PADRE QUERIDO
Hoy
es un día muy especial, la referencia y el propósito de la celebración es
reconocer la paternidad del ser que Dios utilizó para hacernos visible en este
mundo.
Este reconocimiento es un elogio de
honor, sin embargo cualquiera puede ser padre; pero papá en serio con todo lo
que esta palabra evoca no siempre es fácil.
Desde la sabia y suprema inteligencia,
la excelencia de la paternidad solo se encuentra en Dios, y los buenos padres
toman como principio sus excelentes lecciones.
Dios es el Padre de los padres, y es
el Padre de aquellos que han sido engendrados por Él (Jn.1:12-
13). La seguridad, que nuestro Padre Dios
nos dio es el sello del Espíritu Santo, que es la garantía que somos sus hijos
redimidos (Ef.1:13-14).
Y por cuanto sois hijos de Dios, el
Espíritu de su Hijo que está en nuestros corazones, que es el Espíritu Santo,
clama ¡Abba Padre! Que en nuestro idioma es: “Querido Padre o papito querido”. Gá.4:6.
Es el Espíritu mismo que da testimonio
a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios (Ro.8:16).
Esta
explicación es para vivificar nuestra conciencia y tener una celebración
permanente en nuestros corazones de amar y honrar a Dios como Padre, que por
consiguiente debe florecer en forme coherente y sin contradicciones el respeto
amoroso y permanente a nuestros papas.
Ser padre crea paternidad, y
paternidad genera una serie de derechos y deberes recíprocos.
Si es verdad que el padre procrea,
también es verdad que la paternidad le da el valor efectivo de esa honra de ser
padre.
Entonces, qué importante es ese dicho:
“Padre no es el que engendra sino el que cría”. Desde esa premisa podemos decir
que un buen padre no solo engendra sino que asume la responsabilidad paternal.
Dios como Padre de los padres, dice: Honra
a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová
tu Dios te da. Ex, 20:12.
Y Ef.6:1-4 engrandece el texto para
una mejor comprensión cuando dice: Hijos, obedeced
en el Señor (como
lo manda el Señor) a
vuestros padres, porque esto es justo - Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa
- para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra - Y vosotros,
padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y
amonestación del Señor.
Claramente podemos ver que hay una
gran bendición para los padres que honran a Dios, y para los hijos que respetan
a sus padres.
Si es verdad que las madres nos llevan
9 meses en su vientre, también es verdad que como hijos llevamos el ADN de
nuestro padre.
ADN es el medio de transferencia de
nuestros rasgos físicos y psíquicos y espirituales, es el material genético del
ser, allí se encuentra nuestros genes hereditarios.
Esto significaría que usted se puede
cambiar el nombre, el apellido, puede cambiar la estética de su rostro y hasta
todo su cuerpo, etc., pero al verificar su ADN descubrirán que sus rasgos
provienen de su papá. Esto no se puede cambiar, no se puede tocar. Esta es la
grandeza gloriosa de nuestro Padre Celestial.
Muchas veces solo elogiamos la ternura
de una madre, sin embargo, debemos también aclarar, que un verdadero padre,
muchas veces hace la ternura de muchas madres.
Amar a nuestros padres queridos, es
honrar a nuestro ¡Abba Padre Dios! (Papito querido, papito
lindo), quien nos ordena
respetarlos.
El papá tiene una honra transferida
por Dios, por lo tanto, debe honrar a Dios considerando ese honor o privilegio
que Dios le ha dado como padre.
Ser papá es una de las cosas más
lindas que puede existir, pero debe entenderse muy bien, que no simplemente
debe ser una emoción fiestera, sino una pasion con actos de responsabilidad
ante Dios y la sociedad.
También
quisiera ampliar la profundidad de la paternidad con las palabras descritas por
el apóstol Pablo, cuando después de expresar sus múltiples sufrimientos (1Co.4:6-13)
dice: No escribo esto
para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos amados - Porque aunque tengáis diez mil ayos
(tutores, maestros) en
Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por
medio del evangelio - Por tanto, os
ruego que me imitéis - Por esto mismo os he enviado a Timoteo, que es
mi hijo amado y fiel en el Señor, el cual os recordará mi proceder en Cristo,
de la manera que enseño en todas partes y en todas las iglesias.1Co.4:14-17.
Partiendo de estas palabras podemos
decir, dichoso el padre ejemplar que es imitado por sus hijos, y dichosos los
hijos que tienen un buen padre que es digno de imitar.
Pablo aclara que su amonestación era
con mucho amor paternal, y como un buen padre espiritual exhorta a imitarlo (1Co:11:1,
Fil3:17).
Mi pregunta es: ¿Cuando su vida es un desbarajuste
moral y espiritual, qué autoridad podría tener un padre para pedir imitación? Ninguna.
Pablo nos muestra una capacidad
paternal de amor profundo, que no solo es afecto, simpatía, cariño, etc., sino
de conexión, comunión, testimonio, entrega, sacrificio, comprensión, sujeción,
etc. Es meterse el uno dentro del otro.
En 1Ts.2:11-12 el mismo Pablo dice: Así como también sabéis de qué modo, como el padre a sus hijos, exhortábamos
y consolábamos a cada uno de vosotros - y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os
llamó a su reino y gloria.
Lo que quiero enfatizar de este verso
es la actitud y preocupación de un buen padre para sus hijos: Exhortarlos, consolarlos
y recomendarles no solo con sus palabras sino con su testimonio, a vivir como
es digno de un hijo de Dios.
Pablo
hablándoles a los corintios, les dice: He aquí, por tercera vez estoy
preparado para ir a vosotros; y no os seré gravoso, porque no busco lo vuestro,
sino a vosotros, pues no deben
atesorar los hijos para los padres, sino los padres para los hijos - Y
yo con el mayor placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por
amor de vuestras almas, aunque amándoos más, sea amado
menos. 2Co.12:14-15.
¿Qué le parece? Todo esto nos enseña Dios
en su Palabra, quien es nuestro Padre querido.
Nuestros padres nos aman, una de las
muestras también es, su gran responsabilidad laboriosa para cubrir nuestras
necesidades. Como también el anhelo que sus hijos la pasen o vivan de lo mejor
en los días venideros.
Volviendo a nuestra humanidad, muchas
veces pensamos que nuestros hijos no nos
dejaren nunca, siempre queremos verlos, y verlos siempre como aquellos pequeños
de antaño. Imagínese todo esta hermosura de amor. Pero también tenemos que
mencionar, que tristeza más profunda causan los hijos que abandonan a sus
padres.
Esto puede ser en el
aspecto sanguíneo. ¿Pero acaso también esto no sucede en el aspecto espiritual?
Es muy triste cuando se pierde el reconocimiento de paternidad, sea físico o espiritual.
Necesitamos como padres
dar amor a nuestros hijos, ya sean físicos o espirituales, y así nuestros hijos
deben retribuir amor al reconocimiento paternal, amándolos; y que más felicidad
para un padre cuando sus hijos lo aman, y lo aman primeramente amando a Dios.
Esto nos alegra el
corazón de tener esa esperanza de bendición, que nuestros hijos vivirán bien, y
tendrán una vida de largo tiempo. (Ef.6:1-3).
También como padre
deseamos dejar algo a nuestros hijos (herencia), pero las herencias
varían por las circunstancias, etc. Tal vez algunos padres no dejamos como
herencia grandes riquezas materiales que signifiquen mucho para nuestros hijos;
pero si les damos amor, educación, y les trasmitimos fe y devoción ejemplar,
etc., es una gran bendición.
Como hijos debemos ser
agradecidos profundamente a Dios y a nuestros padres. Debemos
dar gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en
Cristo Jesús.1Ts.5:18.
El amor de un padre o
papá es incomparable, la historia del hijo prodigo expresa esta figura. Lc.15:11-32.
Qué lindo es tener papá y
seguir su buen ejemplo. El buen papá hasta de muerto habla con su buen ejemplo
de fe y devoción. Uno puede decir, mi padre era un hombre de verdad, un hombre
batallador, luchador, de palabra, no fue tramposo, fue fiel en su fe para con
Dios. Hasta los vecinos pueden decir allí moró un hombre humilde pero de
verdad, fue digno de respeto. Que maravilloso seria que también dijeran su
hijos, su familia, siguen su gran ejemplo. Amén. Jorsaaleza.