miércoles, 12 de junio de 2019

PADRE QUERIDO


PADRE QUERIDO
Hoy es un día muy especial, la referencia y el propósito de la celebración es reconocer la paternidad del ser que Dios utilizó para hacernos visible en este mundo.
Este reconocimiento es un elogio de honor, sin embargo cualquiera puede ser padre; pero papá en serio con todo lo que esta palabra evoca no siempre es fácil.
Desde la sabia y suprema inteligencia, la excelencia de la paternidad solo se encuentra en Dios, y los buenos padres toman como principio sus excelentes lecciones. 
Dios es el Padre de los padres, y es el Padre de aquellos que han sido engendrados por Él (Jn.1:12-
13). La seguridad, que nuestro Padre Dios nos dio es el sello del Espíritu Santo, que es la garantía que somos sus hijos redimidos (Ef.1:13-14). 
Y por cuanto sois hijos de Dios, el Espíritu de su Hijo que está en nuestros corazones, que es el Espíritu Santo, clama ¡Abba Padre! Que en nuestro idioma es: “Querido Padre o papito querido”. Gá.4:6.
Es el Espíritu mismo que da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios (Ro.8:16).
Esta explicación es para vivificar nuestra conciencia y tener una celebración permanente en nuestros corazones de amar y honrar a Dios como Padre, que por consiguiente debe florecer en forme coherente y sin contradicciones el respeto amoroso y permanente a nuestros papas.
Ser padre crea paternidad, y paternidad genera una serie de derechos y deberes recíprocos.
Si es verdad que el padre procrea, también es verdad que la paternidad le da el valor efectivo de esa honra de ser padre.
Entonces, qué importante es ese dicho: “Padre no es el que engendra sino el que cría”. Desde esa premisa podemos decir que un buen padre no solo engendra sino que asume la responsabilidad paternal.
Dios como Padre de los padres, dice: Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da. Ex, 20:12.
Y Ef.6:1-4 engrandece el texto para una mejor comprensión cuando dice: Hijos, obedeced en el Señor (como lo manda el Señor) a vuestros padres, porque esto es justo - Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa - para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra - Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor. 
Claramente podemos ver que hay una gran bendición para los padres que honran a Dios, y para los hijos que respetan a sus padres.
Si es verdad que las madres nos llevan 9 meses en su vientre, también es verdad que como hijos llevamos el ADN de nuestro padre.
ADN es el medio de transferencia de nuestros rasgos físicos y psíquicos y espirituales, es el material genético del ser, allí se encuentra nuestros genes hereditarios.
Esto significaría que usted se puede cambiar el nombre, el apellido, puede cambiar la estética de su rostro y hasta todo su cuerpo, etc., pero al verificar su ADN descubrirán que sus rasgos provienen de su papá. Esto no se puede cambiar, no se puede tocar. Esta es la grandeza gloriosa de nuestro Padre Celestial.
Muchas veces solo elogiamos la ternura de una madre, sin embargo, debemos también aclarar, que un verdadero padre, muchas veces hace la ternura de muchas madres.
Amar a nuestros padres queridos, es honrar a nuestro ¡Abba Padre Dios! (Papito querido, papito lindo), quien nos ordena respetarlos.
El papá tiene una honra transferida por Dios, por lo tanto, debe honrar a Dios considerando ese honor o privilegio que Dios le ha dado como padre.
Ser papá es una de las cosas más lindas que puede existir, pero debe entenderse muy bien, que no simplemente debe ser una emoción fiestera, sino una pasion con actos de responsabilidad ante Dios y la sociedad.
También quisiera ampliar la profundidad de la paternidad con las palabras descritas por el apóstol Pablo, cuando después de expresar sus múltiples sufrimientos (1Co.4:6-13) dice: No escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos amados - Porque aunque tengáis diez mil ayos (tutores, maestros) en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio - Por tanto, os ruego que me imitéis - Por esto mismo os he enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el Señor, el cual os recordará mi proceder en Cristo, de la manera que enseño en todas partes y en todas las iglesias.1Co.4:14-17.
Partiendo de estas palabras podemos decir, dichoso el padre ejemplar que es imitado por sus hijos, y dichosos los hijos que tienen un buen padre que es digno de imitar.
Pablo aclara que su amonestación era con mucho amor paternal, y como un buen padre espiritual exhorta a imitarlo (1Co:11:1, Fil3:17).
Mi pregunta es: ¿Cuando su vida es un desbarajuste moral y espiritual, qué autoridad podría tener un padre para pedir imitación?  Ninguna.
Pablo nos muestra una capacidad paternal de amor profundo, que no solo es afecto, simpatía, cariño, etc., sino de conexión, comunión, testimonio, entrega, sacrificio, comprensión, sujeción, etc. Es meterse el uno dentro del otro.  
En 1Ts.2:11-12 el mismo Pablo dice: Así como también sabéis de qué modo, como el padre a sus hijos, exhortábamos y consolábamos a cada uno de vosotros - y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria. 
Lo que quiero enfatizar de este verso es la actitud y preocupación de un buen padre para sus hijos: Exhortarlos, consolarlos y recomendarles no solo con sus palabras sino con su testimonio, a vivir como es digno de un hijo de Dios.
Pablo hablándoles a los corintios, les dice: He aquí, por tercera vez estoy preparado para ir a vosotros; y no os seré gravoso, porque no busco lo vuestro, sino a vosotros, pues no deben atesorar los hijos para los padres, sino los padres para los hijos - Y yo con el mayor placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas, aunque amándoos más, sea amado menos. 2Co.12:14-15.
¿Qué le parece? Todo esto nos enseña Dios en su Palabra, quien es nuestro Padre querido.
Nuestros padres nos aman, una de las muestras también es, su gran responsabilidad laboriosa para cubrir nuestras necesidades. Como también el anhelo que sus hijos la pasen o vivan de lo mejor en los días venideros.
Volviendo a nuestra humanidad, muchas veces pensamos que nuestros hijos no nos dejaren nunca, siempre queremos verlos, y verlos siempre como aquellos pequeños de antaño. Imagínese todo esta hermosura de amor. Pero también tenemos que mencionar, que tristeza más profunda causan los hijos que abandonan a sus padres.
Esto puede ser en el aspecto sanguíneo. ¿Pero acaso también esto no sucede en el aspecto espiritual? Es muy triste cuando se pierde el reconocimiento de paternidad, sea físico o espiritual.
Necesitamos como padres dar amor a nuestros hijos, ya sean físicos o espirituales, y así nuestros hijos deben retribuir amor al reconocimiento paternal, amándolos; y que más felicidad para un padre cuando sus hijos lo aman, y lo aman primeramente amando a Dios.
Esto nos alegra el corazón de tener esa esperanza de bendición, que nuestros hijos vivirán bien, y tendrán una vida de largo tiempo. (Ef.6:1-3).
También como padre deseamos dejar algo a nuestros hijos (herencia), pero las herencias varían por las circunstancias, etc. Tal vez algunos padres no dejamos como herencia grandes riquezas materiales que signifiquen mucho para nuestros hijos; pero si les damos amor, educación, y les trasmitimos fe y devoción ejemplar, etc., es una gran bendición.
Como hijos debemos ser agradecidos profundamente a Dios y a nuestros padres. Debemos dar gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.1Ts.5:18.
El amor de un padre o papá es incomparable, la historia del hijo prodigo expresa esta figura. Lc.15:11-32.
Qué lindo es tener papá y seguir su buen ejemplo. El buen papá hasta de muerto habla con su buen ejemplo de fe y devoción. Uno puede decir, mi padre era un hombre de verdad, un hombre batallador, luchador, de palabra, no fue tramposo, fue fiel en su fe para con Dios. Hasta los vecinos pueden decir allí moró un hombre humilde pero de verdad, fue digno de respeto. Que maravilloso seria que también dijeran su hijos, su familia, siguen su gran ejemplo. Amén. Jorsaaleza.

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