viernes, 3 de agosto de 2018

5 ACTOS SILENCIOSOS QUE LUCHAN CONTRA LA UNIDAD


5 ACTOS SILENCIOSOS QUE LUCHAN CONTRA LA UNIDAD
Primero definimos lo que es la unidad a la cual Cristo dijo: “También ellos sean uno en nosotros” Jn.17:21b.
Esta es la unidad de la naturaleza de Dios para la iglesia, que corresponde a los miembros del cuerpo de Cristo.
Unidad no es simplemente estar juntos, unidad no es igualdad absoluta, unidad no es simplemente convocar a un grupo de personas, tampoco es unión ni uniformidad.
Es importante, que no tengamos confusión entre "unión" "unidad" y “uniformidad”, porque no es la misma cosa.
El diccionario define "unión" como el hecho o efecto de unir; asociación o acuerdo. Podemos lograr la unión por la coacción (Fuerza o violencia física o psíquica que se ejerce sobre una persona para obligarla a decir o hacer algo contra su voluntad). Podemos crear la unión atando dos o más personas juntas con cuerdas, y con esto obtener unión, pero jamás unidad.
Uniformidad. Semejanza o igualdad que presentan las características de los distintos elementos de un conjunto. Podemos vestir el mismo color de uniforme, andar con la misma biblia y aun así no vivir en unidad.
Unidad. Propiedad que tienen las cosas de no poder dividirse ni fragmentarse sin alterarse o destruirse. Esta unidad es la esencia de su origen y fin. Sobre esta unidad es la que aclararemos, pero desde el principio de la Palabra de Dios.

No pretendo tener la respuesta perfecta sobre la unidad, sin embargo expresaré mis razones con la ayuda de Dios.
¿Qué es la unidad, a la cual la biblia se refiere a los miembros del cuerpo de Cristo o la Iglesia de Cristo?
La unidad a la cual se refiere nuestro Señor Jesucristo, no es algo que nosotros la podemos crear o producir; porque la unidad en términos bíblicos ya existe. El origen y quien asume esta unidad es Dios. Jn.17:21-23. 
Entonces la unidad es el reflejo característico de todos aquellos que creen y aceptan la verdad a respecto de Jesucristo, que aceptan su doctrina y que en ella permanecen. Jn.15:4-7.
La biblia es clara sobre esto en Ef.4:3, dándonos a conocer cuál es nuestro deber respecto a la unidad, y ella dice: Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.
En un lenguaje más comprensible seria: El Espíritu los ha unido con un vínculo de paz. Hagan todo lo posible por conservar esa unidad, permitiendo que la paz los mantenga unidos.
"Unidad" es definida como "carácter de aquello que es uno; aquello que forma un todo orgánico; calidad de aquello que es objeto único; conformidad de sentimientos, etc.
Luego, solamente se puede experimentar unidad cuando hay convivencia en un mismo parecer, cuando se habla de las mismas cosas y hay un solo pensamiento y forma de sentir (Fil.2:2; 1, Co. 1:10; 1P.4:11).
Unidad no es simplemente unión, cosa que pueda estar juntos por coacción. Ni uniformidad, algo que estén juntos y sean semejantes o iguales (Por ejemplo un grupo de escolares vestidos del mismo color, aunque están uniformados no significa que viven la unidad a la cual los cristianos la deben vivir). Unidad, a la cual nos estamos refiriendo es, a esa unidad divina, indivisible, e indestructible, aunque diferentes en características y funciones pero dependientes de la misma esencia. Para muestra como dicen, basta un botón: 1Co.12. Nuestro cuerpo tiene muchas partes, pero todas esas partes forman un solo cuerpo. Lo mismo sucede con Cristo (Su cuerpo o Iglesia) (vs.12). 
Ahora, la pregunta importante es ¿cómo hacerlo? Judas vs.3, nos da un buen principio cuando dice: Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que “contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos”. 
¿Porque “Contender por la fe”? Hoy en día, cuando claramente vemos que los tiempos son sumamente peligrosos, y que siempre hay quienes están listos para fragmentar la unidad del Espíritu con sus herejías, atacando la unidad de nuestra fe. Es cuando más debemos expresar el amor de Dios. Aquel amor justo, celoso de las cosas de Dios y perfecto, que cumple el deber de la lucha y defesa apasionada de lo que creemos en comunión con Dios.
Hemos explicado, que esta unidad no la creamos nosotros, por lo cual también debemos entender que requiere las elevadas virtudes del Espíritu (Ef.4:2, Gá.5:22,23). Sin la presencia fructífera del Espíritu, es imposible mantenernos siempre unidos y en paz, y es por ello la exhortación: “Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu (Gá.5:25).
Sin la asistencia del Espíritu Santo y sus virtudes en nuestra vida, todo esfuerzo por vivir la unidad verdaderamente dicha será inútil.
La unidad y su grandeza, solo se reflejan cuando uno es morada de Espíritu Santo (Jn.14:17-23,1Co.6:19), y al mismo tiempo somos guiados por Él (Jn.16:13-15).
Es la obra del Espíritu Santo, que nos hace estar ligados, conectados, articulados e incorporados en la vida de Dios. Solo en esta vivencia y relación divina, podremos gozar, vivir y reflejar la unidad perfecta o verdadera.
Recuerde que estamos hablando de la unidad del Cuerpo de Cristo. Aquella unidad que dice: "...así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo..." (Ro.12:5; 1Co.12:13; Ef.4:16). Esta es la unidad por la cual Jesús oró al Padre. (Jn.17:21-23).
Debemos saber también que en esta unidad hay diversidad de dones (Ef.4:8) pero no de doctrinas, de cuerpos, de fees, de bautismos, de esperanzas, de espíritus y de señores (Ef.4:4-6)

Si estuviésemos hablando de unión, y muy especialmente en el sentido ecuménico, hablaríamos de unión de Iglesias, de asociaciones o alianzas evangélicas, de uniones denominacionales, de acuerdos o pactos entre iglesias protestantes, etc.
Esto, es lo que pretende el ecumenismo; la unión, - no la unidad - porque esta unidad, como ya hemos visto, que solo Dios por medio de Jesucristo y la obra del Espíritu Santo la puede engendrar.
Además, jamás el ecumenismo será la causa de la unidad. Sino  la verdad, el evangelio, el mismo que es "poder de Dios para salvación... al judío primeramente, y también al griego" (Ro.1:16)
El clamor del momento entre muchos “cristianos” es por tolerancia (Actitud que respeta las opiniones, ideas o actitudes de las demás personas aunque no coincidan con las propias), y unión, aquella unión falsa del anticristo, aquella que los hijos de Dios deben resistirla.
Es importante recordar aquel  hecho Ecuménico que significa el mundo entero, y es el espíritu de la apostasía de los últimos días. Pero nosotros no debemos olvidar que hay una unidad verdadera que se basa en la verdad apostólica, la unidad cristiana de la iglesia del Nuevo Testamento, unida en mente, fe y propósito, para servir al Señor Jesucristo y cumplir con la gran comisión bajo la dirección de líderes, debidamente ordenados. Tal como enseña la Sagrada Escritura; y actuar como ella también demanda.
Ef.1:13 dice: "En él (Cristo) vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa"
Esto también debemos tenerlo muy en claro: No es la unión, ni la unidad, que provoca la doctrina, o el evangelio; es la doctrina que engendra, que produce la unidad, y nosotros entramos en la unidad del Cuerpo de Cristo, cuando aceptamos por fe la verdad, esto es, el evangelio de nuestra salvación, bajo la obra o dirección del Espíritu Santo.  
Cuando la doctrina y su práctica no es la misma, no es la verdad del evangelio, cuando no se incluye el Espíritu Santo, no hay unidad, hay división.
Pablo dice: "Os ruego, pues hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer" (1Co.1:10).
Y sobre esta unidad de Dios, la cual es indivisible, tenemos que decir con honestidad que hay algunos actos dentro de la membresía del cuerpo (iglesia) que son irreverentes, indiferentes, indolentes, autosuficientes e insuficientes, que están atropellando a los miembros del cuerpo de Cristo, porque no decir a la iglesia de Dios, la cual está hecha para disfrutar de la unidad que por naturaleza divina está dentro de nosotros.
Esto no durará mucho tiempo, porque el poder de Dios a través de su Palabra, limpiará esta escoria que ha venidos socavando la armonía de la unidad melódica de la iglesia, que está hecha para disfrutar de la bendición y adorar eternamente y para siempre, a nuestro Dios (Sal.133:1-3).
Habiendo explicado este hecho de suma importancia sobre la unidad, podemos también  explicar objetivamente estos cinco actos silenciosos que atropellan la unidad, y ahora mismo desecharlos con prontitud.
1.   La irreverencia. Este acto es muy sutil para invadir al creyente, y cuando llega, como que se apodera, demostrándolo con falta de reverencia o respeto a la presencia y el orden de Dios.
Entre la falta de respeto e irreverencia está uno de los hechos comunes, que es la irresponsabilidad a los deberes y compromisos con Dios, y sus semejantes.
La irreverencia es falta de Temor de Dios. Pues quien es irreverente es un necio, una persona que le falta sabiduría. Pr.1:7.
Es una lástima haber perdido el temor de Dios, pero mucho más, es no querer ser restaurado por la misericordia de Dios para entronar esta reverencia, que solo la alcanzamos por ponernos en el camino correcto y seguir las pisadas del Maestro de los maestros, nuestro Señor Jesucristo (1P.2:21-25).
Cuando Dios llamó a Moisés para entregar las tablas de la ley: Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos - Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos - Y Moisés respondió al pueblo: No temáis; porque para probaros vino Dios, y para que su temor esté delante de vosotros, para que no pequéis. Ex.20:18-20.
Que tal reverencia, experimentó el pueblo a la presencia del Dios que es fuego consumidor, y celoso (Dt.4:24, He.12:29).
Necesitamos recobrar la reverencia con el temor de Dios. Pr.16:6 dice: Y con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal.
He.12:12-28, nos exhorta a renovad la vitalidad espiritual, y observar nuestra manera de vivir, siguiendo la paz y la santidad sin la cual nadie verá al Señor. Y que nos hemos acercado a la presencia de Dios, a lo cual Moisés dijo: Estoy espantado y temblando.
Estamos en la presencia del Dios vivo y Juez de todos. Aunque la gracia nos ha alcanzado por la sangre de Jesucristo, debemos mirar y no desechar la voz del que dijo: Aun una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo, así que nosotros recibiendo el reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia.
Cuan triste es la consecuencia de la irreverencia, que podría llevarnos a la apostasía a quien Dios dice: ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? He.10:29.
El apóstol Pablo dice: Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor - y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder - para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.1Co.2:3-5.
¿Qué dice Ro.1:16 sobre el evangelio? Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación. ¿Qué dice Gálatas 1:8? Más si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciaren otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. 
El descuido de nuestra vida espiritual, nos ha venido llevando a distorsionar el evangelio y diluirlo en la fragilidad de las meran emociones, y motivaciones espurias de esta vida moderna que tiene su fuente en la vanidad de vanidades. ¡Cuando la biblia dice!: Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor.

Ecl.5:1-7 nos revela algunas precauciones sobre la irreverencia, tales como: Cuando fueres a la casa de Dios a adorarle, cuida tu conducta – Ten disposición, mas para oír antes de ofrecer o hablar (Stg.1:19-22), escucha bien, para obedecer a tu Dios ante la necedad de los impíos (1S.15:22-23, Pr.28:9) – Cumple a Dios lo que le prometes. Porque a Dios no le agrada la gente falta de seriedad (irresponsable). No dejes que tus palabras te hagan pecar. No le digas al sacerdote “no quería decir lo que dije”, por ello Dios se enojará y te castigará. No debes dejar que tus sueños inútiles, y tus alardes te causen problemas. Muestra respeto o reverencia a Dios.
Sabes con que concluye el escritor el fin de este libro: “Teme (reverencia) a Dios y guarda sus mandamientos, porque esto es el todo del hombre” Ecl.7:18,12:13.
La irreverencia es un pecado sutil y abominable ante tu Dios, no nos queda otra cosa a los siervos e hijos de Dios, solo marcar la diferencia ante esto, en guardar respeto, temor o reverencia al que dijo: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies; ¿dónde está la casa que me habréis de edificar, y dónde el lugar de mi reposo? - Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra.Is.66:1-2.
Si este acto de irreverencia es enemigo de la unidad, también lo es del que dijo: “Yo y el Padre uno somos”Jn.10:30, y para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. Jn.17:21.

2.   La indiferencia. Actitud o cualidad de indiferente. Persona que no muestra una actitud positiva ni negativa hacia determinada cosa o persona, o que no la muestra hacia nada, ni nadie. Como algunos dicen insensibles. No siente ni angas ni mangas.
Esta es una persona tibia, que no es fría ni caliente. Juega con los dos cachetes o patea con los dos pies, a quien le caiga, sin tener en cuenta la justicia o la verdad.
Una persona indiferente cae muy fácil a la hipocresía, estos son los que dicen una cosa y hacen otra.
Jesús dijo a sus discípulos sobre estas personas (fariseos): Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; más no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen.Mt.23:3.
Jesús sobre las enseñanzas de estas personas indiferentes dijo a sus discípulos, que guardaran su corazón para no ser contaminados. Mt.16:12.
Jesús advirtió sobre este mal ponzoñoso, de tal manera que cosechemos lo que sembramos. Él dijo: Así que, traten a los demás como les gustaría que los trataran a ustedes. Ese es el verdadero significado de la ley y de la enseñanza de los profetas.Mt.7:12.
La realidad de los indiferentes es fatal. Estos son los comodines que están por conveniencia, un rato aquí un rato allá. En realidad ellos no saben lo que son. Pero la biblia los tilda como un asco. El Señor dijo sobre estos: Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! - Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Ap.3:15-16.
Ellos piensan que están en su razón, que el cambio de personalidad que hacen está bien, que no tienen necesidad de nada. Sin embargo la biblia, dice que son: Desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Ap.3:17.
Es fácil caer en esta actitud, cuando uno se descuida de la verdad, de la honestidad y la transparencia. Cuando uno se descuida de la presencia de Dios, quien lo ve todo (Pr.15:3, Job.34:21, He.4:13).
Judas, los ancianos y sacerdotes, quienes aprobaron el juicio contra Jesús fueron indiferentes. Judas, cegado por sus pasiones de avaricia entregó al Maestro por 30 piezas de plata (Mt.26:
14-16). Los ancianos y sacerdotes, expresaron su indiferencia después de las palabras de Judas cuando dijo: Yo he pecado entregando sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú! Mt.27:4.
Pilato demostró su indiferencia, diciendo ¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte, y autoridad para soltarte? (Jn.19; 9), y lavándose las manos, según él, declarando su inocencia. (Mt.27:24).
Los discípulos, cayeron en la indiferencia cuando pensaron que Jesús se acabó con su muerte, estos se olvidaron, que el Señor les había dicho que resucitaría al tercer día.
Pedro, al demostrar su coraje natural ante Jesús dijo: Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré (Mt.26:33), y a la vez demostrando su verdad humana lo negó 3 veces (Mt.26:69-75), de la misma manera, retrayéndose y apartándose de los gentiles por temor a los de la circuncisión, demostró indiferencia, y el apóstol Pablo reprendió esta actitud duramente. (Gá.2:11-14).
La indiferencia siempre ha sido una ofensa a la reverencia divina, y el respeto a nuestros semejantes.
Aunque la indiferencia es un asco intolerante. Todavía el amor y la gracia de Dios expresa su consejo, diciendo: Te aconsejo que compres de mí oro que ha sido refinado en fuego, para que así seas realmente rico. Compra de mí ropa blanca para que cubras tu vergonzosa desnudez, y compra también de mí medicina para tus ojos, para que así realmente puedas ver - Yo corrijo y castigo a los que amo. Así que, esfuérzate y cambia. Ap.3:18-20.
No olvides, Dios nos ofrece lo que necesitamos: La gracia regeneradora, la vestimenta de la justicia de Cristo y el Espíritu que ilumina los ojos del corazón.

3.   La indolencia. Persona que tiene pereza y falta de voluntad para hacer una cosa.
Es triste escuchar expresar por nuestros labios, que Dios es bueno y que amamos a Dios; cuando nuestros actos dicen lo contrario: Falta de fervor y esfuerzo para servirle y adorarlo.
La indolencia no es un mal moderno, ya por los primeros días de la creación humana, se hizo notar la falta de voluntad para obedecer a Dios (Gn.3), la falta de voluntad para amar al hermano (Gn.4:5-8), la falta de voluntad para adorar a Dios, y esto es demostrado creando sus propios propósitos, y cayendo a la idolatría (Gn.11:1-9), la falta de gratitud por las misericordias y la liberación de nuestras almas, y la falta de voluntad para servirle a nuestro Buen Dios.
El problema de la ofrenda de Abel y Caín, fue la indolencia. Caín ofrendó indolentemente, mientras que la ofrenda de Abel fue demostrada por su devoción y buena voluntad (Gn.4:4, 5, He.11:4).
Jesús compara la ofrenda de muchos con la ofrenda de una viuda (Mr.12:41-44), aunque la ofrenda era de dos blancas (1/16 avas  partes  de  un  denario,  casi  cuatro  gramos  de  plata), era ínfima en comparación a la ofrenda de los muchos, que estaban en esa concentración, sin embargo, fue hecha con el antónimo de la indolencia, que es la generosidad, la reverencia y la buena voluntad. Nuestro mismo Señor lo dice: “Porque todos han echado de lo que les sobra, pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento”, de igual manera la dádiva de la viuda de Sarepta (1R.17:8 -16).
La indolencia produce escasez, mientras que la buena voluntad y generosidad produce abundancia.
2Co.9:6, dice: “El que siembra escasamente, también segará escasamente, y el que siembra generosamente, generosamente también cegará”. “Pero el generoso pensará generosidades, y por generosidades será exaltado”. Is.32:8.
Dios desea, que nuestros corazones se despojen de la indolencia y la mala voluntad para que nuestras ofrendas, sean aceptables en su santuario.
Cuando Dios ordenó a Moisés, que construyera el santuario o tabernáculo para que le honren, le dijo: Di a los hijos de Israel que tomen para mí ofrenda; de todo varón que la diere de su voluntad, de corazón tomaréis mi ofrenda, y el texto sigue explicando la calidad de ofrenda que dio el pueblo de Dios (Ex.25:2). Y exactamente los que ofrendaron fueron de corazón voluntario y generoso, tanto fue la generosidad del pueblo, que Moisés tuvo que impedirles traer sus ofrendas (Ex.35:5, 21, 22, 29,36:3-7)
Pablo explica con claridad el problema de la indolencia, diciendo: “Cada uno, de cómo propuso en su corazón, no con tristeza, ni por necesidad (de mala gana o a la fuerza), porque Dios ama al dador alegre” (2Co.9:7, 1Cr.29: 5, 9).
Todo lo que se refiere a las ofrendas que la biblia exalta, son las ofrendas de aquellos que alejaron a la indolencia de su corazón, y albergaron en su corazón el amor incondicional y la entrega absoluta de su alma cuerpo y espíritu, al servicio de su Dios.
La indolencia, siempre ha sido un factor detractor en la vida humana.
Cuando Dios advierte a su pueblo, las consecuencias de la desobediencia, le dice: Por cuanto no serviste a Jehová tu Dios con alegría y con gozo de corazón (esto es indolencia) por la abundancia de todas las cosas - Servirás por tanto, a tus enemigos que enviare Jehová contra ti, con hambre y con sed y con desnudez, y con falta de todas las cosas; y él pondrá yugo de hierro sobre tu cuello, hasta destruirte. Dt.28:48.
Jer.48:10, dice: Maldito el que hiciere indolentemente la obra de Jehová. La V.P de D para todos dice: Maldito el que sólo aparenta hacer el trabajo del Señor.
Ro.12:11, dice: No sean perezosos con los trabajos que deban hacer para el Señor, y hagan todo con entusiasmo.
La indolencia está demás en el pueblo de Dios, ella no debe tener cabida en el corazón de un hijo de Dios. Ya que el corazón de un hijo de Dios debe estar lleno de los frutos del Espíritu (Gá.5:22-23), lleno de gratitud, generosidad, fervor, buena voluntad y gloriosa alabanza (Ef.5:18-20).

4.   La autosuficiencia. Esta es la actitud que expresa suficiencia arrogante, que se basta a sí mismo.
La autosuficiencia es uno de los pecados más atroces que puede haber. Es compinche del orgullo o la soberbia, y la rebelión. 
Este es el pecado que lo destronó a Lucifer (Is.14:1215, Ez.28:11-19), y el que destronó a muchos reyes y hombres en poder.
Este es el pecado, de la apostasía final en su extensión máxima, porque no decir del tiempo final o era moderna. Lo más triste es, que abunda dentro de la religiosidad, afectando a muchos creyentes de buen corazón.
Una de las cosas que diferenció a David, y por lo cual la biblia dice que era conforme al corazón de Dios (Hch.13:22,1S.13:14), es que David no fue autosuficiente, David fue susceptible a las enseñanzas de Dios (Que tiene las condiciones necesarias para que suceda o se realice aquello que se indica). David como rey, podía humillarse o se humilló ante la reprensión de un profeta, reconoció su pecado y se humilló ante su Dios (2S.12:1-15).
La autosuficiencia, es capaz de dañar la verdad y es por eso que Dios le dice a Moisés y al pueblo, que no añada ni disminuya a su Palabra, porque esa es su sabiduría e inteligencia ante los ojos de los pueblos (Dt.4:2-3,6-9). Esta orden está en todo el curso de las Sagradas Escritura (Dt.12:32, Jos.1:7, Pr.30:6, Ap.22:18-19).
La autosuficiencia, hace alarde de lo que cree que es, por eso el Señor dice: Esto dice: «Que el sabio no haga alarde (alabe) de su sabiduría, ni el fuerte de su fuerza, ni el rico de su riqueza - Si alguien quiere hacer alarde de algo, que lo haga de que aprendió a conocerme, y de que entiende que yo soy el Señor que actúa con fiel amor, justicia y rectitud, pues es lo que a mí me gusta. Lo dice el Señor. Jer.9:23-24.
El apóstol Pablo para librarnos de la autosuficiencia, dice: No queremos decir, que nos creemos capaces de hacer algo por nosotros mismos, pues Dios es quien nos da la capacidad para hacer todo lo que hacemos.2Co.3:5. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.2Co.12:9. 
La autosuficiencia es un  bichito de vanagloria, es por eso que nuestra salvación es por gracia, para que nadie se gloríe (Ef.2:8-9).
La autosuficiencia de un hombre rico, fue desbaratada por la sabiduría y la soberanía de Dios cuando el rico dijo: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate - Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? (Lc.12:16-21). Nada es suficiente sin Dios.
Los autosuficientes, aman más la gloria de los hombres que la de Dios (Jn.12:42-43).
Jesús en su gran misericordia nos dice: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Esto, indicando una renuncia progresiva y continua al egoísmo de una vida autosuficiente o centrada en uno mismo. Lc.9:23.
La única manera de escapar de la autosuficiencia es rendirse al Señor y vivir bajo las reglas de las Sagradas Escrituras (2Ti.3:16,2P.1:20, Jos.1:7-8), sin medrar o falsificar las mismas (2Co.2:17,1Ts.2:5), y sin separarse jamás de Jesús, y siendo guiado por él Espíritu Santo (Jn.15:5,16:13).

5.   La insuficiencia. Esto nos indica falta de aprobación, incompetencia, deficiencia e incompleto.
La insuficiencia es producto de la negligencia de preparación al propósito.
Pablo a los requisitos de un líder de la iglesia, menciona que no debe ser un neófito, y a la vez advierte los peligros, diciendo: No debe ser nuevo creyente para que no se enorgullezca y no caiga en la misma condenación en que cayó el diablo. 1Ti.3:6.
El problema de la insuficiencia en el cargo del ministerio cristiano, es sumamente peligroso, porque su inmadurez espiritual y falta de conocimiento bíblico, puede traicionarlo y reflejarlo en su carácter, y a la vez, en la necesidad de una respuesta correcta al que os demanda razón de la esperanza que hay en un ministro de Dios (1P.3:15).
La insuficiencia de un ministro puede llevarlo a distorsionar la sana doctrina, distorsionar su carácter, y así perder el verdadero objetivo de un ministro o siervo de Dios originalmente piadoso (1Ti.6:3-6).
La biblia es un libro suficiente, para sanar la insuficiencia del conocimiento de Dios y el crecimiento correcto que él demanda para los suyos. En este proceso, él mismo constituyó ministerios para capacitar la insuficiencia, de tal manera que nuestro desarrollo llegue a la madurez de la estatura de Cristo, capaces de librar el engaño, y que otros también sean engañados (Ef.4:11-15,1Ti.4:16).
Nuestro Señor sabía que la insuficiencia podría opacar el trabajo de sus discípulos, por ello, les dijo: Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí. Jn.5:39. Eso significa, evitar los mismos errores de aquellos que ignoraron las Sagradas Escrituras y condenaron a Jesús, y perdieron la esperanza de la vida eterna (Hch.13:27).
Esta pasión de curar la insuficiencia, procede del Espíritu de Dios (Jn.14:26, Lc.12:12,1Co.2:
13)
Esto también lo vemos muy acentuada en la vida y ministerio del apóstol Pablo, él no cesó de animar al hecho de capacitarse en la Palabra de Dios, con el fin de ser capaz y entero en el conocimiento de la verdad divina.
Pablo le dijo a su hijo en la fe, Timoteo: Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús - Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.2Ti.2:1-2.
Esta palabra idóneo indica que la persona reúne las condiciones necesarias y óptimas para una función o fin determinados. Mejor dicho es una persona capaz, eficiente y eficaz, que es muy contrario a insuficiente.
En 2Ti.2:15-16. Pablo expresa el valor y la actitud valerosa que debemos tener, diciendo:
Esfuérzate por presentarte aprobado ante Dios como un trabajador que no tiene nada de qué avergonzarse y que enseña correctamente a poner en práctica el mensaje de la verdad - Aléjate de los que hablan cosas mundanas y tonterías, porque esa manera de hablar sólo resulta en que haya cada vez menos respeto (reverencia) hacia Dios.
Un ministro insuficiente, no logrará hacer lo que hace un ministro suficiente y capaz de mantener la verdad intacta, como lo que le recomienda Pablo al joven Tito, diciéndole: Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina. Tit.2:1.
Sanemos nuestros corazones con la capacidad eficaz, de renunciar a la irreverencia, la indiferencia, la indolencia, la autosuficiencia y la insuficiencia.

Seamos cuidadosos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz (Ef.4:3). Ya que el Espíritu nos da vida, debemos dejarlo que nos guíe - No seamos orgullosos, ni envidiosos ni causemos peleas entre nosotros mismos (Ga.5:25-26).
Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida (Pr.4:23).
Si obramos de esa manera, de seguro que renunciaremos estos actos aparentemente ocultos, pero muy visibles en los hechos, y que ha crecido tanto en estos últimos años por su abrumadora INFLUENCIA (Poder de una persona o cosa para determinar o alterar la forma de pensar o de actuar de alguien).
Volvamos a la vida de su principio y la realidad de nuestra verdadera unidad y armonía divina (Neh.8:1.Sal.133:1-3). Somos alabanza y gloria de Dios (Is.43:7, Ef.1:6), él nos hizo y no nosotros a nosotros mismos (Sal.100:3), y esto, por su gran amor y su gran misericordia.

Amén.
                          Jorsaaleza

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