jueves, 9 de abril de 2020

AMAR A JESUS ES TAMBIEN AMAR SU VENIDA

AMAR A JESUS ES TAMBIEN AMAR SU VENIDA
Sigamos el ejemplo del amor y amemos la venida de Cristo.
Pablo dijo: Se acerca el momento de mi muerte; mi vida ya se está ofreciendo como un sacrificio a Dios - Me fue bien en la competencia: he peleado bien, he terminado la carrera y no he perdido la fe - Ahora me espera una corona que recibiré como muestra de aprobación. El Señor, juez justo, me la dará ese día, y también a todos los que esperan con anhelo su llegada (oh aman su venida). 2Ti.4:6-8.
Vs.6.
Sabemos que esta carta fue una de las últimas que Pablo escribió desde la cárcel en Roma. Y a la vez estaban siendo sus últimas palabras en esta vida.
La vida del apóstol no se desvaneció en el lugar de los impíos, su vida fue ofrecida en libación (ofrenda) a Dios como un olor fragante.
La muestra de su fragancia estaba en el sacrificio y servicio de la fe por el bien de los creyentes, y lo hacía con gozo y regocijo.
Pablo lo expresó contundentemente en Fil.2:17 cuando dice: Y aunque es posible que tenga que dar mi vida para completar el sacrificio que ustedes hacen por su fe, lo haré con alegría y compartiré esa alegría con todos ustedes.
También lo enseño en Ro.12:1-2. Y le da fuerza de explicación en el vs.11 y 12 y en los que siguen.
El vs.11 y 12 dice: En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor - gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración. Si leemos Dt.28:47-48, Jer.43:10, y el Sal.100, nos daremos cuenta que vale la pena seguir el ejemplo del apóstol Pablo.
Vs.7.
Del mismo modo Pablo no se queja del recorrido de su trabajo como obrero o siervo de Dios.
Nosotros conocemos muy bien sus experiencias por el amor de Cristo y a su iglesia. De estas podemos recordar algunas expresadas en 2Co.4:7-12 y el cáp.11, sin embargo, para mencionar algo de dolor, podemos leer los versos, 22- al 33.
Podemos decir que Pablo si sufrió, sin embargo, no pidió lastima por él, sino que todo lo hizo y lo expresó con mucho gozo y regocijo, a tal modo que dijo: Me fue bien en la competencia: he peleado bien, he terminado la carrera y no he perdido la fe. Vs.7.
Pablo tenía un corazón muy grande y lleno de amor a tal modo que en Hch.21:13, dijo: ¿Qué hacéis llorando? ¿Por qué me parten el corazón? Estoy dispuesto no solo a que me aten, sino incluso a morir en Jerusalén por causa de del Señor.
Vs.8.
De seguro que podríamos hablar mucho más de lo ya explicado. Pero por hoy quería enfatizar este verso.
Ahora me espera una corona que recibiré como muestra de aprobación. El Señor, juez justo, me la dará ese día, y también a todos los que esperan con anhelo su llegada, (oh aman su venida).
Esto lo vamos a dividir en tres partes:
1.La seguridad de este hombre de Dios.
“Ahora me espera una corona que recibiré como muestra de aprobación”
Aquí vemos en Pablo los resultados de su fe, gran seguridad de recibir la promesa de la corona de vida (Stg.1:12).
Pablo sabía que le esperaba su corona en el cielo, el confiaba en el desarrollo de su vida sumisa a la voluntad de su Señor. Su aprobación no eran meros sentimientos, palabras fingidas, elogios de populismo. No.
Pablo luchó legítimamente.2Ti.2:5. Se esforzó por la corona.1Co.9:24-27, y era Dios quien le aseguraba, y su conciencia cooperaba en esa seguridad.
En 1Jn. Cáp.3:18-21dice: Hijitos, nuestro amor no debe ser sólo de palabras, pues el verdadero amor se demuestra con hechos. - Así es como sabemos que pertenecemos a la verdad y que tendremos paz con Dios - incluso si nuestra conciencia nos hace sentir culpables, porque Dios es más grande que nuestros sentimientos, y lo sabe todo - Estimados hermanos, si no nos sentimos culpables de estar haciendo lo malo, entonces podremos acercarnos a Dios sin miedo.
En realidad la biblia dice que nuestra conciencia nos da testimonio, y del mismo modo el Espíritu Santo da testimonio a nuestro espíritu.Sal.16:7, Jn.8:9, Hch.23:1, Ro.2:15-16, 2Co.1:12, Ro.8:16, 9:1.
He puesto dos versos interesantes para ver la realidad del trabajo de la conciencia. 1Ti.4:2, Ef-4:19, Ro.24.
2.La justicia de Dios.
“El Señor, juez justo, me la dará ese día”
Primero recordemos que Pablo había tenido muchas experiencias con jueces injustos (El Sanedrín Judío, Félix, Festo. Hch.24 y 25), Sin embargo, como miembro del reino de los cielos era infalible su apelación al “Juez justo”, quien tiene la última palabra, o el veredicto final, nuestro Señor Jesucristo.
En 1Co.4:1-5 Pablo explica esta verdad.
Pablo estaba concentrado y visualizando la ceremonia del premio que le iba a dar su Señor, Dios y Juez justo. Esta realidad de su vida empañaba los sufrimientos y juicios humanos.
Pablo sabía que su Juez había hecho una obra incomparable, y su juicio estaba basado en el amor.
Su justicia era uno de sus atributos perfectos (Dt.10:17,32:4, Sal.11:7Hch.17:31, He.6:10), por los cuales el hombre es justificado para ser librado de la máxima condena eterna.
Pablo confiaba en Dios y en la ejecución de su justicia, por lo tanto en los últimos momentos de su vida en esta tierra era imposible que no visualice la recompensa de gloria (recuerden de Esteban. Hch.7:54-60), Pablo estaba de pie y lleno de Dios para ver la realidad de las realidades eternas.
3.La esperanza inmutable (que no puede fallar o cambiar). Cristo viene.
“Y también a todos los que esperan con anhelo su llegada”
La V. Reina Valer 1960 dice: Y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida.
Pablo siempre enfatiza el ejemplo, y su esfuerzo por hacerlo era ser igual a Cristo.
El apóstol sabía que esa era la única manera correcta para edificar la iglesia de cristo.
Muchos critican esta actitud de estar enfocado en la recompensa y por ende en la venida de cristo.
Llegan al punto de decir que no es apropiado para un cristiano pensar mucho en esta gloriosa esperanza.
Debemos ignorar todas estas especulaciones y simplemente ocuparnos en servir y glorificar a Dios, y nuestra corona se encargará de sí misma.
Pablo tenía el egoísmo por basura (Recuerdan lo que dijo en Fil.3:8. Es más, creo que nada vale la pena comparado con el invaluable bien de conocer a Jesucristo, mi Señor. Por Cristo he abandonado todo lo que creía haber alcanzado. Ahora considero que todo aquello era basura con tal de lograr a Cristo). Es por eso se atribuye a decir: No solo a mí, sino también a todos los que aman su venida.
Entonces bajo esta inspiración divina, hoy podemos expresar indudablemente que esta promesa de que “CRISTO VIENE” es para todos los que le aman, los mismos que ya tienen el premio de la corona de vida.
Nuestro enfoque en que esperamos la venida de Cristo y ser arrebatados al cielo, es el resultado del amor que le tenemos a Dios en Cristo.
Este amor es demostrado con hechos dirigidos por Dios tal como dice Jn.14:15. Si me amáis guardad (obedeced) mis mandamientos.
Concluimos:
Queridos hermanos, ya somos hijos de Dios pero todavía no sabemos lo que seremos en el futuro. Lo que sí sabemos, es que cuando Cristo regrese seremos como él, pues lo veremos tal y como él es - Y todo el que tenga esta esperanza puesta en él, se purifica a sí mismo, así como Cristo es puro. 1Jn.3:2-3.
Pablo dice en Ro.8:22-23: Todos sabemos que hasta hoy toda la creación se queja de dolor y sufre como una mujer con dolores de parto - No sólo el mundo, sino también nosotros sufrimos, pero ya tenemos el Espíritu como anticipo de la promesa de Dios. Ahora esperamos que Dios nos dé todos los derechos como hijos suyos cuando nuestro cuerpo sea liberado o redimido totalmente. 2Co.5:2-6, Gá.5:5, Ef.1:13-14.
Para la iglesia de Dios, Cristo es su esperanza de gloria total.Co.1:27, 1Ti.11, 1Ts.1:10.
Ignoremos todas las especulaciones que podamos tener contra nuestra esperanza y simplemente ocupémonos en amar, servir y glorificar a Dios.
La iglesia está sumamente deseosa para ver al esposo amado, de la misma manera el esposo. Los amados se esperan. El amado dirá déjame oír tu voz, y la amada iglesia en respuesta dirá: Apresúrate amado mío con la máxima velocidad que tienes. Cnt.8:13-14.
El que da testimonio de estas cosas (eventos futuros y su venida) dice: Ciertamente vengo en breve. Amén. Si amamos a Jesús y su venida nos sumamos a Juan para decir como Iglesia de Cristo: “Si, ven, Señor Jesús”. Amén. Ap.22:20.

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