De Jesús, Dios dio testimonio cuando dijo este
es mi Hijo amado en quien tengo complacencia. Mt.3:17.
- Debemos desear,
anhelar las instrucciones del Señor; pero sabiendo que no es suficiente el
deseo, anhelo, etc. Hay que vivir oh hacer práctica la palabra de Dios, como dice Stg.1:22. “Pero sed hacedores
de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos”.
La vida
del creyente, hijo de Dios oh siervo de Dios debe translucirse oh vivir al
margen de los principios divinos (P de D) y debe ser procesal. Esd.7:10.
Preparar
el corazón,
es estar a cuentas con Dios.
Inquirir
la palabra de Dios,
es Examinarla cuidadosamente
Cumplirla es ponerla por obra
u obedecerla
Enseñarla es compartirla,
Amén.
Dios
te bendiga
Jorsaaleza
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