LA FORMA MÁS SUTIL DE LA IDOLATRÍA PARTEN°2
Una
de las cosas en que más tenemos que trabajar, y hacer cambios en nuestra vida,
es llegar a un punto en nuestra vida donde entendamos que todo lo que hacemos,
todo lo que pensemos, todo lo que toquemos, a todo lo que nos dediquemos en
nuestra vida; de palabras o de hechos, tiene que tener como meta final, servir
a Dios (Col.3:7). Si la meta final, de lo que hacemos no es servir a Dios,
estamos cometiendo IDOLATRIA.
Es
por eso, desarrollar una profesión donde Dios no pueda estar, está prohibido. Es
por eso, hacer negocios donde Dios no puede estar, es peligroso. Es por eso,
entrar donde Dios no pueda entrar, es muy peligroso; porque caemos en el abismo
de la idolatría.
La
forma más sutil de idolatría que existe, es precisamente, pensar que yo puedo
hacer las cosas independiente de Dios.
Nosotros
los creyentes en Dios y su Palabra, siempre estamos recordando muchos
beneficios que Dios nos ha dado (Sal.103:2). Los recuerdos y las experiencias
son muy importantes, pero hay un mandato que es el más importante de todos, que dice: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón, y con toda tu alma, con toda tu mente, y con todas tus fuerzas”.Mr.12:30.
Recuerda
a Dios todos los días, porque él es el que te da las fuerzas y la habilidad
para hacer las riquezas. Dt.8:11-18, esclarece diciendo: 11 Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios,
para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te
ordeno hoy; 12 no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que
habites, 13 y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se
te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente; 14 y se enorgullezca
tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de
casa de servidumbre; 15 que te hizo caminar por un desierto grande y
espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no
había agua, y él te sacó agua de la roca del pedernal; 16 que te sustentó
con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote
y probándote, para a la postre hacerte bien; 17 y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído
esta riqueza.18 Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el
poder para hacer las riquezas.
Que
pasó cuando un monarca (Nabucodonosor) inflado de orgullo se paró a la puerta
del palacio, vio la gran ciudad de Babilonia, y dijo: No es esta la gran ciudad
de Babilonia que yo construí con la fortaleza de mi poder. “YO, YO, YO
CONSTRUI” con la fuerza de mi poder (orgullo) ¿Qué pasó?
¿En
que lo convirtieron por un montón de tiempo (7años)? Dn.4:23-33.
Lo convirtieron en un buey peludo. Hoy en día
la ciencia médica a descubierto que eso es una enfermedad. Personas que se
creen que son animales, actúan como animales, comen como animales.
Nabucodonosor perdió la razón, pensó que era un buey, y estaba todos los días
de cuatro patas en el patio comiendo yerba, bañado con el roció del cielo.
¿Cuándo
fue que se le devolvió la razón? La biblia dice que cuando reconoció que el
Dios de Daniel, el Dios de Israel, es el único Dios verdadero y Rey del cielo
vino en razón.Dn.4:34-37.
Ahora
analízate y mírate a ti mismo las cosas que piensas, las cosas que haces, los
planes que haces, el trabajo que haces, ¿A quién tienes en cuenta cuando lo
haces? Está Dios en esos planes, está Dios en esas ideas, en esos negocios,
puede acompañarte Dios en esa profesión.
Nuestro
Señor Jesús dijo: “Yo y el Padre uno somos” (Jn.10:30). Yo no puedo hacer nada
por mi cuenta (Jn.5:30).
También
dijo nuestro Señor Jesús orando: Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo
en ti, que también ellos sean uno en
nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. Jn.
17:21.
Jesús
demostró esa integridad total hacia el Padre, él entendió que no existe
entidad, no existe fuerza, no existe nada independiente de Dios en la creación.
Es decir el concepto de unicidad de Dios, no es el concepto de unidad de Dios.
Una
cosa es unidad de Dios, otra cosa es unicidad de Dios. El concepto de la unidad
es fácil de entender, el concepto de la unicidad es lo difícil de entender.
La unidad de Dios significa, que él es el único Dios verdadero,
que no hay otro fuera de él, él es único. No hay dos, ni tres ni cuatro, etc.,
es un solo Dios.
Unicidad significa que no existe ninguna fuerza independiente
de Dios en el universo, y por lo tanto, todo está conectado y sujeto a Dios.
Cuando
una persona dice, yo y Dios somos uno solo, significa que ha llegado a un punto
en su vida, donde entiende que ni la hoja de un árbol se mueve sin el permiso
de Dios, y toda su vida gira alrededor de eso.
Jesús
no tuvo un solo segundo de su vida, despegado de ese concepto y vida misma con
él Padre (Jn.5:30,8:16,6:38,6:65, Jn.4:27,8:16,1Co.4:7)
El
momento que usted cree, que algo pasa en su vida independientemente de Dios,
usted comete idolatría. Esa es la
forma más sutil de idolatría que existe. Jesús estaba totalmente
convencido, por lo cual nada hacia fuera de la voluntad del Padre.
Cuando
el procurador romano Poncio Pilato le dijo en el juicio ¿No sabes que tengo autoridad para
crucificarte, y que tengo autoridad para soltarte? ¿Cuál fue la respuesta de
Jesús? Jesús no se atemorizo para que le dejara vivo. ¿Qué le dijo? “Ninguna
autoridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba” Jn.19:10-11. Así que termina tu trabajito Pilato,
para eso te trajeron, acaba tu trabajo y acaba de condenarme. Y sonó la alarma
en el mudo, escuchándose los pasos de victoria.
Me entiende lo que estamos hablando. Jesús en todo momento estaba unido al
Padre, Jesús veía al Padre en todas sus acciones, y por eso decía: “El Padre y
yo somos uno”.
Todos
nosotros somos llamados a decir lo mismo (Jesús dijo: Que ellos sean uno en nosotros Jn.17:21).
Sin
embargo, ¿qué pasa con nosotros? ¿Oh hemos caído en esta forma sutil de
idolatría?, que cuando nos ocurre algo en nuestra vida que nos molesta, oh que
en nuestra opinión está mal; perdemos los estribos, perdemos el control,
perdemos el dominio y empezamos a despilfarrar y dejar que salga de nuestra
boca, cuantas cosas horribles pueda suceder, pateamos, golpeamos las paredes,
insultamos a todo el que está a nuestro lado, y algunos juzgan hasta la
genealogía ajena.
Tal
vez tuviste la experiencia de llamar a algún maestro para hacer algún trabajo
en casa, diste tu tiempo, pero el maestro llegó muy tarde, y todavía el trabajo
quedo mal hecho.
¿Cómo
reaccionas? De repente reniegas contra el maestro. Este maestro tal por cual,
me hizo perder todo el día, y después bla, bla, bla… Todos caemos algún día en
eso. ¿Cómo se llama ese pecado? idolatría (Col.3:5-6, Gá.5:19-21).
Sabes que, a veces lo merecemos. Ese pobre maestro no hizo otra cosa
lo que la sabiduría divina dictaminó que hiciera; porque tal vez lo merecías.
Algo hiciste atrás, que Dios causó que eso te pasará, para que tú reflexiones y
te rectifiques.
Muchas
veces, cuando estamos desconectados, cuando no somos siervos de Dios, sino que
somos nuestro propio siervo. Nos ofendemos y quitamos a Dios del medio.
Jesús
no fue así, Él dijo: Mi Padre y yo somos uno. El que me ha visto a mí, ha visto
al Padre (Jn.14:7-11). Pablo dijo: Sed
imitadores de mí, así como yo de Cristo. Ef.5:11. Sed, pues, imitadores de
Dios como hijos amados.1P.2:21. Pues para esto fuisteis llamados; porque
también Cristo padeció por nosotros, dejándonos
ejemplo, para que sigáis sus pisadas. Todo esto tiene que ver con entregar
nuestra vida totalmente a la voluntad de Dios.
Nada
de lo que ocurre en mi vida es casualidad, si Dios lo permite eso tenía que
pasar.
Esta
clase que estamos dando, se dice que vivirla es fácil, pero en realidad, vivirla
no es fácil.
No
vayas a pensar tú, que porque yo te estoy diciendo esto yo estoy fuera de esta
palabra. Yo también estoy bajo esta palabra, y antes que llegue a ti, llegó a
mí. Y yo soy el primero, que tengo que
aprender a vivir en la voluntad de Dios todos los días, y de la misma manera hacer reflexión todos los
días.
Una
vez que aprendamos la lección, la terapia que Dios nos pone en el camino; las
cosas comienzan a cambiar para nosotros, y en vez de ofender a los demás, en
vez de vivir quejándonos, vivamos elevándonos y perfeccionándonos en la
voluntad de Dios.
Por
ejemplo, vas al súper mercado y compras tu alimento, y resulta que los
alimentos tenían una bacteria y te fuiste en infección estomacal. En el súper
mercado había más de 100 paquetes de comida, y solo uno tenía bacterias ¿Por
qué cogiste ese? ¿Por qué? Tú no cogiste el paquete, el paquete te cogió a ti. ¿Cuántos
entienden lo que estoy hablando?
Tal
vez estás haciendo algo que la Palabra de Dios te advierte que no lo hagas, y
tú sigues haciendo lo malo o desobedeciendo a Dios. ¿Sabes qué? ¿Quién sabe,
Dios te está hablando para que reflexiones y corrijas tu manera de vivir?
Cuando
entiendes el mensaje que el cielo te envía y lo aprendes, y pasas la
disciplina, entonces le puedes decir a Dios: Ahora entiendo Señor, y aceptas la
corrección obedeciendo. Créeme que la infección se va solita.
¿Porque?
Porque no es una infección epidémica. Es una infección teológica (instructiva)
¿Me entienden lo que estoy hablando? Y cuando es una enfermedad teológica, no
importa lo que te mediques la enfermedad no te pasa.
Cuenta un médico cristiano, que él ha tenido pacientes que les
receta medicamentos y no pasa nada. A otros pacientes les hace bien, y con el
disciplinado por el Señor no pasa nada. Esto es porque viene del tribunal
celestial.
El
médico luego vuelve a decir: Cuando el paciente vuelve a visitarme, me dice doctor
sigo igual. Le digo espérate, vamos a ver las cosas y le respondo, esto ya es
espiritual, aquí hay un asunto espiritual, y me doy cuenta que esto viene de
parte Dios.
En los días bíblicos, la lepra no la curaba ni el médico chino,
porque venia del tribunal celestial; y cuando el tribunal celestial dice
artritis en la mano derecha, no importa el medicamento que te den, sigues con
la artritis hasta que aprendas la lección que Dios te quiere dar, y cuando la
aprendes, se va la artritis, ¿Por qué? Porque Dios no quiere que tú tengas
artritis.
¿Tú
crees, que Dios está feliz viéndote enfermo? Si nosotros siendo malos, sufrimos
cuando nuestros niños se enferman, cuanto más dolor no tendrá nuestro Padre que
está en los cielos, cuando ve nuestro dolor (Mt.7:11).
No
estoy hablando de una enfermedad, que tiene su origen en los problemas típicos
de acá abajo. Estoy hablando, cuando el tribunal celestial te manda algo para
que hagas una reflexión, luego una corrección en tu vida.
Dios
te está enviando un mensaje. Por eso cuando tú te enfermas, lo primero que
tienes que hacer, no es correr al médico, sino meterte en oración y decirle a
Dios, por favor porque me ha venido esto. ¿Hay algo que estoy haciendo mal? Debemos
empezar a reflexionar y a aplicar al mundo espiritual, lo que aplicamos en el
mundo terrenal.
Por
ejemplo: Cuando vamos al médico con un problema, el médico te hace preguntas:
¿Qué comiste ayer? Y antes de ayer ¿Qué comiste? Y te sigue haciendo preguntas,
para ver la relación que hay entre lo que te está pasando y lo que hiciste mal,
para de esa manera corregir y darte la receta para luego cumplirla.
Al
momento que nosotros separamos a Dios de nuestras vida, al momento que
separamos a Dios de nuestras circunstancias, al momento que separamos a Dios de
nuestras responsabilidades diaria, al momento que separamos a Dios de lo que
somos, de lo que pensamos, y de lo que hacemos. Caemos en el laberinto de la
idolatría.
Pensemos
en esto: Al momento que pensamos, que todo lo que nos ocurre en nuestra vida
está bajo el dominio de nuestro Dios Eterno y no lo separamos de él, al momento
que todo lo que hacemos no lo hacemos para el hombre y lo hacemos para Dios, al
momento que llegamos a un punto que nos anulamos nosotros mismos, para no hacer
lo que queremos, sino lo que él desea que hagamos, al momento que entramos en
la voluntad de Dios, y comenzamos a anularnos. Como lo dijo Juan el Bautista:
Es necesario que yo mengue y el crezca (Jn.3:30), como lo dijo Pablo: Con
Cristo estoy juntamente crucificado, y ya
no vivo yo, mas Cristo vive en mi… (Gá.2:20, y otros versos como: (Gá.4:19,5:25,
Ef.5:1-2, Tit.2:14,1P.4:4). Y sacamos lo que nos eleva, mejor dicho sacamos el
“Yo” ese ego que tenemos dentro; y comenzamos a entender que Dios manda la luz
y las tinieblas, hace la paz y crea la adversidad, el empobrece y enriquece, manda
la salud y la enfermedad (Ex.15:26, Dt.7:15,28:15,27-29…); y que la enfermedad
no viene del diablo, y la salud viene de Dios, en realidad las dos vienen de
Dios. Entonces comenzamos a depender de Él, y nos hacemos uno con Él.
La oscuridad
no viene de satanás y la luz viene de Dios. Esto no es así. Tanto lo uno como
lo otro viene de Dios. Él mismo que hace la oscuridad, es el mismo que hace la
luz. El mismo que trae la plaga es el mismo que la sana. No hay diferencia, hay
un solo Dios verdadero, y todo lo demás viene de él. (Is.45:7,42:15,1s.2:6-9,
Am.3:6), el quita reyes y pone reyes (Dn.2:21), él estableció el mundo y todo
su sistema.
Solo
que nosotros no tenemos la información que él tiene. Por eso el justo, tiene
que vivir por la fe. Feliz el pueblo que entiende esto, feliz el pueblo, cuya
mayor delicia está en adorar y servir a Dios, y servirle de todo corazón, obedeciendo
su Palabra.
Amado
hermano y amigo nuestro amor sea efectivo rindiéndonos totalmente a la voluntad
del Padre, amándolo con la efectividad de obedecer sus mandamientos (Jn.14:15).
De esa manera seremos librados de la SUTIL
IDOLATRÍA. Y nuestra adoración, será por siempre y eternamente a nuestro Padre
Celestial, el Dios verdadero creador del universo, y todo lo que existe eternamente
y para siempre. Amen.
Jorsaaleza
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