Tomado del evangelio.blog El constructor del sermón
El
Constructor del Sermón
Una Guía PASO A PASO Para
Realizar Mensajes Y Sermones Expositivos.
Introducción
Bienvenidos
al Constructor del Sermón – una guía paso a paso para la preparación y predicación expositiva del
sermón.
Mientras
el Constructor de Sermón, está dirigido a conducir a pastores y maestros de la
Biblia hacia los pasos básicos de la exégesis (Explicación
o interpretación de algo, generalmente de la obra de un autor o de un texto
concreto, especialmente bíblico) y la
exposición. Es nuestro deseo que aun al exponente experimentado, al abrirse
paso por el Constructor de Sermón, sea refrescado y recordado de verdades y
principios útiles.
El
Constructor de Sermón ha dividido la construcción del sermón incorporando un
proceso en cuatro etapas principales: 1- La Preparación, 2- La Precisión, 3- La Producción, y 4- La
Presentación.
Antes de la
exposición del estudio en mención explicamos específicamente el significado de
lo que es predicación expositiva:
Por la
gracia de Dios, Latinoamérica está experimentando el surgimiento de doctrinas
bíblicas e históricas y junto con esto un interés en la predicación expositiva.
Esto es
muy necesario ya que a pesar del nuevo interés por esta forma de predicación (la
cual se considera como la única forma de predicación auténticamente bíblica) todavía hay muchos que no han logrado
comprender los elementos básicos y vitales de esta. Solo me resta decir que
espero que Dios sea glorificado en la fiel exposición de su Palabra para que
muchos en este continente vengan a los pies del Salvador y para que su iglesia
sea correctamente edificada y ande “como
es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra.” Col.1:10.
Hay
otras formas de predicación tales como: Sermones narrativos, sermones
temáticos, sermones doctrinales o textuales y, el sermón de ocasión. Pero hoy
solo hablaremos del sermón Expositivo.
Oportunamente,
hoy ofrecemos una serie de definiciones de la predicación expositiva por
algunos hombres de Dios que hacen rotundamente uso de ello:
“La predicación expositiva es la predicación
que es impulsada por el texto y que hace honor a la verdad de las Escrituras
como fue dada por el Espíritu Santo. Su objetivo es descubrir el significado
inspirado por Dios a través de la investigación e interpretación histórica,
teológica y gramatical. Por medio de la proclamación atractiva y convincente,
el predicador explica, ilustra y aplica el significado del texto bíblico en su
presentación y en el poder del Espíritu Santo, predicando a Cristo para un
veredicto de vidas cambiadas.” Daniel
L. Akin“La predicación es la exposición pública de las Escrituras por el hombre enviado por Dios, en la que Dios mismo está presente en el juicio y en la gracia.” Juan Calvino.
“Esta es la verdadera naturaleza de la predicación. Es el hombre de Dios abriendo la Palabra de Dios y exponiendo sus verdades para que la voz de Dios sea escuchada, la gloria de Dios vista, y la voluntad de Dios obedecida.” Steve Lawson.
“La única respuesta lógica a la Escritura infalible, es predicarla de forma expositiva. Por expositiva quiero decir predicarla de tal manera que el significado del pasaje bíblico se presente completa y exactamente como Dios quería. La predicación expositiva es la proclamación de la verdad de Dios tal y como es mediada a través del predicador.” John MacArthur
“Predicar es un proceso vivo que involucra a Dios, al predicador y a la congregación, y ninguna definición puede pretender maniatar esa dinámica. Pero igualmente debemos intentar una definición que resulte. La predicación expositiva es la comunicación de un concepto bíblico, derivado de, y transmitido por medio de, un estudio histórico, gramatical y literario de cierto pasaje en su contexto, que el Espíritu Santo aplica, primero, a la personalidad y la experiencia del predicador, y luego, a través de este, a sus oyentes.” Haddon W. Robinson.
“La exposición normalmente se concentra en un
texto de la Escritura, pero algunas veces es posible que un mensaje
temático-teológico o histórico-biográfico sea de naturaleza expositiva.”
1. El mensaje halla su única fuente en la
Escritura.
2. El mensaje es sacado de la Escritura
mediante una exégesis cuidadosa.
3. La preparación del mensaje interpreta
correctamente la Escritura en su sentido normal y en su
contexto.
4. El mensaje explica claramente el significado
original que Dios procuraba para la Escritura.
5. El mensaje aplica el significado actual de
la Biblia. Richard Mayhue.
Hoy vamos al tema.
Etapa
1: La Preparación
La
predicación poderosa siempre comienza con una preparación correcta.
El hombre
de Dios no puede esperar interpretar correctamente el texto o exponer
apasionadamente la verdad sin primero preparar su propio corazón y mente para
la tarea. Esta preparación requiere al menos seis áreas de consideración:
1. El
Predicador – ¿Estoy preparado para predicar?
2. El
Propósito – ¿Por Qué estoy predicando?
3. El
Paradigma – ¿La Clase de sermón predicaré?
4. Las
Personas – ¿A Quiénes predicaré?
5. El
Potencial – ¿Cuáles son los resultados potenciales de mi mensaje?
6. El
Pasaje – ¿Qué texto voy a predicar?
A través
de considerar en oración cada uno de estas áreas, el predicador estará bien
preparado para empezar el proceso de construcción del sermón.
Etapa 1, Paso 1: Considera al Predicador (¿Estoy Preparado para
predicar?)
El predicador debe empezar por mirar su propia
vida, impregnando todo el proceso de construcción del sermón en oración, confesando
todo pecado conocido, y recordándose a sí mismo que él es más que un simple
siervo de Su Amo.
Es
crucial, desde el principio, que el predicador auto examine su propio corazón
antes de predicarle a otros.
Con esto
en mente, Steve Lawson indica:
Antes
de que el predicador pueda preparar el sermón, Dios debe primero, preparar al
predicador. El que desee obtener una comprensión precisa del texto bíblico debe ser
una persona que esté creciendo en la gracia y el conocimiento del Señor Jesucristo.
De esta manera, el expositor nunca
debería acercarse a un pasaje clínicamente, simplemente para elaborar un
sermón. En lugar de eso, él
debe estudiar para comprometer su corazón a amar y adorar a Dios. Ningún expositor puede llevar a otros
espiritualmente a donde él no ha ido.
Mire usted al siervo Esdras. Esd.7:10.
Jerry
Vines y Jim Shaddix simplemente dicen esto:
“La preparación es un
elemento importante en la buena predicación expositiva. El predicador no sólo
debe pasar tiempo preparando el mensaje, sino que él también debe prepararse”.
Con esto
en mente, la preparación personal del predicador consta al menos de tres
elementos cruciales: La
oración, la pureza, y la perspectiva.
La Oración (Sal.19:14;
119:10, 18, 33-40). De principio a fin, el predicador debe impregnar todo el
proceso de construcción del sermón en oración.
La
oración por él mismo (para que él correctamente interprete y aplique la verdad)
y la oración para sus oyentes (para que correctamente entiendan y respondan a
la verdad).
En
esencia, la oración es dependencia. El
predicador que no ora, indica que él depende más en sus habilidades persuasivas
que en el poder del Espíritu de Dios.
James
Rosscup dice esto:
La
oración no es una disyuntiva sino el elemento principal en el caleidoscopio de
características espirituales que señalan a un predicador. Estos
rasgos se unen en una fuerza espiritual poderosa; crean a un portavoz para Dios. Jesús, el modelo más fino, y otros
portavoces efectivos para Dios han sido poderosos en la oración unida a las
virtudes de santidad y dependencia en Dios. . . . Los predicadores que siguen el modelo
bíblico toman seriamente la oración misma. En la preparación del sermón, se empapan ellos mismos en oración.
La Pureza (1Ts.2:1-12;
1Tim. 3:2-3; Stg.1:21). Además de la devoción, el hombre de Dios debe ser un
hombre caracterizado por una vida justa.
Cualquier
estándar inferior socava el mismo mensaje que el predicador proclama.
Ciertamente, nadie es perfecto. Pero, el patrón de vida del predicador debe ser
uno que refleje y refuerce la verdad que él expone.
A
consecuencia de esto, Stephen Olford simplemente indica: “Las Escrituras y la experiencia práctica nos han
enseñado que Dios está más preocupado con lo que somos que con lo que hacemos”. John MacArthur está de acuerdo y dice: La rectitud y la
santidad juntas son dos cualidades indispensables de un hombre de Dios, y aún
son su búsqueda de toda la vida. Son centrales para su utilidad; están en el corazón de su poder. Él las posee y aún las busca (Fil. 3:7-16). Un predicador no santificado es inútil para Dios, y un peligro para sí
mismo y las personas.
De esta
manera, Richard Baxter escribió:
Un
buen número de sastres va cubierto de harapos, haciendo ropas costosas para
otros; y
un buen número de cocineros apenas se chupan sus dedos, cuando él ha adornado
para otros los platos más costosos. . . . Es algo espantoso ser un profesante no santificado, pero bastante más
lo es ser un predicador no santificado.
La Perspectiva (Sal.
8:3-4; Isa. 6:5; Ro.12:3). En el mismo comienzo del proceso del sermón, el
predicador humildemente debe recordarse a sí mismo que él no es nada fuera de
la gracia de Dios. Él es simplemente un instrumento en las manos del amo, un
mensajero al servicio del rey.
Si el
predicador tiene éxito (como Dios lo mide), no es por su elocuencia o su
carisma – más bien el éxito verdadero proviene de una fidelidad inquebrantable
sin importar las consecuencias.
El hombre
piadoso no les sirve a los hombres, sino a Dios. El predicador piadoso, por
consiguiente, no debe buscar la aprobación de los hombres, sino más bien la
sonrisa de su Señor. Gá.1:10.
Además,
la Palabra que él proclama nunca debe ser minimizada, la salvación que él
recibió nunca debería olvidarla.
Primero debería
ser un combustible para su pasión por Dios.
Segundo debería
ser una parte necesaria de su vocación.
El
proceso de construcción del sermón no debería ser un simple trabajo, sino
también adoración.
Steven
Lawson dice esto:
El predicador siempre
debe abordar la Palabra de Dios con reverencia, humildad, y temor de Dios. Cada
vez que él abra la Escritura, él debe ser agudamente consciente de que él está
abriendo la Palabra del Dios vivo. Él nunca debe permitirse venir a la Biblia
insensiblemente o en una rutina hueca. Más bien, su corazón siempre debería
estar absorbido con la verdad profunda que Dios está hablando en el texto.
Así, él
siempre debe estudiar un texto en la manera que Moisés abordó a Dios diciendo,
“muéstrame Tu gloria”. Entonces, antes de que pueda tener una comprensión clara
de la Palabra de Dios, primero debe haber un amor consumado por Dios y Su
gloria.
Teniendo
una perspectiva correcta, el predicador se da cuenta de que él es
insignificante, pero que el Dios a quien él sirve lo es todo.
El
proceso de la construcción del sermón, por consiguiente, no es un trabajo
pesado meticuloso, sino más bien el privilegio máximo para el cual cualquier
ser humano pecaminoso podría ser llamado.
Etapa 1, Paso 2: Considere el Propósito – ¿Por Qué estoy predicando?
¿Por qué debería Predicar Expositivamente?
El llamado a predicar no es meramente una invención
humana. Más bien, es una idea de Dios – de hecho, es su mandamiento para
aquellos que son sus mensajeros.
Aún, el llamado a predicar no es un llamado para
exponer nuestras ideas o nuestras opiniones.
El púlpito no es nuestra tribuna improvisada. De esta
manera el predicador debe tener el compromiso de predicar la Palabra – para
exactamente y adecuadamente expresar las verdades de Dios como se han dado en
la Escritura.
Aquí
hay cinco razones (adaptado de Carey Hardy) para predicar la Palabra de Dios
con fidelidad y precisión:
1.Bíblicamente. La
predicación expositiva es el modelo presentado y prescrito en la Escritura:
- Mt.28:19-20. Por tanto, id, y
haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y
del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os
he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del
mundo. Amén.
- 1Ti.4:13. Entre tanto que voy,
ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza.
- 2Ti.2:2. Lo que has oído de mí
ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para
enseñar también a otros.
- 2Ti.4:1-2. Te encarezco delante
de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su
manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y
fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.
- Tito 2:1 – Pero tú habla lo que
está de acuerdo con la sana doctrina.
* Un modelo expositivo de predicar se sobreentiende
también en Esd.7:10; Neh.8:8; Lc.4:16-22; Hch.6:4; 7:2-53; 8:27-35; y Ro.10:17.
MacArthur resume el ejemplo que encontramos en la
Escritura:
La Palabra de Dios es lo
que Jesús predicó (Lc.5:1).
Fue el mensaje que los
apóstoles enseñaron (Hch.4:31 y 6:2).
Fue la palabra que los
samaritanos recibieron (Hch.8:14) como dada por los apóstoles (Hch.8:25). Fue el
mensaje que los Gentiles recibieron como fue predicada por Pedro (Hch.11:1).
Fue la palabra que Pablo
predicó en su primer viaje misionero (Hch.13:5, 7, 44, 48, 49; 15:35-36).
Fue el mensaje predicado en el segundo
viaje misionero de Pablo (Hch.16:32; 17:13; 18:11).
Fue el mensaje que Pablo
predicó en su tercer viaje misionero (Hch.19:10).
Fue el enfoque de Lucas
en el Libro de Hechos con respecto a que se propagó rápidamente y ampliamente
(Hch.6::7; 12:24; 19:20).
Pablo tuvo el cuidado de
decirle a los corintios que él habló la Palabra como fue le dada por Dios, que
no había sido adulterada y que era una manifestación de la verdad (2Co.2:17; 4:2).
Pablo admitió que fue la
fuente de su predicación (Col.1:25; 1Ts.2:13).
2.Teológicamente.Una
comprensión correcta de la Escritura nos conducirá a predicar
exposicionalmente.
· La Palabra de
Dios es inspirada (2Ti.3:16;
2Pd.1:20-21). Es exhalada por Dios; Es Su misma Palabra.
· La Palabra de
Dios es inerrante (Sal.19:7-9).
Como originalmente revelada, la Biblia es sin error en cualquier área, incapaz
de fracasar en cualquiera de sus partes, perfecta en cada aspecto.
· La Palabra de
Dios es autoritaria (Sal.119).
Debido a que es la Palabra de Dios perfecta, conlleva en ella Su autoridad.
· La Palabra de
Dios es suficiente (2
Pd.1:3-4; 2Ti.3:17; He.4:12). Dios reveló todo lo necesario para que las
personas vivan una vida plena. Aún cuando ciertos asuntos no se discuten
específicamente en la Escritura, la Palabra de Dios provee los principios
necesarios para correctamente ocuparse del punto en cuestión.
· La Palabra de
Dios es relevante (Sal.119:105;
Is.40:8; 2 Ti.3:17). Porque Su Palabra es la autoridad final en todo lo que las
personas necesitan, es de extrema importancia a todas las personas de todo los
tiempos. La Escritura se ocupa de las necesidades verdaderas de toda persona de
cada período de tiempo – a partir de la realidad del pecado y la necesidad de
un Salvador.
La única respuesta correcta para creer en estas
verdades acerca de la Escritura es predicar la Escritura expositivamente – ¡y
para no predicar nada más! Si el predicador verdaderamente cree estas verdades,
él querrá predicar de tal manera que el significado del pasaje de la Biblia sea
presentado enteramente y tal cual Dios lo pretendió. Ésta es predicación
expositiva.
3. Eclesiásticamente. Como un
líder en la iglesia, el predicador tiene una responsabilidad de predicar
exposicionalmente.
Nos encontramos que en la Escritura la iglesia existe para adorar y
glorificar a Dios (1Cor.10:31; He.13:15).
Para proveer un contexto de compañerismo amoroso
uno con el otro con el objeto de la edificación mutua (Ef.3:16-19; 4:12-16).
Para ser un centro de entrenamiento por medio del
cual las personas puedan crecer a través de la aplicación de la enseñanza y la
utilización de sus dones espirituales (1Cor.12-14; Ro.12; Ef.4).
Y para ser luz en este mundo de tinieblas, para la
evangelización de los elegidos de Dios (Mt.5:13-16; 28:19-20; Tit.2:11-15).
Pero otro propósito de la iglesia es éste: La
iglesia existe para ser un depósito de la verdad divina (1Ti.3:15). Si un
predicador comprende este propósito de la iglesia, él está obligado a ser un
expositor.
4. Históricamente. La
predicación expositiva ha sido el modelo primario de predicar a todo lo largo
de la historia de la iglesia, a partir de los profetas del A.T. y los apóstoles
del NT.
James Stitzinger, en el capítulo tres de El Redescubrimiento de la Predicación
Expositiva, provee un exhaustivo relato de la historia de la predicación
expositiva.
Él da ejemplos de predicación expositiva en el
período bíblico; la época de la iglesia cristiana temprana (100-476 D.C.); el
período medieval (476-1500); el período de la Reforma (1500-1648), incluyendo
los ejemplos de Lutero, Calvino, y Zwinglio; y el período moderno
(1649-presente), incluyendo a William Perkins, Richard Baxter, John Owen,
Bunyan, Charnock, Whitefield, Matthew Henry, John Broadus, Alexander Maclaren,
Spurgeon, Ironside, Barnhouse, Criswell, G. Campbell Morgan, Lloyd-Jones, Stott,
Boice, MacArthur, y a muchos otros. Claramente, el exponente bíblico está en
buena compañía.
La conclusión de Stitzinger, después de examinar la
historia de la iglesia, es de esperarse:
Un estudio de la
historia de la predicación expositiva hace constar que tal predicación está
profundamente arraigada en el terreno de la Escritura. De esta
forma, es la única clase de predicación que perpetúa la predicación bíblica en
la iglesia. A lo largo de la
historia, algunos hombres bien conocidos en cada generación representativa de
un mayor cuerpo de exponentes fieles se han comprometido a este ministerio de
exposición.
Sus voces desde el
pasado deberían alentar al exponente contemporáneo y desafiarlo a alinear su
predicación con el estándar bíblico. La Escritura exige nada menos que una
exposición facultada por Dios como ha sido demostrada por aquellos santos
dignos que han dedicado sus vidas a esta tarea noble.
5. Prácticamente. La
predicación expositiva también tiene numerosos beneficios prácticos.
Somos responsables de la enseñanza del consejo de
Dios. Esto exige un acercamiento organizado, estratégico, expositivo. Un
acercamiento “al azar” para predicar producirán un entendimiento “al azar” de
la Escritura.
Promueve el nivel más alto de alfabetismo bíblico y
entre nuestro pueblo.
Provee responsabilidad hacia el predicador. Le hace
responsable de predicar lo que dice Dios, y no sus opiniones. También le hace
surtir efecto. Es un trabajo arduo ahondar profundamente en las verdades de la
Escritura.
La exposición sistemática protege al predicador.
Muchos pastores tienen una tendencia a caer en una rutina y desarrollar una
mentalidad de un solo tema. También, la exposición da protección en contra de
usar la Biblia como un club (encontrando una Escritura para reprender a alguien
públicamente).
Impide un inexacto uso del pasaje. No hay nada malo
en usar un solo versículo de la Escritura para establecer un punto espiritual
válido. El problema es hacer mal uso del versículo. Usted debe saber lo que un
versículo quiere decir en su contexto antes de usarlo. La predicación
expositiva asegura esto.
Un exponente raras veces pierde el tiempo
preguntándose lo que él va a predicar la siguiente ocasión… o de donde él
obtendrá sus ideas para ver qué es lo que va a decir.
La exposición sistemática les da a las personas un
apetito por la Palabra.
El Redescubrimiento
de la Predicación Expositiva enlista numerosos beneficios de la
predicación expositiva de la manera siguiente:
La predicación
expositiva emula mejor la predicación bíblica tanto en contenido como en
estilo. Éste es el beneficio principal. Además de esto, otras ventajas listadas en orden aleatorio incluyen lo
siguiente:
Predicación
expositiva:
· Logra mejor el intento bíblico de predicar:
Entregando el mensaje de Dios.
· Promueve bíblicamente la predicación
autoritativa.
· Magnifica la Palabra de Dios.
· Proporciona una bodega de material de sermones.
· Desarrolla al pastor como un hombre de la Palabra
de Dios.
· Asegura el nivel más alto de conocimiento de la
Biblia para el rebaño.
· Induce a pensar y vivir bíblicamente.
· Promueve la profundidad y la comprensión.
· Da fuerza para el tratamiento textos difíciles de
interpretar.
· Permite el manejo de amplios temas teológicos.
· Mantiene a distancia a los predicadores de la rutina
y de los caballitos de batalla.
· Impide la introducción de ideas humanas.
· Protege en contra de una mala interpretación del
texto bíblico.
· Imita la predicación de Cristo y de los
apóstoles.
· Destaca lo mejor en el expositor.
Etapa 1, Paso 3: Considere el Paradigma – ¿Qué Clase de sermón predicaré?
Es importante, desde el principio, para el
predicador comprender la esencia de lo que la predicación expositiva es.
El exponente deberá darse cuenta de que mientras la
exposición no está limitada a una predicación versículo por versículo, hay
numerosas ventajas para hacer de la predicación versículo por versículo un
patrón normal.
En
su esencia, la predicación expositiva abarca los siguientes cinco elementos
(adaptada de Richard Mayhue):
1. El mensaje
encuentra su fuente exclusiva en la Escritura.
2. El
mensaje es extraído de la Escritura a través de una exégesis cuidadosa.
3. La preparación del mensaje
correctamente interpreta la Escritura en su sentido normal y en su contexto.
4. El
mensaje claramente explica el significado original pretendido por Dios de la
Escritura.
5. El
mensaje aplica el significado Bíblico para hoy.
Indicándolo
de manera diferente, Faris Whitesell aclara lo qué la predicación expositiva es
mediante la identificación de lo que no es:
1. No es un comentario
recorriendo de palabra por palabra y versículo por versículo sin unidad, ni
bosquejo, y dirección penetrante.
2. Sin comentarios divagantes y
observaciones sin sentido acerca de un pasaje sin un trasfondo de exégesis y orden
lógico.
3. No es una masa de sugerencias
desconectadas e inferencias basadas en el significado superficial de un pasaje,
pero no mantenida por un estudio a profundidad y amplitud del texto.
4. No es una exégesis pura, no
importa cuánta erudición, si carece de un tema, tesis, bosquejo, y desarrollo.
5. No es una simple idea general
estructural de un pasaje con algunos comentarios de apoyo pero sin otros
elementos retóricos y de sermón.
6. No es una homilía tópica
usando partes dispersas del pasaje pero omitiendo una discusión de otras partes
igualmente importantes.
7. No es una colección en
trocitos de citas y conclusiones gramaticales de comentarios sin una unión de
estos elementos en un mensaje suave, fluido, interesante e imponente.
8. No es una charla tipo lección
de escuela dominical que no tiene un bosquejo del contenido, informalidad, y el
fervor, pero con falta de estructura de sermón e ingredientes retóricos.
9. No es una lectura de la Biblia
que conecta un número de pasajes dispersos tratando un tema en común, pero
falla en manejar cualquiera de ellos en una manera cabal, gramatical, y
contextual.
10. No es un devocional ordinario
o charla de reunión de oración que combina unos comentarios incoherentes,
sugerencias inconexas, y reacciones personales en un debate semi-inspiracional,
pero con falta del beneficio del estudio contextual-exegético básico y los
elementos persuasivos.
Con estos principios básicos como fundamento, hay
muchos estilos diferentes de predicación expositiva.
Irvin Busenitz escribe esto:
Tal como una predicación
versículo por versículo no es necesariamente expositiva, predicar lo que no es
versículo por versículo no es necesariamente poco expositivo.
Es cierto, algunos
enfoques de actualidad no son expositivos, pero tal necesidad no lo es y
ciertamente no debería ser el caso. Ningún libro se ocupa de temas que
directamente afectan la vida diaria más de lo que lo hace la Biblia. De esta manera, para ser efectivo, toda
predicación de actualidad y enseñanza, cualquiera que sea tema, sea temático,
teológico, histórico, o biográfico, debe ser consumido con exponer la Palabra.
El
Constructor de Sermón está primordialmente diseñado para exponer versículo por
versículo. Después de todo, ésta es la forma
más común de exposición. No obstante, a los predicadores que quieren
ocasionalmente predicar de manera tópica no les debería dar miedo hacerlo – con
tal de que exactamente proclamen la Palabra de verdad, cuidándose de no sacar
versículos de su contexto.
Con esto
en mente, el predicador debería seguir un plan general para su exposición
semanal. Esto es medianamente fácil en una predicación versículo por versículo
puesto que el predicador simplemente comienza en el texto que sigue de donde lo
dejó.
Para una
predicación tópica, un buen plan requiere previsión y estrategia de oración.
Siguiendo un plan, el predicador puede de antemano comenzar a prepararse para
dar unas semanas de mensaje, y aun meses.
Considerando
cual modelo este utilizando el predicador para un sermón dado (si el de versículo
por versículo o el de tópico), el predicador puede apartar el tiempo necesario
(el de tópico usualmente requiere más tiempo porque están involucrados más
pasajes) y puede determinar los pasos correctos a seguir.
Hay
beneficios significativos para predicar a través de un libro de la Biblia de
principio a fin (en un estilo versículo por versículo). Lo siguiente, es
adaptado de Carey Hardy, enlista esas ventajas:
Protege
versículo/párrafos/capítulo en su contexto correcto.
Esto asegura una mayor exactitud en el manejo de la
Escritura. Es también mejor para la congregación, puesto que aprenderán los temas
de la Biblia organizadamente, a distinción de un acercamiento de tópico que
presenta la verdad en una forma potencialmente confusa y mixta. El progreso en aprender es más fácil de
rastrear.
Usted cubre todos los asuntos eventualmente.
De hecho, al predicar sobre libros de la Biblia
usted terminará tocando un mayor número de temas que fácilmente vendrán a la
mente de otra manera. La serie predicaciones grandemente auxilia
su alcance objetivo.
Le permite ocuparse de las necesidades sin distinguir a cualquier
individuo.
Puesto que usted se ocupa de temas tal y como
aparecen en el texto, los temas sensibles serán tratados sin la apariencia de
señalar a personas o a problemas de la iglesia.
Estudiar
la siguiente sección del texto ahorra tiempo contra el investigar un tema
completamente nuevo cada semana.
Cada sermón nuevo no requerirá una investigación
completamente nueva sobre el trasfondo, contexto, etc., de un texto…o
una investigación nueva de la nada en otro tema. Le evita el
“agotamiento”.
Usted no tendrá que experimentar la tarea
atormentadora y consumidora del tiempo para decidir qué tema a tratar cada
domingo – usted obviamente predicará en la siguiente sección del texto.
Etapa 1, Paso 4: Considere las Personas – ¿Quién es mi audiencia?
Resumen: Mientras que el mensaje nunca debería ser
determinado por la audiencia, sino más bien por las Escrituras, el predicador
ha de ser sabio para considerar en oración a su audiencia antes de predicar.
Haciendo esto, él se recordará a sí
mismo que las almas de individuos reales están en peligro, y que el proceso de
construcción del sermón es importante – porque eternamente afectará las vidas
de las personas.
El
Buen Pastor no sólo conoce la verdad de la Palabra de Dios, sino también las
necesidades de las ovejas. Por
consiguiente, al diligentemente estudiar, el predicador en oración debe
recordar a la audiencia hacia quien él predicará.
La
construcción del sermón no debe ser un ejercicio meramente académico o
esotérico. Más bien, consiste de exponer a las personas la Palabra de Dios. Con
esto en mente, Walter Liefield escribe, “es la
preocupación personal que distingue al buen pastor del simple ministro”. David Larson nota: “El
predicador debe preocuparse por hacer un puente entre los mundos de la verdad
de la Palabra de Dios y las realidades de las vidas de las personas”. Y Juan Calvino está de acuerdo:
¿Qué ventaja habrá si nos quedáramos aquí a la
mitad del día y considerando exponer la mitad de libro sin considerarlo usted
para su provecho y edificación?… Debemos tomar en consideración a aquellas
personas a quienes la enseñanza es dirigida… Por esta razón cuidemos bien a quienes tenemos en este cargo de
enseñar, cuando hablen a las personas, deben decidir cuál enseñanza será buena
y provechosa a fin de que puedan diseminarla fielmente y con discreción para el
provecho de cada uno individualmente.
Steven
Lawson agrega: Con el fin de escoger
el texto correcto para predicar, el exponente debe saber las necesidades
espirituales, la condición, y la madurez de aquellos a quienes él predica.
Antes de que haga exégesis del texto,
él debe primero hacer exégesis de sus oyentes. Él debe comprender el contexto de sus vidas si él ha de dar en el
blanco con sus palabras.
Prácticamente,
esto incluye el orar por la audiencia pretendida desde el principio – para que
sus mentes puedan comprender y sus corazones puedan estar en condición de
recibir. También conlleva pensar detenidamente en la forma más efectiva para
presentarle el mensaje a una audiencia dada. En otras palabras, sin comprometer
el mensaje o diluir la verdad, el predicador trata eficazmente e
interesantemente comunicar la verdad absoluta a los oyentes.
En
resumen, John MacArthur dice esto:
Pienso
que las personas estarán aburridas si usted es aburrido. No tiene
relación con cuánto tiempo usted pase en un libro. Con tal de que usted este mencionando cosas
que capturen su interés y desafíen sus vidas, no les importará en qué libro
usted este predicando y por cuánto tiempo.
Etapa 1, Paso 5: Considere el Potencial – ¿Cuáles son los resultados
pretendidos de mi mensaje?
El predicador ha de ser sabio en considerar el
poder del mensaje que él predica – a saber, la habilidad del Espíritu Santo
para cambiar las vidas a través de la Palabra de Dios.
La meta del exponente nunca debería ser proclamarse
o buscar su propia gloria. Tales fines serviles y orgullosos no
garantizan nada – excepto que Dios no estará contento. Sin embargo, cuando el predicador fielmente
y humildemente entrega el mensaje de Dios, el potencial es infinito y eterno.
La meta
del exponente siempre debería ser exaltar al Señor (1Co.10:31), explicando
claramente el texto (Esd.7:10) y exhortando a las personas a obedecer (Tit.2:15).
Ciertamente,
éste es un trabajo duro – como Calvino dijo, “es
impertinente y casi blasfemo presentar el significado de la Escritura sin el
cuidado debido, como si fuera algún juego que estemos jugando”.
Aún, el
trabajo arduo no lo es sin resultados. Después de todo, es el poder del
Espíritu a través de la Palabra que cambia las vidas de las personas.
Con esto
en mente, Mark Steege dice esto: A
través de nuestra predicación el Señor trata de cambiar las vidas de los
hombres.
Debemos ser evangelistas, para alertar a hombres
sobre su llamado supremo en Cristo.
Debemos ser heraldos, proclamando los mensajes de
Dios para los hombres.
Debemos ser embajadores, llamando a los hombres a
ser reconciliados con Dios.
Debemos ser pastores, alimentando y cuidando de
hombres día a día.
Debemos ser mayordomos de los misterios de Dios,
dándole a los hombres la Palabra correcta para toda necesidad.
Debemos ser testigos, contándoles a los hombres
sobre todo lo que Dios ha hecho para ellos. Debemos ser supervisores,
hombres que insten a vivir sus vidas para Dios.
Debemos ser ministros, preparando a hombres para
ministrar con nosotros a los demás.
Al reflexionar sobre cada una de estas fases de
nuestro trabajo, ¡cuánto énfasis cada uno le da a la importancia del predicar! ¡Qué gran
tarea el Señor nos ha dado!
Prácticamente
hablando, el predicador trata de enfatizar la verdad de la Escritura restándole
importancia a sus propias opiniones porque él se da cuenta de que sólo la
Palabra de Dios verdaderamente puede cambiar los corazones de su audiencia.
Además,
el predicador tiene la intención de ser una vasija pura que el Señor puede
usar, a fin de maximizar la efectividad del mensaje.
Cuando
los predicadores se desaniman por la respuesta o se desalientan por la tarea,
harían bien en recordar el impacto potencial de la Palabra de Dios que puede
tener en las vidas de las personas cuando se proclama fielmente.
Etapa 1, Paso 6: Considere el Pasaje – ¿Cuál texto voy a predicar?
Antes de comenzar a construir el sermón, el
predicador debe determinar que expondrá.
Al predicar versículo por versículo, el expositor
simplemente se traslada a la siguiente sección del libro a través del cual él
predica.
Al predicar tópicamente, el expositor debe decidir cuál
texto o textos proveen la mejor base para examinar el tema a la mano.
En lo que
se refiere a determinar qué predicar después, la exposición versículo por
versículo tiene una ventaja bien definida – el predicador simplemente comienza
donde él lo dejó. Pero ¿cómo sabe un expositor cual libro escoger? Aquí hay
varias sugerencias prácticas (adaptado de Carey Hardy):
1.
Escoja un libro sabiamente. Los
predicadores no deberían comenzar con los libros más difíciles de predicar
(como Ezequiel o Apocalipsis). Es normalmente mejor comenzar con un libro
práctico (como Santiago) o un libro pequeño (como Filipenses).
Los
expositores deberían escoger un libro en el que estén personalmente interesados
y emocionados; uno en el que crean que se ocupe de las necesidades de su
rebaño. En todos estos, continuamente deberían orar por la dirección de Dios.
2.
Estudie el trasfondo del libro. El
expositor debería empezar por leer un comentario breve y general que le
proveerá de la información de trasfondo necesaria del libro. Obras tales como
Nuevo Manual Bíblico Unger, El Comentario del Conocimiento Bíblico (Walvoord y
Zuck, eds.), El Expositor Bíblico (Carl Henry), Reseña Crítica de Una
Introducción al Antiguo Testamento (Gleason Archer) Introducción al Nuevo
Testamento (Donald Guthrie), La Biblia de Estudio MacArthur, y Referencia
Rápida de MacArthur, etc., ayudará el predicador rápidamente a familiarizarse
con el autor del libro, los destinatarios, el tema del libro o el propósito, la
fecha de su escritura, y otro material de trasfondo importante.
3.
Lea todo el libro repetidamente. El
predicador no puede adecuadamente empezar su exposición de un libro de la
Biblia hasta que él primero haya leído el libro (aun varias veces) y haga
observaciones generales del mismo.
El
predicador necesita estar familiarizado con el flujo general del libro y los
temas diversos de los que se ocupa. Saltarse este paso puede conducir a
contradicciones más tarde en la exposición.
El
exponente debería asegurarse de que su interpretación de los temas recurrentes
sea consistente.
Leyendo
todo el libro y familiarizándose con él, permiten al predicador cumplir con el
principio hermenéutico más importante:
El
contexto. Al leer el libro, el predicador se asegura de que él relacionará cada
pasaje con el contexto global del libro.
4.
Decídase por las unidades de enseñanza. Los
expositores deberían planificar a detalle su predicación según las unidades de
enseñanza dadas en el libro escogido. En la mayoría de los casos, esta unidad
es un párrafo (o incluso un capítulo entero). Sin embargo, puede haber algún
debate sobre las pausas del párrafo en algunos casos, el predicador puede
encontrar las divisiones más generalmente aceptadas en el N. T. Griego de la
Sociedad Bíblica de la Biblia.
Las
traducciones inglesas como la NASB pueden notar estas pausas de párrafo por
muchos versículos.
Por
supuesto, el predicador aún no desarrolla su bosquejo del sermón en este punto
durante el proceso. Esto no se puede lograr hasta que él haya estudiado el
pasaje en más detalle.
Los
expositores deben cuidarse de no construir bosquejos y luego imponerlos a la
fuerza en el pasaje.
El
bosquejo real debe ser el resultado de un estudio exegético del pasaje. No
obstante, desde el principio, el predicador debería tener una buena idea de lo
que son las unidades de enseñanza.
Carey
Hardy dice esto: Sus
decisiones al respecto incluso pueden ser influenciadas por su estudio
adicional. Usted también puede
encontrar a través de un estudio adicional que no es necesario hacer al párrafo
entero (o al capítulo) la unidad de enseñanza. En otras palabras, puede haber
algunos párrafos que son tan largos, o que abarcan tantos temas, que las
unidades completas más pequeñas de enseñanza realmente existen en el párrafo,
los cuales por consiguiente pueden tener sus bosquejos completos.
Steven
Lawson sugiere seis formas diferentes para identificar una unidad nueva de
enseñanza:
1. Una
Unidad de Tema (o sea el amor en 1Co.13 o la sabiduría en 1Co.2).
2.
Pregunta Retórica, Ro.6:1
3. La forma
vocativa de Dirección (Col.3:18-4:1)
4. Los
cambios repentinos, es decir, cambio en el estado de ánimo, tiempo, posición,
tema, hablante
5.
Conjunción evidente, es decir, una conjunción, preposición, o un pronombre
relativo
6.
Repetición y Desarrollo, lo que estaba al final del párrafo precedente
5. Escoja comentarios y otros recursos. Después
de leer todo el libro y hacer las observaciones anteriormente citadas y
decisiones, el expositor entonces debería considerar qué han dicho los demás
acerca del mismo pasaje. Esto ayuda a mantener el proceso exegético tan
objetivo como sea posible.
Los
comentarios proveen un recurso sustancioso de información que Dios ha enseñado
otros estudiantes de la Biblia que han trabajado en el texto antes de usted.
¡Úselos!
Con esto
en mente, Carey Hardy sugiere: No es
raro para un expositor consultar de 5 a 10 comentarios. Específicamente, consulte un balance de
respetados comentarios exegéticos, expositivos, y quizás incluso devocionales.
Las obras exegéticas son comentarios críticos que
le ayudan a investigar sobre los aspectos técnicos del lenguaje (los asuntos
léxicos y sintácticos).
Los comentarios Expositivos, además de dar alguna
información exegética, le ayudan a observar el texto desde un punto de vista
homilético.
Los comentarios devocionales pueden ofrecer algunos
pensamientos que le den aplicaciones de la verdad encontradas al pasaje.
La mayoría de los verdaderos expositores escogen lo
que la mayoría de los comentarios utilizan lo que es normalmente exegético en
naturaleza para garantizar que están manejando el texto correctamente (2Ti.2:15). También
pueden recurrir a uno o dos comentarios expositivos que le ayudarán a estimular
observaciones acerca del “flujo” homilético del pasaje.
Un buen recurso para su elección inicial de
comentarios a utilizar es Comentarios para Expositores Bíblicos, por el Dr. Jim
Rosscup (profesor del Seminario El Maestro). Este libro relaciona comentarios de cada una de las tres categorías
principales mencionadas arriba. Usted
encontrará una lista resumida en el comienzo del libro, con comentarios más
detallados acerca de los comentarios al final.
Los comentarios sirven de puntos de investigación
para su propia interpretación.
Si su interpretación es notablemente diferente a
los grandes hombres de Dios que le han precedido, entonces es sabio
reconsiderar sus conclusiones.
Aunque su comprensión ciertamente diferirá a veces
de un comentario particular que usted este usando, sea cuidadoso en cuanto a
una interpretación personal que esté diametralmente opuesta a la mayor parte de
los eruditos respetados.
Esto debería ser un catalizador para fomentar un
estudio adicional.
Simplemente recuerde: No hay nada nuevo bajo el sol.
Este dicho tiene aplicación para el
estudio de la Biblia. Es sabio considerar
pensamientos profundos útiles sobre su pasaje de una colección variada de
fuentes. De hecho, no caiga en
la rutina de leer solo obras de su autor favorito. Ningún individuo tiene todo el entendimiento
profundo sobre la Escritura, y aun el mejor de los maestros de la Biblia puede
estar mal en su interpretación. Así
es que no tema leer aquellos autores que toman posturas opuestas a su
interpretación. Esto puede
estimular sus procesos de pensamiento y así puede proveer un entendimiento
profundo útil que usted previamente no pudo haber considerado. Esto es prudente aun si el resultado final
es que sus propias convicciones han sido confirmadas.
Una vez
que el pasaje ha sido escogido, el expositor está listo para empezar el proceso
de estudio a fondo de la Biblia y la interpretación (exégesis). Teniendo
preparado su corazón y mente para la tarea, se traslada de la etapa de
preparación hacia la etapa de precisión.
Etapa
2: Precisión
Después
de prepararse a sí mismo para el proceso, el predicador está listo para
comenzar a investigar e interpretar el texto. Con esto en mente, William
Barrick identifica un proceso de siete pasos para un método exegético correcto:
1.
Traduzca el texto
2.
Observe el pasaje cuidadosamente
3.
Identifique la gramática y la sintaxis
4.
Examine el contexto
5.
Solucione los problemas interpretativos
6.
Consulte comentarios confiables
7. Evalúe
sus conclusiones
Usando
estos principios como un fundamento, el Constructor de Sermón los ha
reorganizado en las siguientes tres categorías:
1. Examen
– ¿Qué es lo que dice el texto?
2.
Explicación – ¿Qué significa el texto?
3.
Exhortación – ¿Cómo se aplica el texto el día de hoy?
En todo
esto, el predicador debe darse cuenta de la importancia del proceso
interpretativo/exegético. El fracaso a estas alturas garantiza que el sermón
mismo fracasará – porque la Palabra de Dios habrá sido tergiversada. De este
modo, la etapa de precisión probablemente abarcará más tiempo que cualquier
otra parte del proceso de construcción del sermón.
Con
esto en mente, Andrew Bonar dice esto acerca de Robert Murray McCheyne:
Fue su
deseo llegar más cerca al modo primitivo de exponer la Escritura en sus
sermones. Por lo tanto, cuando uno le pregunta si él estaba alguna vez había
temido quedarse corto de sermones algún día, él contestó – “No; soy simplemente
un intérprete de la Escritura en mis sermones; y cuando la Biblia deje de
fluir, entonces lo haré”. Y en el mismo espíritu él cuidadosamente evitó el
modo demasiado común de acomodar textos – sujetando una doctrina en las
palabras, no provocándolo de la conexión obvia del pasaje. Él se esforzó en
predicar la mente del Espíritu en un pasaje; porque temía que actuar de otra
manera sería entristecer al Espíritu que lo había escrito.
La
interpretación era un asunto solemne para él. Y todavía, apegándose
escrupulosamente a este seguro principio, él no se sintió de ningún modo
refrenado de usar, para las necesidades de todos los días, todas las partes del
A. T. tanto como del Nuevo. Su manera de hacerlo fue primero averiguar la
aplicación y el sentido principal, y así también proceder a manejarla para el
uso presente.
Paso 7: Examen – ¿Qué es lo que dice el texto? (Parte 1)
El
contexto
Resumen:
Con un pasaje escogido, el expositor debe establecer el contexto del texto. Al
hacerlo le permite interpretar el pasaje de tal manera que lo deja consistente
con el flujo del argumento inmediato, las proposiciones generales del escritor,
y la enseñanza global de la Escritura.
Dicho de
otra manera, el texto sin su contexto es un pretexto.
Hay
dos tipos principales de contexto que el exégeta debe examinar si él ha de
comprender correctamente el texto.
1.
El Contexto Lógico. Éste es
el contexto del pasaje dentro del texto – su colocación dentro del flujo lógico
de un pasaje, un libro, y aun la Biblia entera. Hay varios círculos de contexto
bíblico/lógico:
a. El Contexto Inmediato: Un
expositor cuidadosamente debe examinar los pasajes que inmediatamente preceden
y siguen al texto bajo investigación. Hacerlo permite al predicador comprender
cómo el texto encaja dentro del flujo de pensamiento del autor. De este modo,
él querrá contestar preguntas como: “¿cómo se relaciona este pasaje con el que
fluye/precede inmediatamente?” O “¿cómo explica aún más este texto o detalla el
argumento o el propósito del escritor como es desarrollado en los capítulos y
versículos circundantes?”
b. El Contexto Intermedio: El
expositor también debe decidir cómo el pasaje dado encaja dentro de todo el
libro. ¿Cuál es el mensaje principal del libro? ¿Cuáles son sus temas
principales? ¿Cómo desarrollan los versículos bajo investigación más allá del
propósito o temas del escritor? Estas preguntas ayudan a permitirle al
expositor discernir el significado pretendido del autor en una sección dada.
c. El Contexto Remoto: Finalmente,
el predicador debe determinar
Cómo esta sección (y aun este libro como un todo)
se relaciona con los otros libros del mismo autor, todo el Testamento en donde
ocurre, y aun toda la revelación progresiva. Ciertamente, la Biblia no se
puede contradecir a sí misma. Entonces,
¿por qué reveló Dios esta sección de la Escritura cuando la hizo? ¿Cómo nos ayudan otros pasajes (de otros
libros de la Biblia) a comprender el significado pretendido del autor en este
pasaje?
2.
El Contexto Histórico. Es
también importante para el exégeta comprender el trasfondo histórico,
geográfico, y cultural en el cual un libro fue escrito. ¿Cuándo escribió
Santiago su epístola para los judíos dispersos en el extranjero? ¿Qué estaban
afrontando sus lectores en aquel entonces? Respondiendo preguntas como estas,
el predicador podrá determinar mejor el significado pretendido del autor. A
este respecto, Walter Kaiser indica: “El sentido histórico es aquel sentido que
es demandado por una consideración cuidadosa del tiempo y las circunstancias en
las cuales el autor escribió Es el significado específico que las palabras de
un autor requieren cuando el trasfondo y el contexto histórico es tomado en
consideración”.
Barrick
da el siguiente ejemplo de preguntas a realizar utilizando a Filipenses 3:7-11:
· ¿Cómo
guarda relación este pasaje con los contextos inmediatamente precedentes y
siguientes?
· Cómo
guarda relación este pasaje con su sección principal relacionada dentro de
Filipenses?
· ¿Cómo
se relaciona este pasaje con toda la epístola a los Filipenses?
· ¿Cómo
guarda relación este pasaje con el texto Paulino?
· ¿Cómo
guarda relación este pasaje con todo el Nuevo Testamento?
· ¿Tiene
este pasaje algunas citas o alusiones al Antiguo Testamento?
· ¿Cuándo
escribió Pablo esta epístola? ¿En qué período de tiempo dentro de su vida y
ministerio?
· ¿Tiene
alguna relación el contexto geográfico, histórico, o cultural de Filipos en
este pasaje?
· La
mención previa de elementos judíos en el trasfondo de Pablo ¿afecta el
vocabulario o los conceptos en este pasaje?
Estableciendo
el trasfondo, el expositor ahora está en condición de investigar los elementos
específicos del pasaje. Pasando por alto el contexto, sin embargo, puede dar
como resultado una lectura errónea y peligrosa del texto. No es de extrañarse,
entonces, que John MacArthur diga: “el Contexto es el principio hermenéutico
más importante. Leyendo y familiarizándose con el libro entero, el expositor
puede relacionar cada pasaje con el contexto global del libro”.
Paso 8: Examen – ¿Qué es lo que dice el texto? (Parte 2)
Traducción,
Observación, e Identificación
Resumen:
Habiendo investigado el contexto
histórico y bíblico, el exegeta profundiza en los detalles del pasaje que está
siendo estudiado.
El
propósito de estos detalles no es simplemente para adquirir información, sino
más bien para averiguar el significado correcto del todo examinando las partes.
Este examen incluye el traducir el texto, haciendo observaciones acerca del
texto, e identificando elementos gramaticales y sintácticos cruciales dentro
del texto.
Con el
contexto en mente, el predicador está ahora en condición de comenzar a examinar
los aspectos específicos del texto bíblico – un examen que incluye: Traducción,
observación, e identificación.
Traducción.
Al aspirar al nivel más alto de
exactitud interpretativa, es importante que el expositor relacione el pasaje en
su forma original – ya sea en hebreo, Arameo, o griego. Mientras que este
proceso será más fácil para aquellos que han sido adiestrados en los lenguajes
originales, numerosas herramientas están disponibles para aquellos con sólo un
poco o ningún entrenamiento especializado (como Biblias interlineales, guías
que analizan gramaticalmente, ciertas Biblias de estudio, y comentarios
útiles).
Al
traducir el texto del original, el expositor busca palabras claves (información
léxica) y frases clave (información sintáctica y gramatical). El traductor
también debería comparar su traducción con una traducción inglesa literal (como
el ESV, NASB, o NKJV en español la LBLA, RVA). Al hacerlo, el exégeta debería
“determinar descubrir la base para cualquier variante textual seguida por la
traducción o sugerencia en los márgenes de la traducción” (Barrick).
Observación.
Habiendo traducido el texto del
lenguaje original, el predicador debería pasar tiempo simplemente haciendo
observaciones acerca del texto. Esto empieza con leer y releer el pasaje hasta
que el exégeta está saturado con su contenido; permite al estudiante de la
Biblia contestar las preguntas: ¿Quién?, ¿Qué?, ¿Dónde?, ¿Cuándo?, ¿Por qué?,
¿Y ¿Cómo? Aquí hay algunos marcadores sugeridos para buscar en el texto:
·
Conectando palabras – “y”, “pero”, “por tanto”, “para,” y otros.
· Los verbos – note el tiempo,
voz, ya sea singular o plural, y asegúrese que usted conozca su significado
· Los patrones en el contexto –
busque formas similares del verbo en el pasaje, como los cinco participios que
se despliegan en Ef.5:19-21
·
Palabras repetidas – note palabras que se repiten dentro de un versículo o
dentro de un contexto.
· Palabras que un escritor dado
tiende a usar – por ejemplo, Mateo es el único escritor de los evangelios que
usa la frase “reino de los cielos”
·
Contrastes.
·
Comparaciones.
·
Mandamientos.
·
Exhortaciones.
·
Artículos definitivos o la falta de ellos.
·
Adjetivos.
· Nota:
Lo que el versículo no dice también puede ser importante.
Observando
lo que el texto mismo dice, el predicador tiene una base objetiva sobre que
declarara de las verdades de la Palabra de Dios – en vez de simplemente
subjetivamente afirmar: “esto es lo que tal y cual me quiere decir a mí”.
Identificación.
Después de hacer observaciones
generales referente a la estructura y al flujo del pasaje, el exégeta debe
identificar palabras claves y frases dentro del pasaje – explicando sus
relaciones léxicas y sintácticas del uno para con el otro. Puesto que Dios
eligió comunicarse usando lenguaje humano, el predicador puede comprender mejor
el significado de un pasaje identificando las palabras claves y las frases en
ello.
Dr.
Barrick provee siete aspectos de este paso durante el proceso:
1. Pregunte: “¿A que se relaciona
cada palabra, frase, cláusula, frase, y párrafo? ¿En qué manera? ¿Con que
propósito?”
2. Pregunte: “¿Dónde está la
prominencia o el énfasis?” Ponga atención al orden de palabras y al uso de
palabras acentuadas.
3. Determine qué idiomas son utilizados
en el pasaje.
4. Determine la forma literaria
(el género) del pasaje. ¿Es texto narrativo, de poesía, de profecía, o de
alguna otra cosa?
5. Determine qué fuentes
literarias (quiasma, repetición, inclusión, asonancia, paralelismo, etc.) se
usan en el texto.
6. Realice un estudio de palabra
para cada palabra clave en el texto. Recuerde que muchas palabras no tienen una
gran “pepita de oro” de verdad exposicional fuera de su uso dentro de la
proposición y el contexto del pasaje.
7. Indique el argumento y/o el
desarrollo del tema concisamente y en sus propias palabras.
Paso 9: Explicación – ¿Qué significa el texto?
Consulte,
Resuelva, y Evalúe
Resumen:
Habiendo identificado las
palabras claves y las construcciones gramaticales dentro del pasaje, el exégeta
debe solucionar cualquiera dificultad interpretativa restante en el texto. Este
proceso implica la consulta de comentarios diversos (y otros recursos),
listando todas las posibles interpretaciones de la palabra dada o frase (junto
con el apoyo exegético para cada interpretación), y luego escogiendo la
solución preferida.
Una vez
que este proceso esté completo, y el exégeta crea que él tiene una comprensión
a fondo de cada parte del pasaje, él deberá resumir y evaluar sus conclusiones.
Durante
la observación, el exégeta ha identificado palabras claves y frases dentro del
texto – los elementos léxicos y sintácticos que él cree son cruciales para
determinar el significado del pasaje. Averiguar la importancia de cada uno de
estos elementos (con relación al significado del pasaje), es la esencia de la
explicación. En términos generales, el significado se aclarará durante la etapa
de observación: Al ser identificados los términos cruciales y las estructuras y
cuando las preguntas sean hechas y sean contestadas.
Por
supuesto, numerosas preguntas pueden quedar después de que el paso de
observación sea completado. El exégeta puede haber identificado numerosas pistas,
pero todavía puede tener curiosidad en lo que se refiere a su significado o su
importancia. En este punto, el estudiante de la Biblia debe consultar, debe
resolver, y debe evaluar.
Consulte.
Con observaciones y preguntas
hechas, el exégeta ahora deberá recurrir a las muchas herramientas útiles
disponibles para él. Estos incluyen comentarios, lexicos, diccionarios de la
Biblia, enciclopedias de la Biblia, y concordancias. En este proceso pueden
surgir nuevas observaciones, y la mayor parte de las preguntas iniciales del
exégeta deberían ser contestadas. Claro, el intérprete debería enfatizar la
investigación en comentarios conservadores lo más posible, al darse cuenta de
que teológicamente los comentarios liberales pueden ofrecer una buena cantidad
de material sano acerca del lenguaje original y su uso.
Resuelva.
Cuando una pregunta en el texto
es contestada de manera diferente por dos comentaristas diferentes (de manera
que las dos interpretaciones no puedan ser ambas correctas), el exégeta ha de
determinar cuál interpretación es más conveniente para el pasaje. Comprendiendo
incluso que aun los buenos comentaristas no siempre están de acuerdo, el
estudiante de la Biblia debería enlistar todas las soluciones potenciales para
cada problema interpretativo importante (junto con los argumentos exegéticos
ambos tanto en favor como en contra de cada solución potencial). Analizando el
soporte exegético para cada solución (al mismo tiempo con mucha oración), el
exégeta debe escoger la solución que él crea que mejor encaje en la evidencia
en el pasaje (léxicamente, sintácticamente, y contextualmente).
Resuma
y Evalúe. Con sus preguntas contestadas y el significado del
pasaje comprendido, el exégeta deberá resumir sus conclusiones tan concisamente
como sea posible. Esta frase resumen (o párrafo) proveerá la base para la
proposición de su sermón. (Las proposiciones son discutidas en el paso 11.) En
este momento, el expositor también deberá revisar sus observaciones y las
conclusiones sacadas de esas observaciones. Habiendo consultado otros recursos,
él puede necesitar cambiar o refinar algunos de sus suposiciones iniciales.
Barrick agrega este comentario útil: “Reconozca cualquier incertidumbre,
ambigüedad, falta de conocimiento, y / o la necesidad de información adicional.
Bosqueje un método para dirigir una investigación adicional”.
Paso 10: Exhortación – ¿Cómo se aplica el texto el día de hoy?
El
resumen: Después de identificar los
elementos claves dentro del pasaje (observación) y determinar lo que quiere
decir (explicación), el exégeta también debe averiguar su importancia para la
vida del cristiano (aplicación). Haciendo así, el predicador deberá empezar por
reconocer la aplicación pretendida para la audiencia original antes de
identificar los principios que se aplican a los cristianos de hoy.
La
exégesis, con el objeto de predicar, no se detiene con simplemente comprender
el texto (tanto en sus detalles y en su significado). Después de todo, el
propósito de la exégesis no es meramente inundar a la congregación de datos,
sino más bien para llevar la verdad absoluta sobre sus vidas. De este modo,
exponer correctamente a la audiencia de uno a la Palabra incluye tanto una
explicación de lo que significa el texto como también una explicación de cómo
debería afectar el texto a las personas.
John
MacArthur da instrucción práctica a este respecto:
Después de la observación y la interpretación viene
aplicación. El estudio de la Biblia no está completo hasta que la verdad
descubierta sea aplicada a situaciones de la vida.
La aplicación contesta la pregunta: “¿Cómo
determinada verdad se relaciona conmigo?”
Las siguientes preguntas ayudarán a aplicar las
verdades descubiertas en el estudio de la Biblia:
1. ¿Hay
ejemplos a seguir?
2. ¿Hay
mandatos que obedecer?
3. ¿Hay
errores que evitar?
4. ¿Hay
pecados que abandonar?
5. ¿Hay
promesas que reclamar?
6. ¿Hay
pensamientos nuevos acerca de Dios?
7. ¿Hay
principios de acuerdo a los cuales hay que vivir?
Las
habilidades excelentes de estudio de la Biblia son el fundamento en el cual los
buenos sermones expositivos se forjan. El predicador expositivo es, por
definición, un estudiante experto de la Biblia. Él interpreta la Escritura con
exactitud, aplica sus verdades en su propia vida, y luego las proclama para su
congregación.
Etapa
3: Producción
Habiendo
estudiado atentamente el texto, y habiendo tenido averiguado su significado, el
expositor ahora debe tratar de organizar la información de tal manera en lo que
se refiere a explicar eficazmente la verdad absoluta para su audiencia.
Usando
los ladrillos y el mortero de la exégesis, el expositor trabaja duramente para
construir un sermón que ejerce el peso lleno del pasaje sobre las vidas de su
congregación.
Con el
fundamento exegético establecido, el proceso de construcción del sermón
requiere al menos tres elementos:
· El
armazón – la proposición y bosquejo
· El
flujo – señala el desarrollo y las transiciones lógicas
· Los
Toques Finales – la introducción y la conclusión
Referente
a la importancia de esta etapa en el proceso de construcción del sermón, John
MacArthur dice:
Predicar un mensaje expositivo consiste mucho más
que estar en el púlpito y revisar los puntos importantes, los detalles, y los
componentes descubiertos a través de la investigación. Ni un
estudio de palabra ni un comentario directo sobre un pasaje es, en sí, un
sermón expositivo. . .. La
tarea del predicador expositivo es tomar el montón de datos sin procesar del
texto y llenar la brecha entre la exégesis y la exposición.
Paso
11: El Armazón (Parte 1)
Creando
la Proposición
Resumen:
Un sermón expositivo efectivo
comienza con una proposición concisa y (o declaración de la tesis) textualmente
conducida. Esta proposición debería reflejar la idea central del pasaje, y
debería convertirse en el tema central del sermón. Es la declaración o la frase
orientadora alrededor de la cual el sermón es esbozado y desarrollado.
Una buena
proposición empieza por identificar la idea central del pasaje que está siendo
predicada. Algunas veces esta idea central viene de una declaración sola en el
pasaje, o algunas veces de un contexto amplio. Enfocando la atención en esta
idea central, el exponente asegura que su mensaje no perderá el punto central
pretendido por el autor.
De
esta manera, Donald McDougall escribe:
Nuestra tarea no es crear nuestro mensaje; Es más
bien para comunicar el mensaje del autor.
Nuestra tarea no es crear un tema central; más bien
debe:
1. descubrir el tema central del autor.
2. crear un mensaje alrededor de ese tema, y,
3. hacer de ese tema la parte central de todo lo
que tenemos que decir.
Una vez
que la idea central del pasaje ha sido determinada, el expositor está listo
para desarrollar su proposición homilética (predicación).
Habiendo
averiguado la idea clave del argumento del autor, el expositor ahora compone
una frase integral que refleje el tema o la idea principal del texto como el
expositor tiene la intención de darlo. La proposición homilética es ligeramente
diferente a la idea central del pasaje porque tiene en mente a la audiencia del
predicador (mientras que el texto original no hace).
John
MacArthur dice esto acerca de la importancia de una proposición homilética:
Los expositores son unánimes en la necesidad de
cada sermón de incluir una proposición o una idea principal. Ante
todo, asegúrese de que cada mensaje expositivo tiene un solo tema sea evidente
a fin de que su congregación sepa exactamente lo que usted está diciendo, cómo
usted lo ha respaldado, y cómo es aplicable a sus vidas.
La cosa que mata a las personas en lo que algunas
veces es llamado predicación expositiva es vagar al azar a través de un pasaje.
De este
modo la proposición homilética debería reflejar tanto el propósito del texto
como el propósito del sermón.
Carey
Hardy da los siguientes consejos prácticos para crear una proposición.
· La proposición es una sola
frase que funciona como la bisagra entre la introducción y el cuerpo de un
mensaje.
· La
proposición es una declaración del objetivo del sermón.
· No es
una reafirmación del título.
· Dirige
la atención al cuerpo.
· Es una
oración simple indicando el tema para ser amplificado, explicado, o demostrado.
· El tema es el tema global (por ejemplo,
la fe) . . . La proposición limita el tema, le da la meta al tema (por ejemplo,
tres aspectos de fe).
· En lo que se refiere a la
organización real del sermón, la declaración de la proposición es la
característica más importante.
· La
proposición puede ser expresada en más que una forma:
Declaración
– En este pasaje examinaremos cuatro características de un hombre de
integridad que nos ayudará a comprender lo que quiere decir ser un hombre
conforme al corazón de Dios.
Pregunta – ¿Cuáles
son algunas razones para confiar en Dios cuando usted está en el centro de una
prueba?
Exhortación – Al
estudiar este pasaje, comprométase a seguir estos cuatro pasos para resolver el
conflicto en su matrimonio:
Exclamación – ¡Qué
alegría es contemplar las tres pruebas de la soberanía de Dios que encontramos
en este pasaje!
· La
proposición debería ser expresada tan concisamente y claramente como sea
posible.
· La proposición contiene una
“palabra clave”…un sustantivo plural…por ejemplo, 4 razones, 3 hechos, 6
ingredientes, 3 elementos, etc.
· La
palabra clave es siempre un sustantivo plural que caracteriza los puntos
principales.
Paso 12: El Armazón (Parte 2)
Construyendo
Un Bosquejo
Resumen:
Después de determinar una
declaración proposicional apropiada, el expositor debería construir un bosquejo
que apoye y amplíe esa proposición. Estos puntos deberían reflejar la
estructura y el énfasis del pasaje, y por consiguiente deberían apoyar
naturalmente al argumento principal del pasaje. La información exegética
entonces será más tarde añadida a este bosquejo.
Con la
proposición en mano, el expositor ahora debe construir un bosquejo que refleje
la estructura del pasaje que está siendo predicado. Puesto que la proposición
centra el bosquejo sobre la idea central del texto, (si correctamente refleja
el pasaje) se apoyará y se expandirá sobre la proposición naturalmente. El
bosquejo homilético debería ser fácil de entender y fácil de recordar. Después
de todo, su propósito es primordialmente para ayudar al oyente a seguir el
flujo lógico del pasaje.
Un
buen bosquejo claro le proveerá varias ventajas bien definidas al predicador
expositivo:
1) permitirá que tanto el
predicador como la audiencia sepan exactamente hacia dónde se dirige el
mensaje.
2) eso ayudará a asegurar que el
predicador enseñe el mensaje del texto y no sus propias ideas y,
3) permitirá que los oyentes
comprendan, recuerden, y apliquen mejor el sermón.
Con esto en mente, cada punto de un bosquejo
efectivo de sermón deberá coordinarse con la proposición, deberá ser paralelo
con los otros puntos del bosquejo, fluirá directamente del texto, y debería ser
fácil de entender y de recordar.
Carey
Hardy proporciona los siguientes recordatorios útiles al construir un bosquejo:
· Hay más
que un solo bosquejo homilético posible.
· El
bosquejo debería reflejar un análisis sintáctico.
· El
expositor nunca debería imponer un bosquejo a la fuerza en un texto.
· Cada
punto central debería servir para un propósito específico – para cumplir con la
proposición.
·
Hay tres tipos primarios de puntos principales:
Marcadores del texto, ejemplos:
1. La
Esencia Básica de la Depravación
2. La Extensión
Generalizada de la Depravación
3. El Fin
Aleccionador de la Depravación
4. La
Necesidad única del Amor Cristiano
5. El
Carácter Distintivo del Amor Cristiano
6. La
Prueba Aleccionadora del Amor Cristiano
Declaraciones, Pregunta, Ejemplos:
1. La oración
es Exhaustiva
2. La
oración es Demandada
3. La
oración es Efectiva
4. ¿Qué
es lo que Dios Espera que usted haga?
5. ¿A
Dónde Espera Dios que Usted vaya?
6. ¿Por
qué espera Dios que usted Obedezca?
Instrucciones, Ejemplos:
1.
Comprenda el proceso de Dios
2. Acepte
la Voluntad de Dios
3.
Dependa de la Fortaleza de Dios
4. Imite
el amor de Dios
5. Sea
Genuino
6. Sea
Sacrificado
7. Sea
Diligente
·
El
predicador debe ser cuidadoso de que los puntos del bosquejo no sean demasiado
complicados y que los puntos principales sean claros.
·
Deberá
tratar de mantener los puntos iguales siempre que sea posible.
·
Cualesquier
puntos subordinados deberían guardar relación con el punto central.
·
Demasiados
sub puntos son difíciles.
Paso 13: El Flujo (Parte 1)
Desarrollando
los Puntos
Resumen:
Con un bosquejo diseñado, el
expositor debe desarrollar cada punto en una manera que sea lógica y precisa al
pasaje bíblico. Tal desarrollo usualmente requiere cinco elementos: 1)
observación, 2) explicación, 3) argumentación, 4) aplicación, 5) ilustración.
Desarrollando
cada punto de esta manera, el expositor comienza con el texto bíblico como su
autoridad, y termina explicando y aplicando la verdad absoluta a su audiencia.
Habiendo
identificado cuáles serán sus puntos, el predicador no puede simplemente
detenerse sin añadirle la carne a los huesos. Hay al menos cinco partes claves
de este proceso para el desarrollo (adaptado de Tom Pennington). Los primeros
dos de estos elementos han sido combinados porque fueron detallados en la
sección de “exégesis” del Constructor de Sermón.
La
Observación y la Explicación. Con cada
punto de su bosquejo, el expositor debe empezar por señalar y explicar la
información exegética pertinente – los datos que él recabó durante su estudio.
Haciendo esto, él le dice a su audiencia tanto lo que el texto dice como lo que
quiere decir. Ésta es la carne del sermón, el fundamento sobre el cual el
bosquejo es desarrollado. Si el expositor debe dar marcha cualquiera de los
pasos del proceso de construcción del sermón, esto no debe ser momento.
La
argumentación. El propósito de la argumentación
es decirle a la audiencia por qué deberían creer la interpretación que están
recibiendo del predicador – “para convencer al oyente que su interpretación se
conforma el resto de la Escritura y deberían aceptarla como la verdad”
(Pennington).
Las
herramientas que el expositor utilice para apoyar sus afirmaciones
primordialmente deberían constar de pasajes paralelos de la Escritura y otras
referencias cruzadas que apoyen el punto que se esté estableciendo. Las
herramientas secundarias podrían incluir comentarios, teologías sistemáticas,
historia de la iglesia, y aun deducciones lógicas.
La
ilustración. El flujo del sermón consiste no
sólo en transiciones suaves, sino que también en ilustraciones pertinentes –
los retratos hablados y las anécdotas que le ayuden a la audiencia a entender
mejor la verdad que está siendo dada. Las ilustraciones proveen un descanso
mental para la audiencia, por consiguiente, auxilian tanto en su atención como
en comprensión.
Mientras
que la premisa o principio básico de cualquier sermón seguramente no debería
ser historias, las ilustraciones no obstante sirven para un papel secundario
importante. De hecho, las ejemplificaciones funcionan en diferentes formas. Por
ejemplo, ayudan a hacer de la verdad interesante y concreta, así como también
memorable. Ayudan a la audiencia a guardar relación a lo que de otra manera
podría ser aparentemente conceptos abstractos. Al clarificar, humanizar, o
enfatizar ciertos conceptos, las ilustraciones proveen al expositor de una
herramienta comunicativa poderosa.
Con esto
en mente, John Broadus escribió:
Las buenas ilustraciones son más fáciles de
recordarse que los dichos brillantes del argumento. No es una
experiencia rara en los predicadores encontrarse con que sus frases más finas y
la mayoría de las observaciones profundas fácilmente se borran de la memoria,
mientras alguna anécdota aparentemente trivial o una ilustración permanecen.
Si estos pueden ser hechos tan
apropiados como necesariamente para recordar el argumento o línea de
pensamiento, tanto mejor.
Las
ilustraciones mismas incluyen todo desde imágenes verbales y alusiones
históricas hasta anécdotas y experiencias personales. Pueden ser encontrados en
la Biblia misma, de la observación de todos los días, en periódicos y libros, y
aun de la imaginación del expositor.
Las
ilustraciones son ventanas dentro del sermón, dejando a los oyentes visualizar
lo que oyen. Ayudan a que la audiencia a vea lo que el orador está diciendo.
He
aquí algunos consejos prácticos para usar ilustraciones:
1. Una
ilustración debería ilustrar un punto, no sólo debería ser una historia
aleatoria.
2. Una
ilustración debería dirigir la atención a la idea detrás de ella, no hacia sí
misma.
3. Una
ilustración debe tener sentido si ha de ser efectiva.
4. Una
ilustración debería ser convincente, aun si la situación es imaginaria.
5. Una
ilustración debería ser interesante, no aburrida u abusar.
Tom
Pennington enlista varios malos usos y escollos de las de ilustraciones.
Malos
usos:
1.
Manipular las emociones de los oyentes
2.
Conmocionar al oyente
3.
Relatar una historia interesante aún cuando no tiene nada que ver con el punto
del sermón
4. Para
rellenar un mensaje pobremente preparado
5.
Simplemente para hace reír
Escollos:
1.
Incluir demasiados
2.
Incluir hechos inexactos
3.
Anunciar que una ilustración viene (en vez de simplemente empezar la
ilustración)
La
Aplicación. Finalmente, cada punto del sermón debería ser aplicado a la
audiencia, queriendo decir que el predicador debería decir a sus oyentes qué
hacer con la verdad que han escuchado. Después de todo, Dios pretende que la
enseñanza de Su Palabra sea aplicada (Ro.4:23-24; 15:4; 1 Co.9:9-10; 10:6, 11).
Pennington
da los siguientes consejos prácticos para aplicarle los puntos de un sermón:
La definición de la aplicación (de John Broadus):
· Enfocando las afirmaciones de
la verdad – la aplicación correcta, en la cual uno muestra al oyente como las
verdades de un sermón se aplican a él.
· Sugiriendo formas y medios – la
conclusión del mensaje en Sal.119; la conclusión de 1Co.12; – sugerencias prácticas con respecto al mejor
modo y la medios para realizar el deber urgido.
· Persuadiendo a la respuesta
vital – la persuasión en el sentido de súplica moral y espiritual para la
respuesta correcta.
Los principios orientadores de la aplicación:
1. Debería
fluir del propósito del autor.
2.
Debería ser apropiado para la audiencia.
3.
Debería estar colocado en el mensaje donde mejor sea apropiado para el texto.
Las fuentes para la aplicación:
1. Aclare
la aplicación en el texto mismo.
2. Sus
propias experiencias espirituales (1Co.10:13).
3. La
observación de su audiencia.
4. La
observación de la cultura.
5. Los
comentarios y otros recursos.
Paso 14: El Flujo (Parte 2)
Estudiar
las Transiciones
Resumen:
Con los puntos del bosquejo
desarrollado, el expositor, al menos, debería pensar detenidamente cómo
efectuará una transición de un punto a otro. Las tangentes aleatorias, una
falta de paralelismo entre los puntos, y las ilustraciones que no tienen
aplicación lastimarán el flujo lógico del mensaje. Pensar detenidamente en las
transiciones con anticipación minimizará las distracciones innecesarias durante
la entrega del sermón.
Si el
bosquejo es la estructura, y la investigación provee las tablas, entonces las
transiciones son los clavos. Pegan todo. Sin buenas transiciones el sermón
sonará como a una conglomeración agitada de ideas inconexas, y la audiencia se
encontrará perdida y confundida mientras se preguntan: “¿De dónde vino eso?”
Con
respecto a la importancia de las transiciones suaves, John Broadus escribió:
La transición puede ser formalmente definida como
tanto el acto y el medio de moverse de una parte del sermón hacia otra, de una
división hacia otra, y de una idea hacia otra. Las transiciones son para los
sermones lo que las coyunturas son para los huesos del cuerpo. Son los puentes del discurso y por ellos las
maniobras del predicador de punto por punto.
Aquí
hay algunos consejos útiles para recordar cuándo pensamos detenidamente en las
transiciones de un sermón:
· Asegúrese
de que los puntos de su bosquejo son paralelos. Si no lo son, será
difícil de efectuar una transición entre ellos de una manera clara.
· Sea
creativo en la manera en que usted efectúa una transición. No diga
repentinamente: “punto 2” e inicie un pensamiento nuevo. Más bien, las buenas
transiciones son claras, en lo referente a que un punto nuevo está claramente
siendo discutido y evidentemente sutil, en lo referente a que no son
desagradables para la audiencia.
· Asegúrese
de que la transición retroceda en círculo a atraer a alguien en la audiencia que
pudo haberse distraído y pudo haber perdido el flujo de pensamiento durante el
último punto.
· Asegúrese
de que su transición se relacione de manera lógica a todo su discurso. (Si
usted inicia un punto central nuevo, debería relacionarse de vuelta con su
tesis de manera lógica. Si usted está comenzando un sub-punto nuevo,
lógicamente debería relacionarse con el punto central de manera lógica en el
cual está.)
Paso 15: Los Toques Finales
Escribiendo
la Introducción y la Conclusión
Resumen: Sólo después de que el cuerpo del mensaje haya
sido completado el expositor está en condición de componer su introducción y su
conclusión. La razón de porque hasta que él termine el cuerpo de su sermón, él
no sabe correctamente lo que él estará introduciendo o concluyendo.
El paso
final en el proceso de construcción del sermón es la adición de una
introducción y una conclusión. Con el cuerpo del mensaje terminado, el
expositor está ahora en condición de escribir tanto una conclusión como una
introducción apropiada para su sermón.
La
Introducción. En su nivel más básico, la
introducción debería hacer al menos dos cosas.
Primero,
debería asegurar el interés de la audiencia con respecto al tema que esté
tratando. A través de una ilustración interesante, estadística, o algún otro
medio, la introducción del expositor debería convencer a su audiencia de que el
resto de su mensaje es digno de escuchar.
En
segundo lugar, debería presentar un plan hacia dónde el mensaje se dirige.
Usualmente, esto es algo tan simple como indicar la proposición, aunque puede
incluir una visión general del bosquejo entero.
Tom
Pennington da varios consejos útiles para las introducciones:
· Debe
ser diseñado para lograr tres cosas:
Capte la atención del oyente y obtenga su
interés – pero evite el sensacionalismo
Cree una necesidad; ¿Por qué le debería
escuchar?
Introduzca el tema del pasaje y el cuerpo del
sermón
· Debería
hacer una impresión dominante a través de un foco estrecho en un solo tema.
· Si es
una serie, la introducción debería hacer la conexión con mensajes previos.
· Se sacó de: Las situaciones y
las experiencias de la vida, los trasfondos históricos, las biografías, los
hechos noticiosos, las citas, las referencias de literatura, geografía,
cultura, costumbres, materiales de trasfondo, anécdotas, incidentes
humorísticos, declaraciones sorprendentes.
· Es importante hacer una
transición suave para la proposición…y la proposición necesita ser determinada
con precisión.
· La
introducción debería terminar con la proposición y la frase de transición.
· Debería ser de una longitud
apropiada – tan resumido como sea posible….tan largo como sea necesario.
· En la mayoría de los casos, es
mejor redactar la introducción (pero trate de no simplemente leer la
introducción).
La
Conclusión. En contra de lo que algunos
puedan pensar, la conclusión debería ser el clímax del sermón (y no simplemente
una declaración resumida etiquetada agregada hasta el fin). Mientras que
ciertamente incluye un resumen total del mensaje, también debería incluir una
llamado a poner en acción – recordándole a la audiencia que, basado en el peso
de la evidencia en el sermón, cierta aplicación es requerida. ¿En otras
palabras, la conclusión debería proveer a la audiencia de un final y
culminante, “¿y ahora qué?”
Aquí
hay algunos consejos útiles para una conclusión apropiada:
Nunca debería ser espontánea, sino siempre
cuidadosamente preparada.
Debería ser un final natural para el sermón,
no un alto abrupto.
Debería ser personal en su meta – la meta es
alcanzarle e impactarle a cada uno y a todo individuo de la audiencia.
El llamado a la acción debería ser el clímax
del sermón.
La conclusión no debería salir a la luz, no
sea que los oyentes no dejen de escuchar la conclusión completa.
Normalmente debería incluir una súplica para
que los incrédulos se arrepientan.
Debería ser una súplica evidente, enérgica, y
natural del predicador hacia su congregación, emergiendo de y basándose del
cuerpo de su sermón.
El predicador siempre debería intentar tener
la última línea de su conclusión escrita (a fin de evitar innecesario
desvarío).
Etapa
4: La Presentación
Consejos Prácticos para la Entrega del Sermón
El
resumen: Con el estudio completado y el
sermón construido, el expositor está todavía sin acabar con su tarea. Permanece
otro aspecto crucial para el sermón para completar el proceso de construcción –
a saber, la entrega. Al comunicarse eficazmente, al menos siete cosas
esenciales deberían ser consideradas: La preparación, la perspicuidad, el
equilibrio, la proyección, ayudas visuales, los parámetros, y la pasión.
El
sermón no está realmente terminado hasta que sea entregado. Ciertamente, la presentación no es el paso más
importante durante el proceso. Si la exégesis es incorrecta o la exposición
pobremente elaborada, la presentación fracasará. Aún, al mismo tiempo, el
expositor constantemente debe tratar de ser un comunicador excelente – no con
el objeto de asombrar a las personas con su habilidad, sino más bien que la
verdad de la Palabra de Dios pueda ser claramente expresada al pueblo de Dios.
Para
comunicarse eficazmente, hay varios aspectos de entrega que deberían ser
considerados.
La
preparación. Habiendo estudiado correctamente
para su sermón, el predicador también debe afirmar su mensaje con oración, debe
asegurarse para iniciar el proceso lo suficientemente temprano para no sentirse
apresurado, asegúrese de obtener un buen descanso la noche anterior, y revisar
sus notas de antemano a fin de sentirse cómodo con ellas al predicar.
Preparándose correctamente (mentalmente, físicamente, y espiritualmente), el
expositor estará mucho más en condición de comunicarse eficazmente.
La
perspicuidad. La claridad de pensamiento y
palabra es la parte más importante de la entrega – expresando la verdad de la
Palabra de Dios en una manera en que la audiencia pueda comprender. Esto, claro
está, fluyen de tener un buen bosquejo y las buenas transiciones. Sin embargo,
el expositor también debería conocer a su audiencia: Usando un lenguaje con el
cual les sea familiares e ilustraciones con las cuales puedan tener relación.
El orador
también debería hablar en voz alta y claramente. Él no debería temer o
distraerse por el micrófono. Y él debería adiestrarse a evitar errores verbales
comunes, como utilizar la palabra “mm,” apresurar su discurso, o hablar entre
dientes.
El
equilibrio. El predicador debe presentarse
decentemente y con dignidad, no en una manera envanecida o arrogante, sino en
una manera tal que ni su oficio o el mensaje sea trivializado o desdeñado en su
relato.
Su
postura debería ser correcta y su contacto visual directo. Su entrega debería
hacerse con confianza y convicción, siendo dada en una manera organizada y
natural. Además, el expositor debería abstenerse de degradar o exaltarse por sí
mismo, ya sea a través de sus palabras, sus acciones, o su vestir (la ropa
debería estar limpia, y apropiada para la ocasión).
El
mensaje mismo es lo que es importante. Con un equilibrio correcto, el mensaje
es comunicado eficazmente sin el excesivo enfoque colocado en el mensajero.
La
proyección. La predicación debería ser
natural – en lo referente a que no sea falsa o forzada, sino más bien una
ampliación de estilo normal de comunicación del orador. Sin embargo, cada parte
del mensaje (como la intensidad, el volumen, la expresión facial, y los
movimientos de la mano) debe ser ampliado (especialmente para audiencias
grandes) a fin de que cada individuo en la congregación reciba el mensaje.
Ayudas
visuales. En algunas ocasiones, es
apropiado para el expositor utilizar ciertas ayudas visuales para auxiliar en
la comunicación de su mensaje. Esto puede ser algo tan simple como o una
proyección de PowerPoint del bosquejo. Cualquier ayuda visual, por muy simple o
complicada que sea, el expositor debe asegurarse de que está en su lugar y en
condiciones antes de que él comience su mensaje. Nada es más divertido o
bochornoso que una ayuda visual que deja de funcionar.
Los
parámetros. Dependiendo donde y cuando el
sermón sea dado, el expositor se adapta dentro de los parámetros de cualquier
situación en particular. Tales límites incluyen cuánto lenguaje corporal y
expresión usará, qué tan largo será el sermón que dará, las palabras que él
elegirá decir, etcétera. Por ejemplo, los chistes pueden ser apropiados para
introducir un mensaje a la juventud en una noche de miércoles, pero no serían
apropiados durante un discurso en un funeral. Los expositores que saben los
límites de cada situación podrán maximizar su comunicación dentro de esa esfera
dada.
La
pasión. El expositor debe predicar
apasionadamente si él espera que su congregación responda apasionadamente.
Después de todo, si el predicador mismo no puede entusiasmarse acerca de lo que
él ha estado estudiando, por qué las personas deberían entusiasmarse acerca de
eso. En cuanto que su mensaje exactamente refleje las Escrituras, el expositor
puede estar confiado de que su mensaje conlleva la autoridad de Dios. Así,
habiéndolo aplicado a sí mismo, él puede aplicarlo a los demás con la verdad
que ya ha impactado su propia vida.
En cada
una de estas áreas, es importante que el expositor continuamente evalúe sus
técnicas de comunicación – siempre tratando de mejorar para la gloria de Dios y
la claridad del mensaje.
Después
de predicar, el expositor también debe proteger su corazón – siempre
esforzándose por mejorar en su efectividad, siempre huyendo del pecado de
orgullo, y siempre dejando al Espíritu Santo cumplir con su trabajo. Amén.
Bibliografía
Fuentes
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Traducido por Armando Valdez